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Domingo, 28 de marzo de 2004

Once medidas

 Por Fernando Krakowiak

La economía argentina atraviesa una fuerte recuperación. Durante 2003 creció un 8,7 por ciento y en enero sorprendió al acumular un 9,9 por ciento. La modificación de los precios relativos generada por la devaluación y el precio record de la soja y el petróleo explica una parte fundamental de esa reactivación. El ministro Roberto Lavagna anunció durante la semana que “si se sigue por este camino la recuperación continuará” y decidió prorrogar la reducción del IVA a las compras con tarjeta de débito y crédito y el reintegro del 14 por ciento sobre las ventas de bienes de capital fabricados en el país. Así buscó desmentir a aquellos que afirman que sólo se preocupa por la deuda y la relación con el FMI. Sin embargo, esas medidas parecieran ser insuficientes para un Gobierno que busca diferenciarse del modelo de valorización financiera y concentración de capital vigente en la década del 90.
Hasta el momento, los grupos más concentrados de la economía conservan sus ventajas mientras la desocupación continúa cerca del 20 por ciento. En febrero de 2002, el ex presidente Eduardo Duhalde creó una comisión para renegociar los contratos de 59 empresas de servicio público privatizadas y se fue del gobierno sin dar a conocer una conclusión sobre el tema. Las discusiones siguieron con Néstor Kirchner, pero el descongelamiento tarifario comenzó sin que todavía se conozca un dictamen definitivo que permita saber cuáles fueron los incumplimientos contractuales y cuáles serán las reglas de juego de aquí en adelante. Se anunciaron distintos proyectos de reforma del sistema previsional, pero hasta el momento no hubo modificaciones que favorezcan un mayor control sobre el negocio de las AFJP. Se aumentó el impuesto a los cigarrillos y se prometió una baja del impuesto al cheque, pero no se conocen proyectos de reforma del IVA ni del Impuesto a las Ganancias. El crédito bancario sigue sin recuperarse y no hay medidas gubernamentales que ayuden a impulsarlo. Los salarios estatales continúan congelados y los jubilados apenas se vieron beneficiados por una recuperación del haber mínimo. La política monetaria evidencia como prioridad exclusiva el control de la inflación. Mientras, en el Gobierno evalúan la posibilidad de elevar la meta de superávit fiscal acordada con el Fondo Monetario.
Para superar algunas de las concepciones de política económica ortodoxa que siguen vigentes, Cash le pidió a un conjunto de economistas progresistas que sugirieran una medida sencilla para posibilitar un desarrollo con mayor equidad. A continuación los resultados.


Mercedes Marcó del Pont
“Emitir pesos para reactivar”
“El Banco Central no tiene que tener como prioridad exclusiva el control de la inflación. Debería fijar metas de expansión monetaria incorporando otros objetivos clave como el crecimiento económico y el empleo. Para lograrlo hay que independizar la política monetaria de la evolución de las reservas internacionales. La creación de dinero no tiene que ser dependiente de la necesidad de salir a comprar dólares para sostener su cotización. Si la Argentina decide mantener un tipo de cambio real competitivo y fortalecer sus reservas apropiándose de las divisas generadas por el excedente comercial, tiene que generar mecanismos complementarios de esterilización para absorber los pesos sobrantes o de inyección de liquidez frente a shocks externos negativos. El Banco Central debería impulsar una política de emisión que garantice redescuentos a los bancos a una tasa baja con la obligación de que sean canalizados a la inversión o el capital de trabajo.”


Eduardo Curia
“Elevar el tipo de cambio real”
“El Ministerio de Economía y el Banco Central deben explicitar una política de Estado tendiente a mantener un tipo de cambio real alto durante los próximos años para garantizar el desarrollo. Esa decisión supone ir ajustando la paridad nominal según algún índice de precios. Hoy el valor nominal del dólar debería estar por encima de 3,20 pesos. El Banco Central debe aplicar una batería de medidas para que el tipo de cambio nominal recupere una tendencia ascendente. Se deberían ampliar los mecanismos de control de capitales, subir el grado de dolarización de las tenencias líquidas de los bancos, pactar con los exportadores ampliaciones revocables de los márgenes de disponibilidad de divisas, concertar la aplicación de divisas a bonos que tendrían tasas de interés menores y otorgar líneas de redescuentos directas que estén ligadas con demanda de dólares. Si el dólar sube no va a haber más inflación porque los precios están calculados sobre una cotización superior a la actual.”


