SOCIEDAD › ENTRE LA ESTIGMATIZACION Y LA INVISIBILIDAD

Ser joven en América latina

 Por Mariana Carbajal

Desde Panamá

Nunca el mundo tuvo tal cantidad de jóvenes como en la actualidad. Pero tampoco nunca estuvieron tan separados del poder real y de la toma de decisiones. Es tan brutal la despreocupación que hay por la población a partir de los 12 años que la inversión que los países realizan en la infancia, que no es menor, se pierde. Así, con estas reflexiones, abrió el chileno Eugenio Ravinet, secretario general de la Organización Iberoamericana para la Juventud, el III Encuentro Iberoamericano de Periodistas “Juventud y medios de comunicación”, que reunió a una veintena de comunicadores de América latina y la Península Ibérica en la ciudad de Panamá, durante tres días, para debatir sobre el tratamiento mediático de un grupo etario que suele pasar en la prensa y en las pantallas de teve de la invisibilidad a la estigmatización, casi sin escalas.

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En Iberoamérica hay 150 millones de personas de 14 a 29 años, 105 millones viven en Latinoamérica. La exclusión y el desempleo juvenil, el embarazo adolescente, programas educativos alejados de los intereses del mercado laboral y la ausencia de las preocupaciones de los jóvenes en las agendas políticas gubernamentales son denominadores comunes para la región, enumeró la hondureña Marcela Suazo, directora del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) para América Latina y el Caribe. “¿Cuál es el espacio que le estamos dando a los jóvenes? Después de haber invertido en infancia, la migración”, se contestó Suazo.

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El III Encuentro... fue organizado por la OIJ, Unfpa, la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), creada por el escritor Gabriel García Márquez, y el Ministerio de Desarrollo local y contó con la participación de más de una veintena de comunicadores y periodistas de América latina y la Península Ibérica, que reflexionaron sobre la presencia (y la ausencia) de los jóvenes en la prensa y los medios audivisuales. Tuvo lugar en la República de Panamá, un país gobernado desde mediados de 2009 por el empresario multimillonario Ricardo Martinelli. Defensor del libre mercado y particularmente de los tratados de libre comercio con Estados Unidos, Martinelli es dueño de una de las más grandes cadenas de supermercados de su país. En 1998 fundó su propio partido, Cambio Democrático. Ganó las elecciones el 3 de mayo último, con casi el 60 por ciento de los votos. Como en cualquier ciudad latinoamericana, las desigualdades se ven fácilmente por las calles de la capital: edificios de departamentos degradados, donde se apiñan familias pobres y la ropa colorida se seca colgada por los balcones, que recuerdan los monoblocks del barrio Fuerte Apache, conviven a pocos minutos de distancia con torres altísimas, en plena construcción, que parecen flotar sobre las aguas verdes del Pacífico, y nos transportan a Manhattan. Los contrastes se replican: en el casco viejo de la ciudad, el metro cuadrado trepó en el último año de 100 a 400 dólares por la llegada de extranjeros ávidos de negocios –muchos norteamericanos–, que están comprando viviendas antiguas recicladas y se ha convertido en uno de los barrios más apetecibles de la pequeña urbe. Pero los conventillos y casas tomadas son abundantes. Sólo cuatro de cada diez jóvenes en el país concurre a la escuela. En un país de alrededor de tres millones de habitantes, cerca de 200 mil jóvenes –de un total de 900 mil– no estudia ni trabaja, contó durante el III Encuentro Ela Uribe, una técnica, planificadora de la Oficina de Desarrollo Social Seguro de Panamá. En su territorio, dijo Uribe, hay más de 65 pandillas juveniles. “Es muy duro trabajar con los chicos de las pandillas”, empezó su intervención. “Se mueren de verdad, se matan entre ellos. Son los primeros consumidores de drogas. Pero detrás de ellos hay negocios como el tráfico de armas. Me gustaría que los medios de comunicación, en vez de sacar provecho de estos jóvenes, investigaran quiénes hacen negocios con ellos y profundizaran los motivos y las causas de las pandillas”, opinó la especialista panameña.

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Las crecientes tasas de fecundidad adolescente en América latina fue uno de los temas que abordó la tocoginecóloga uruguaya Cecilia Maurete, oficial de programas de Unfpa, a cargo del Plan Andino de Prevención de Embarazo Adolescente. “Si bien la tasa global de fecundidad en la región bajó de 5,9 hijos de 1950-55 a 2,4 en 2000-2005, las adolescentes prácticamente han duplicado su aporte a la fecundidad total, pasando de un 8,5 por ciento en 1950-55 a un 14,3 por ciento en 2000-2005”, apuntó Maurete. “Este dato –subrayó– nos tiene alarmadísimos.” La violencia de género, apuntó, es uno de los factores en juego. Los países con mayor incremento de la fecundidad adolescente son Colombia y Perú, fundamentalmente, aclaró. La medición, dijo, excluía las gestaciones de niñas menores de 15 años. “La mayoría de las madres adolescentes sufren exclusión social y sus hijos e hijas tiene altas probabilidades de continuar inmersos en la misma dinámica, dificultando la reducción de la pobreza. Muchos embarazos adolescentes, por otra parte, son producto de abuso sexual”, añadió. “No decimos que no se embaracen –aclaró–, pero que lo hagan con información y tomando la decisión.”

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Ximena Norato, directora de la agencia de Comunicaciones Pandi, dedicada en Colombia a monitorear la visibilidad de la niñez y la adolescencia en los medios de comunicación e incidir en la inclusión de su voz en los mismos, observó que los medios siguen perpetuando la idea de que la mujer es la única responsable del embarazo adolescente. “Los varones aparecen muy poco en las noticias sobre embarazo adolescente”, indicó y denominó a esta característica en las coberturas periodísticas como “efecto esponja”, porque transmiten el concepto de que las adolescentes se reproducen asexualmente como aquellos animalitos marinos.

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“El secreto es consultar a la juventud cuando se habla de la juventud. Pero dejemos de hablar de jóvenes y empecemos a hablar de noticias y seres humanos”, propuso el periodista español Bernardo Gutiérrez, colaborador de los diarios La Vanguardia y El País y de las revistas National Geographic y Esquire. Entre los expositores figuraron también Alejandro Muñoz, coordinador del Area de Información y Divulgación de la Universidad de Antioquia Televisión y del Proyecto Noticias Culturales Iberoamericanas de Medellín; Rafael Bolívar Ayala, decano de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Nacional de Panamá; John Müller, periodista y director adjunto del diario El Mundo de España; Flavio Vargas, director de Programas de la FNPI, y Thais Dias do Carmo, representante de la Red Iberoamericana de Juventud Indígena y Afrodescendiente de Brasil, entre otros y otras.

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