SOCIEDAD

Aromas y sabores

El Mercado de Productos Argentinos es un galpón inmenso, presidido por un escenario donde transcurren clases de cocina y poblado por más de 150 productores llegados de todo el país. Según el pasillo por el que se avance, atacan los perfumes: el de embutidos artesanales o de panificados con el don de lo casero; hay tramos que huelen a especias; otros, a quinta de verduras y tierra, porque los cajones, recién traídos de una huerta, están frescos. En el camino se pueden descubrir tesoros inesperados o espiar sin querer, por qué no, conversaciones al pasar sobre el producto más cercano. Sobre caracoles gourmet, por ejemplo, alguien comenta que ahora puede resultar curioso pero que antes, cuando la inmigración daba forma a la Argentina del siglo XX, era hasta común porque formaba parte de la cultura gastronómica cotidiana que muchos de esos nuevos argentinos habían traído de Europa.

–Allá es de lo más común todavía. Si cuando van a tomar cerveza, la acompañan con caracoles. Es como el maní.

A unos metros, dos puestos hacen uno. Lo atienden adolescentes. Cursan el 7º año del colegio secundario, pero de uno con una formación muy específica: la producción agropecuaria. Romina y Lucas, dos de los alumnos de la Escuela de Educación Agropecuaria Nº 1 de Ezeiza, tienen paciencia para explicar a cuantos pregunten cómo es que jovencitos a punto de egresar del secundario están allí, vendiendo quesos de cabra intensos y aromáticos, dando a probar dulce de leche de cabra con chocolate, dulce de leche común y otros hits que no dejan de convocar paseantes ávidos de experimentar sabores.

“En la escuela agraria son siete años de cursada. Se empieza con casi todo teoría, pero cada año que pasa hay más horas dedicadas a la producción”, dice Romina. Lucas enumera todo lo que él y sus compañeros, que atienden también el puestito convertido en su primer verdadero salón de exhibición y ventas, llevaron hasta Raíz: dulce de cabra con chocolate (30 pesos el medio kilo), hormitas de queso de cabra (alrededor de 70), cubitos de queso de oveja en aceite (30 pesos). Lucas y Romina aclaran que, aunque con ellos viajaron muchos productos, no pudieron acercar muestras de toda su producción. Sí, en cambio, reparten volantes que detallan su producción asumida con criterios de industria: frutillas y zapallo en almíbar, quesos, pollos parrilleros y conejos. Lucas y Romina dicen que cuando el 7º año termine, para ellos comenzará una vida dedicada enteramente a la producción agropecuaria.

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