Jorge Carrera
“Regular el flujo de capitales”
“Una vez que se estabilice la situación económica se deberían buscar mecanismos para reducir la volatilidad que ha tenido la economía argentina. La mayor inserción internacional no es mala, pero se debe reducir la vulnerabilidad a los shocks externos. Para ello es importante regular los flujos de capital privados de corto plazo y el endeudamiento del sector público. Especialmente los flujos oportunistas que arriban en los momentos de auge y se van en los momentos de recesión ya que no aportan crecimiento genuino. Sería importante que estas medidas formen parte de un mecanismo de coordinación regional del Mercosur porque con la integración nuestros países se ven afectados por decisiones de sus vecinos. Para regular los capitales se podría optar por fijar tiempos mínimos de permanencia o impuestos diferenciales.”


Claudio Lozano
“Disolver el régimen privado de pensión”
“Es necesario recapitalizar al régimen público previsional y ampliar la cobertura del sistema para resolver las dos grandes cuestiones que puso en crisis el proceso de privatización iniciado en 1994. Para ello proponemos la disolución del régimen privado de fondos de pensión. Esta medida posibilitaría la obtención de 3900 millones de pesos anuales procedentes de la reapropiación, por parte del régimen público, de los aportes de los trabajadores activos. En el nuevo esquema las AFJP podrían conformar un segmento del régimen previsional ligado al aporte y la capitalización voluntaria. Además, creemos necesario elevar las contribuciones patronales al 33 por ciento del nivel salarial, salvo para el caso de las pymes de hasta 40 empleados, para obtener otros 3000 millones de pesos. Lo recaudado con estas dos medidas permitiría incrementar el haber mínimo jubilatorio y financiar una asignación universal para los mayores de 65 años que no tienen cobertura previsional. Ambos grupos pasarían a cobrar 300 pesos.”


Alan Cibils
“Bajar el IVA”
“Se debería formular un rediseño del sistema tributario argentino para comenzar a revertir una estructura altamente regresiva. Una de las prioridades debe ser la baja del IVA porque es un impuesto al consumo que impacta con mayor dureza en los sectores de menores ingresos. En Estados Unidos si bien la estructura impositiva es cada vez más regresiva, el impuesto a las ventas tiende a no superar en promedio el 7 por ciento, con exenciones para la canasta básica, y existen impuestos a la renta financiera que acá no se aplican. La estructura impositiva actual es demasiado dependiente del IVA porque no hubo voluntad política para cambiarla pese a las promesas de campaña. Es más fácil hablar de impuestos distorsivos cuando se habla del impuesto al cheque o las retenciones que cuando se habla del IVA porque la tendencia siempre apuntó a beneficiar a los sectores de más altos ingresos.”


Félix Herrero
“Regular el precio del petróleo”
“El precio interno del petróleo se debe regular en función de los costos más una utilidad razonable y no tomando como referencia el precio internacional. Desde que se desreguló el sector en 1989 los argentinos pagan el petróleo y el gas a valores internacionales como si el país fuera importador de crudo, perdiendo una ventaja comparativa que debería hacerse valer frente a países importadores. En la Argentina los costos promedio de YPF cuando era estatal no superaban los tres dólares por barril. Ahora los costos deben estar cerca de cuatro dólares por barril. Sin embargo, las petroleras les venden el crudo a las refinerías a 28,50 dólares y lo exportan a 38 dólares obteniendo una renta extraordinaria. Para revertir esta situación se deben derogar los decretos desreguladores de 1989 y crear una empresa pública petrolera que sirva para fijar un precio testigo en el mercado local como lo hacen Petrobrás en Brasil, Pemex en México, ENAP en Chile y Ancap en Uruguay.”


Javier Lindemboim
“Combatir el empleo en negro”
“Se debe comenzar a combatir el proceso de creación de empleo en negro que se difundió en los ‘90 y que no se ha detenido. El incremento en el nivel ocupacional registrado en el último año tiene una proporción demasiado alta de empleo informal. Se deben revisar las normas para permitir que el gobierno nacional avance en las tareas de vigilancia y cumplimiento de las leyes laborales, en coordinación con las provincias. Eso no va a ser sencillo porque a escala provincial se visualiza la inspección del Ejecutivo como una invasión del poder central. La discusión de la ley laboral incluyó un debate sobre las potestades del Ejecutivo y se estableció que el Ministerio de Trabajo tenga injerencia en la medida que acuerde con las provincias. También tiene que haber una supervisión unificada de los impuestos y de los aportes patronales de una empresa porque hasta ahora la inspección de los aportes va por un lado y la de los impuestos por otro.”


