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Domingo, 20 de noviembre de 2005

INFORME ESPECIAL: QUé DEBE HACER EL GOBIERNO PARA CONTENER LA INFLACIóN

El tan temido monstruo

¿El Gobierno está acertando con la receta para frenar la suba de precios? • ¿Cuáles son las medidas que vienen? • Diez economistas opinan sobre cómo defenderse del monstruo más temido.

MERCEDES MARCO DEL PONT
economista FIDE

1 No hay un proceso inflacionario sino un reacomodamiento de precios de ciertos servicios y presiones de productos transables que se ajustaron rápidamente luego de la devaluación y luego siguieron aumentando. Creo que algunas de las medidas que adoptó el Gobierno, como la eliminación de los reintegros, están en el sentido correcto porque tratan de incidir en estas cuestiones que tienen que ver con un país que es exportador de alimentos y commodities industriales en mercados internacionales muy dinámicos y gran parte de esas condiciones se están trasladando al mercado interno. Ahora bien, estos aumentos de precios no tienen que ver con condiciones de la demanda. Por lo tanto, me preocupan ciertas decisiones que están dirigidas a enfriar la demanda interna. La Argentina no puede darse el lujo de desacelerar el crecimiento económico habida cuenta de las asignaturas pendientes en cuanto a la desocupación y la distribución del ingreso.

2 Cuando se observa la variación de precios queda claro cuáles son los sectores sobre los que habría que posar la lupa. Desde la salida de la convertibilidad hasta la fecha el IPC aumentó 70 por ciento, los aceites y grasas 163 por ciento, los lácteos 108 por ciento y las carnes 130 por ciento. Cuando se observan los precios industriales se advierte que en promedio aumentaron 132 por ciento, pero los productos metálicos aumentaron 261 por ciento.

3 Dentro de los instrumentos que tiene el Gobierno para arbitrar entre el mercado externo y el interno está la suba de las retenciones a las exportaciones. Para el mediano y largo plazo la clave es promover la inversión para ampliar capacidades.

JAVIER GONZALEZ FRAGA
ex presidente del Banco Central

1. La inflación que estamos viviendo y que vamos a vivir en los próximos meses es la que no vivimos en el 2003 y tiene su origen en la recomposición de precios relativos, sobre todo de los productos de exportación. Algunos se recuperaron enseguida, como los granos, y otros como las carnes, los pollos y los lácteos están tardando un poco más. Después hay recomposición salarial y seguramente viene alguna inflación adicional menor por la recomposición de las tarifas. Es un error tratar de reprimir esta inflación porque así debilitamos las inversiones que hay que hacer en esos sectores que tienen un gran futuro. Creo que hay que actuar de otra manera, con una visión de mediano y largo plazo que puede incluir algunas de las medidas anunciadas por el Gobierno, pero en un contexto donde estos sectores sigan invirtiendo y donde se establezca cierta diferenciación entre el mercado interno y el de exportación.

2. No comparto la posibilidad de aplicar algún tipo de control de precios.

3. No estoy de acuerdo ni con los controles de precios, ni con las modificaciones de retenciones ni reintegros ni con represión monetaria subiendo la tasa de interés. El Gobierno tiene que tolerar la mayor inflación de recomposición de precios relativos, los incrementos de tarifas y las recomposiciones salariales que están en marcha. Después tiene que implementar una política de metas de inflación que es una mezcla de metas monetarias en consistencia con objetivos inflacionarios fijados por el Presidente.

MARTIN HOUREST
economista de la CTA

1. Con estas medidas la inflación no va a bajar. Lo único que se busca generar es un estado de simpatía con ciertos sectores de la ortodoxia y de los grupos más concentrados para con la política económica sin reconocer que hay un problema de estructura y de concentración del mercado. Una modificación fiscal en el margen, relacionada con la política de reembolsos, no va a reorientar un proceso de orientación del crecimiento hacia las exportaciones, que es la característica de este modelo. En relación con la doble indemnización y el régimen de ART, las medidas que se están planteando lo único que hacen es confundir porque con costos laborales mucho más bajos que los de la década del ’90 y con un producto similar al de 1998 nadie puede decir que la demanda sea la causa de la inflación.

