SOCIEDAD › LA HIPóTESIS DE SUICIDIO Y EL TRATAMIENTO DE LOS MEDIOS Y EL ESTADO

Vulnerables y bajo presión

Los adolescentes son uno de los principales grupos de riesgo, explica la psicóloga que estuvo al frente de un comité de crisis para atender casos de suicidios en Salta, en 2010. La sobreexposición del tema puede generar identificación.

 Por Emilio Ruchansky

La hipótesis que indica que Luján Peñalva y Yanina Nüesch se suicidaron creció tras los resultados de la autopsia, los mensajes de texto entre la primera y su novio y algunas declaraciones de familiares y amigos. El tema tiene un antecedente inmediato en la provincia, en la ciudad de Rosario de la Frontera, donde hubo una serie de suicidios adolescentes en 2010 y quedó al descubierto la mala praxis mediática: muchos optaron por los detalles escabrosos y no por la información tendiente a mostrar estos hechos como multicausales y las medidas de prevención. “Los adolescentes son uno de los principales grupos de riesgo porque se trata de una etapa vulnerable y de ruptura, que conlleva un proceso identificatorio. Esto puede crear problemas en el entorno familiar y también duelos”, explicó a este diario la psicóloga Claudia Román Ru, quien estuvo al frente del Comité de Crisis creado por el gobierno salteño cuando ocurrió esa serie de episodios en la ciudad salteña. Sin embargo, también debe tomarse en cuenta el contexto social para esbozar este tipo conductas entre los adolescentes.

En este sentido, Román Ru enumera las complicaciones y presiones que emanan de la inserción en el mundo adulto y la estigmatización social que rodea a los jóvenes, a quienes se vincula muchas veces con el delito, los excesos y la violencia. “Como si fueran responsables de una supuesta alteración del equilibrio social, tal como notamos en estos últimos años en la opinión pública”, dijo la especialista del Ministerio de Salud salteño. Esta estigmatización refuerza procesos de identificación y solidaridad entre los jóvenes y también genera un aislamiento etario.

“El pacto suicida es frecuente en adolescentes porque aparece como un apoyo y una identificación ante cuestiones que son vividas de una forma similar”, comentó Román Ru. Los padres, agregó, deben estar atentos a los indicios de malestar, abrir espacios de comunicación donde predomine la empatía, la amplitud, la escucha atenta y la contención. “Conviene no juzgar lo que está bien o mal, sino darles lugar”, advirtió. Los factores de riesgo más inmediatos son los problemas familiares y afectivos, lo conveniente es no minimizar el malestar que una persona joven siente.

En Salta, a partir del 2011 se abrió una línea gratuita de orientación y derivación para temas de la salud mental: 0800-777-783683. La línea funciona las 24 horas y los 365 días del año. Ya recibió 10 mil consultas. Según un estudio del Ministerio de Salud de la Nación, en 2005 el suicidio fue la segunda causa de muerte entre las personas de 14 a 25 años y la primera por “causa externas”, seguidas por los accidentes de transporte. Para la Organización Mundial de la Salud la mayoría de los suicidios pueden prevenirse reduciendo el acceso a los medios para hacerlo –pesticidas, medicamentos y armas de fuego–, brindando tratamiento médico y seguimiento a los pacientes que intentaron quitarse la vida. También fomentando una cobertura responsable en la prensa.

La sobreexposición del tema, con bombardeo de fotos y detalles sobre la técnica utilizada; mostrar el suicidio como conducta entendible por los cambios o la degradación social o cultural son algunos de los factores que pueden desencadenar la identificación de personas vulnerables con otras que tomaron la decisión de quitarse la vida. Ocurrió en Austria en 1986, también en Hong Kong en 1998, tal como se informa en Los medios de comunicación y el suicidio. Guía para los profesionales, publicado por la ONG inglesa The PressWise Trust, en 2001.

“Hubo veintidós suicidios en el metro de Viena en los 18 meses que siguieron al relato sensacionalista de un incidente ocurrido en 1986; más del doble de los suicidios ocurridos durante los tres años anteriores al incidente. Las cifras cayeron de manera dramática después de que los medios se pusieron de acuerdo para limitar ese tipo de publicaciones durante un tiempo”, señala ese artículo. En Hong Kong se difundió un modo de suicidio poco común y en el siguiente mes nueve personas lo imitaron, dos años después se había transformado en el segundo método.

“Un estudio de los cien primeros casos reveló similitudes entre la edad, el status marital, el estado mental y los problemas financieros de todas las víctimas”, explica el estudio de The PressWise Trust al profundizar sobre el efecto de identificación ocurrido en Hong Kong. El departamento de Salud Mental de la OMS, en su guía sobre el tema, advierte a los medios: “Las condiciones sociales por sí solas no explican un suicidio. Las personas que aparentan haber llegado al suicidio en respuesta a tales eventos, o a una enfermedad física, generalmente tienen significativos problemas mentales subyacentes, aun cuando éstos puedan haber permanecido ocultos”.

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Algunos familiares y amigos de las víctimas marcharon para pedir justicia.
Imagen: Lucas Alascio
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