Jorge Schvarzer
“Impulsar el compre nacional”
“Se debe implementar una ley de ‘compre nacional’ para que el Estado y las empresas concesionarias de servicio público estén obligadas a tener proveedores locales. Sólo deberían comprar afuera insumos que no se fabrican en la Argentina o cuando la diferencia de precios es muy alta. Estos tipos de normas son comunes en el resto del mundo. En Estados Unidos existe una Ley de Compre Americano que no permite comprar insumos en el exterior. En los países europeos ocurre lo mismo. Recién ahora se está discutiendo una norma de ‘compre europeo’ a partir de las quejas de los alemanes que no le podían vender a Francia. En la Argentina la ley estaba vigente, pero el gobierno de Carlos Menem la derogó en 1989. Para revertir esa situación alcanzaría con un decreto que ratifique la vigencia del compre nacional. Esta medida es central para el desarrollo junto con la creación de un Banco Industrial y la ampliación de políticas de apoyo tecnológico.”


Alejandro Vanoli
“Reestructurar en pesos la deuda”
“Para lograr una reestructuración sustentable de la deuda pública se debería elevar la composición del peso en el total adeudado. No es conveniente cerrar un acuerdo que obligue a pagar un alto porcentaje de la deuda en moneda extranjera porque ante crisis externas o devaluación de la moneda la deuda se vuelve impagable. En 2001 el 97 por ciento de la deuda estaba en dólares, euros o yenes. Mientras que en Brasil y México la deuda en moneda extranjera está cerca del 50 por ciento. Incluso en Chile el 70 por ciento de la deuda es en moneda local. Para lograr este objetivo los bonos en pesos deberían tener algún atractivo adicional. A los acreedores privados les podrían interesar los bonos en pesos si son ajustables por CER porque la tasa de interés y la inflación pueden llegar a crecer más que el tipo de cambio. Además, la nueva deuda que emita el Gobierno debería ser crecientemente en pesos.”


Salvador Treber
“Aumentar el Impuesto a las Ganancias”
“Es imprescindible impulsar una mejor distribución de la riqueza a través de una reforma tributaria. Para ello es necesario reemplazar los ingresos provenientes de impuestos al consumo con recursos obtenidos a partir de la aplicación de una sobretasa del 20 por ciento en el Impuesto a las Ganancias que paga el 20 por ciento más rico de la población. Los contribuyentes individuales que deberían pagar este impuesto son los que han declarado una utilidad imponible mayor de 100 mil pesos por año y las empresas que declararon una utilidad superior a 500 mil pesos anuales. Serían 50 mil personas sobre un padrón de 2,5 millones de contribuyentes y 15 mil empresas. Esto posibilitaría una recaudación anual aproximada de 2650 millones de pesos, un poco menos de la mitad de lo que se recauda con las retenciones a las exportaciones. Este impuesto no es un invento argentino. Bill Clinton lo aplicó cuando asumió la presidencia de Estados Unidos para revertir el déficit fiscal.”


Jorge Gaggero
“Preservar el superávit primario”
“Lo primero y central en el tema fiscal es preservar el tope ya definido para el superávit primario consolidado de 2005 y 2006 en las próximas fintas con el FMI (3 por ciento del PIB). No hay que innovar en este punto; sólo ser tenaces. El tope es consistente con el máximo esfuerzo fiscal exigido a Brasil por el FMI hasta la asunción de Lula (3,75 por ciento del PIB), dado que la diferencia con el tope argentino (0,75 por ciento del PIB) se explica por las transferencias previsionales (que aquí van a las arcas de las AFJP y en Brasil son embolsadas totalmente por el Tesoro). Además, para ser consistentes: 1) no debe atrasarse el tipo de cambio (la política de inflation targeting del Banco Central no parece servir para ello); 2) hay que aprovechar la ‘bonanza’ fiscal para concretar una reforma tributaria progresiva; y 3) una vez cubiertos a satisfacción el gasto social, la inversión pública y los pagos de deuda que se convengan (‘dentro’ del tope), los excedentes deben ir a un ‘Fondo Anticíclico Federal’ bajo el gobierno de la administración nacional y normado por una ley cuasi constitucional (la futura ley-convenio de coparticipación y responsabilidad fiscal).”

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Agenda progresista

“La modificación de los precios relativos generada por la devaluación y el precio record de la soja y el petróleo explica una parte fundamental de la reactivación.”

“Esa estrategia pareciera ser insuficiente.”

“Los grupos más concentrados de la economía conservan sus ventajas mientras la desocupación continúa cerca del 20 por ciento.”

“Se anunciaron distintos proyectos de reforma del sistema previsional, pero no hubo modificaciones sobre el negocio de las AFJP.”

“Los salarios estatales continúan congelados y los jubilados apenas se vieron beneficiados por una recuperación del haber mínimo.”

“Para superar ciertas concepciones de política económica ortodoxa aún vigentes, Cash les pidió a economistas progresistas que sugirieran una medida sencilla para posibilitar un desarrollo con mayor equidad.”

 
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