Quizá sea el secreto a voces más obviado en la ciudad: las pizzerías son los comercios gastronómicos que más público mueven en Buenos Aires. La permanencia de décadas, la costumbre de verlas casi siempre en los mismos puntos de las mismas cuadras, de tener la certeza de una oferta que no varía y, por eso mismo, no genera ruidos diferentes como sí suelen hacerlo otros nichos (que, en parte, también necesitan ese cotilleo para instalarse como tendencias) hace que sólo los trabajadores del rubro reparen en eso. Martín Auzmendi, uno de los organizadores de #Muza5k, agrega que hay más detalles llamativos: aunque la pizza porteña se presume vinculada con la inmigración italiana (especialmente, de la genovesa), las pizzerías locales más tradicionales son de familias españolas. “Acá en general la mayoría de la gastronomía estuvo manejada por españoles”, advierte Auzmendi. Tan fuerte sigue siendo el sesgo familiar en el rubro que, este año, una pizzería pequeña, El Trébol, que iba a participar terminó cancelando porque la fecha coincidía con un evento familiar y nadie iba a poder atender el lugar. En el gremio, en general, la propuesta es bien recibida, dice Auzmendi. “Esto en algún sentido visibilizó mucho a las pizzerías. No salían en tele, no nada, algo que en cambio sí pasa con el mundo gourmet. Y ahora pasa esto, y es bien recibido.”