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Domingo, 26 de junio de 2005

LA RELEVANCIA DEL MERCOSUR, SU ACTUAL DEBILIDAD Y SUS PERSPECTIVAS

“Infectado por el virus neoliberal”

La integración regional es una opción política y económica que durante los '90 fue alterada para convertirla en una zona de libre cambio.

 Por Cledis Candelaresi


Cada vez más industriales y académicos advierten que las ventajas de la devaluación para algunos sectores se están licuando y lo que no pueda corregirse ahora será luego muy difícil. Marcelo Gullo, autor de Argentina-Brasil, la gran oportunidad, juzga desde esta perspectiva la crítica relación entre los dos principales socios del Mercosur, cuyas disputas comerciales sacuden el bloque. Para este politólogo rosarino con una maestría en Relaciones Internacionales todavía es posible una “planificación industrial conjunta”.

¿Por qué la industria argentina es menos competitiva que la brasileña?

–Hay un problema estructural: el mercado brasileño es mucho más grande que el argentino y eso posibilita menores costos. Como ocurre con los calzados, por ejemplo. Otra cuestión clave es que ellos tienen una política industrial desde el Estado. Tienen un Banco de Desarrollo que Argentina eliminó.

El Banade terminó en un desastre por los abusos.

–Esa idea es lo mismo que decir que hay que suprimir los antibióticos porque algunos enfermos abusaron de ellos y murieron. El remedio no puede ser peor que la enfermedad. Y el remedio acá fue suprimir un banco porque algunos industriales vivos lo estafaron y en lugar de montar una planta nueva se compraron una mansión en Punta del Este. Pero ésa no era la norma. Tampoco tenemos que olvidar que el país fue desmantelado industrialmente, producto de una planificación que hizo la dictadura. Arrastramos una disparidad histórica importante con Brasil.

¿Se puede plantear una integración sobre la base de protecciones que restrinjan el comercio como las que pretende ahora Argentina?

–Sin ninguna duda hay que hacerlo así. Si una persona sale del hospital, no puede en su convalecencia correr un maratón. El Mercosur fue infectado por el virus neoliberal y se transformó en una zona de librecambio, por la cual la industria brasileña destruye a la argentina. Este Mercosur no nos sirve. Hay que fortalecer la alianza con Brasil, pero a través de una planificación industrial conjunta. Ver qué industrias se quedan de este lado del río y cuáles del otro.

¿Cuál es la ventaja de Brasil de admitir límites a sus exportaciones para asociarse con la Argentina?

–La ventaja de Brasil es política, no económica. Estados Unidos no está dispuesto a admitir que Brasil siga creciendo. Y para enfrentar esto, necesita un aliado político fuerte, que sólo puede encontrar en Sudamérica. Y Argentina es la prueba de la buena fe brasileña. Si fracasa esta alianza, ningún país pequeño querrá aliarse con ellos. Si un socio traiciona al otro, sea eso real o ficticio, no inspira confianza. Sin el escudo protector, Brasil no tiene autonomía internacional. ¿Quién entiende eso en Brasil? Un sector de Itamaraty, el canciller y vicecanciller. Pero no lo entienden ni tienen por qué entenderlo los sectores industriales, que normalmente piensan en el corto plazo para ganar dinero.

¿Cuando se habla de diferencias de competitividad no se carga demasiado sobre las decisiones del Estado y se exime a los industriales de sus culpas?

–Evidentemente hay culpas compartidas. Hubo muchos industriales que aplaudieron de pie a José Alfredo Martínez de Hoz a pesar de que advertía sobre su intención de destruir la industria.

¿Por su alianza con la Argentina, Brasil debería resignar su capacidad de atracción de inversiones?

–Hay que planificar en forma conjunta la inversión extranjera. Algo así como hizo Europa cuando creó la Comunidad del Carbón y del Acero, resolviendo cuánto produciría cada país y cómo. El país más fuerte le daba crédito al más débil para ver cómo iba a reconstruir su industria.

¿Por qué sostiene que es ahora una gran oportunidad para la alianza de Argentina y Brasil?

–Porque los dos países crecieron mucho y, por lo tanto, en condiciones de dar un golpe de timón positivo. Una de las ventajas de este tipo de cambio es la reactivación, vía sustitución de importaciones. Pero no tenemos masa crítica suficiente para dar un vuelco. Necesitamos un mercado más amplio y para eso está Brasil.

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Marcelo Gullo, autor de Argentina-Brasil, la gran oportunidad: “Hay que fortalecer la alianza”.

“Arrastramos una disparidad histórica importante con Brasil.”

“Existe un problema estructural: el mercado brasileño es mucho más grande que el argentino y eso posibilita menores costos.”

“Hay que fortalecer la alianza con Brasil, pero a través de una planificación industrial conjunta.”

“Ambos países deben planificar en forma conjunta la inversión extranjera.”

“Ellos tienen una política industrial desde el Estado. Tienen un Banco de Desarrollo que Argentina eliminó.”

 
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