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Domingo, 24 de abril de 2005

AUMENTO DE LA PRODUCCIóN DE CALZADO, IMPORTACIóN Y MANO DE OBRA

“Falta desarrollo local”

La industria del calzado es una de las beneficiadas con el modelo de dólar alto. Más empleo, escasa inversión y precios altos.

 Por Cledis Candelaresi

En la industria del calzado ocurren cosas notorias. El sábalo de los mares del Sur comenzó a utilizarse para fabricar zapatos de primerísima calidad, a gusto de los europeos más pudientes. La Argentina exporta mucho cuero que luego ingresa al país como producto terminado, compitiendo con el que se elabora aquí. Y si algún industrial necesita cuero de cerdo, no tiene otra opción que traerlo desde China. En diálogo con Cash, el empresario Oscar Tosone alude a algunas de esas singularidades.

¿Hay un boom exportador o la industria está jaqueada por las importaciones?

–La Argentina siempre se caracterizó por fabricar productos de calidad pero en bajos volúmenes. No hay un boom exportador. Lo que se vende afuera es insignificante respecto de lo que se importa: en el 2004 se compró más de 16 millones de pares. De ellos, 12 millones vinieron de Brasil y el resto del sudeste asiático. Y no se exporta más de un millón de pares.

Muchos empresarios tienen el doble rol de productores e importadores.

–Exacto. Eso se da especialmente en calzado deportivo.

¿Y usted qué hace?

–Siempre defendí la industria con productos de pequeña escala y alta gama, que internamente se comercializan a unos 250 pesos un par de zapatos y a 350 uno de botas. Gané mercados en el exterior, en Latinoamérica, España, Irlanda, Australia y Suecia. En el mercado interno también se incrementaron las ventas por dos motivos. Primero porque quien antes compraba zapatos de calidad en el exterior, después de la devaluación optó por conseguirlos aquí. Y segundo porque se recuperó el interior del país, en particular las zonas ligadas con la actividad agropecuaria. Además, un buen calzado en Europa no baja de los 120 euros y eso facilita la penetración de nuestros artículos en el exterior.

¿Qué pasó con sus colegas que producen artículos masivos?

–Les va bien. Su producción también aumentó porque el consumo en la Argentina repuntó.

¿Brasil es una amenaza?

–Sí, pero no tanto como la de los chinos. Hasta el 2007 somos una industria protegida, junto con la textil y con la de juguetes. Pero la futura liberación nos genera mucha preocupación. Ya le ocurrió a España, donde su industria sufrió un gravísimo daño y hoy el 60 por ciento de sus fábricas están cerradas. Además a nosotros nos cuesta conquistar mercados en el exterior porque el made in Argentina no está bien visto por malos procederes de otras épocas.

¿A cuáles se refiere?

–Las antiguas y conocidas vivezas criollas. Como mandar miel con insecticida, carne con aftosa, y zapatos con calidad inferior a la comprada. No tenemos buena reputación en el mundo. Tampoco los precios son tan competitivos. A principios de la devaluación sí, porque teníamos un dólar de 3,6 pesos y un salario básico de 400 pesos. Hoy ese sueldo llega a 900 pesos y el tipo de cambio está en 2,90.

Las mejoras salariales ayudaron a repuntar el mercado interno y, por lo tanto, apuntalaron la propia industria.

–Sin lugar a dudas produjeron más consumo. La premisa fundamental de la industria es no abandonar el mercado interno bajo ninguna circunstancia.

Los representantes sindicales advierten que por la importación desde Brasil se perdieron 8000 puestos de trabajo.

–Es un tema a debatir. La industria ocupa mano de obra intensiva no siempre declarada. Y, para ser honestos, mucho de lo que se importa es porque no se produce por falta de desarrollo de la industria local.

¿Quiere decir que la importación no desplaza producción local sino que ésta no cubre la demanda?

–No hay industria del calzado en la Argentina que pueda hacer mucho de lo que se importa. Falta desarrollo, por ejemplo, en el segmento de deportivos. Hay gran demanda de mano de obra, sobre todo la especializada, y dificultades para cubrirla. Entre 1994 y 2002 la industria estaba casi fundida y eso hizo que casi no hubiera renovación de personal ni capacitación técnica. Ahora faltan especialistas.

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Oscar Tosone: “La futura liberación (2007) nos genera mucha preocupación”.

“La Argentina siempre se caracterizó por fabricar productos de calidad pero en bajos volúmenes.”

“No hay un boom exportador. Lo que se vende afuera es insignificante respecto de lo que se importa.”

* “Quien antes compraba zapatos de calidad en el exterior, después de la devaluación optó por conseguirlos aquí.”

“Hasta el 2007 somos una industria protegida, junto con la textil y con la de juguetes.”

“Hay gran demanda de mano de obra, sobre todo la especializada, y dificultades para cubrirla.”

 
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