2. Habría que controlar de cerca a los sectores que inciden directamente en la canasta básica de consumo y aquellos sectores que muestran una tensión permanente entre abastecer el mercado doméstico y la demanda de exportaciones. Aquí entran desde alimentos hasta indumentaria, incluyendo tarifas de servicios públicos.

3. En una economía concentrada pretender acuerdos una vez que los precios están fijados es incorrecto. La discusión se tiene que dar antes de que el precio sea fijado porque luego es imposible bajarlo. Entre las medidas para hacerlo hay una amplia panoplia que incluye rebajas arancelarias, políticas fiscales, regulaciones macro y microeconómicas y eventualmente controles de precios.

MIGUEL ANGEL BRODA
director del Estudio Broda

1. Las medidas deben ser analizadas en función de cómo afectan la demanda agregada, la oferta potencial de bienes y las expectativas de la sociedad. La creación del fondo anticíclico informal es una medida positiva que podría reducir la tasa de crecimiento del gasto del 23 a 14 por ciento y convertir a la política fiscal expansiva en más neutral. Las medidas indirectas (reducción de indemnizaciones y proyecto de ley de accidentes de trabajo) afectan el costo de producción y hacen bajar los precios, pero son de efecto mínimo. Mientras que la eliminación de reintegros es una medida inadecuada, aunque tenga un efecto transitorio de cierta moderación. No es el uso de la política comercial el instrumento más idóneo para atacar la inflación.

2. Los controles de precios es lo que estaba de moda en los ‘70, pero está absolutamente superado. El mundo ya no usa como instrumentos antiinflacionarios esos mecanismos dada su ineficacia comprobada, pero sin duda vamos a ver un incremento de su uso porque está en línea con la tradición controladora del ministro de Economía.

3. Argentina debería coordinar las políticas monetaria, fiscal y de ingresos en un plan para moderar el gasto agregado a la velocidad que crezca la oferta agregada. Mientras hubo capacidad ociosa la política económica expansiva fue lo mejor, pero cuando se agota se tiene que moderar el gasto agregado. Probablemente eso pueda significar una tasa de interés no tan negativa y un dólar nominal algo más bajo, pero el Gobierno va a hacer todo lo posible para evitar esa receta.

DANIEL ARTANA
economista de FIEL

1. El Gobierno prometió que va a tratar de ser moderado en materia fiscal cumpliendo con el presupuesto y ahorrándose el excedente. Eso ayuda a evitar que la inflación se espiralice. El otro anuncio que tiene relevancia es la promesa de subir los encajes. En cambio, la decisión de eliminar los reembolsos no sirve. Puede hacer que el índice sea un poco menor, pero le introduce un ruido enorme a las decisiones de inversión. A su vez, los anuncios referidos a las indemnizaciones y a los accidentes de trabajo son razonables, pero tampoco arreglan el problema de la inflación.

2. No se debería intervenir sobre ningún sector para controlar precios, porque eso no es efectivo.

3. El Gobierno tiene que moderar la política fiscal y la monetaria. En cualquier país del mundo serio, la política antiinflacionaria se maneja enfriando la demanda agregada. Eso es lo que el Gobierno se resiste a reconocer. Es correcto alentar la inversión, pero hay un problema de tiempos porque esa decisión va a generar producción dentro de dos años. Además, es un error creer que una suba de la tasa de interés desalienta la inversión porque el Banco Central opera la tasa de interés de corto plazo y ninguna persona decide inversiones mirando la tasa de Lebacs a 30 días. Si se sube la tasa de corto plazo, se va a encarecer el crédito para consumo y eso es lo que se necesita para enfriar la demanda. Otra confusión es creer que la política monetaria no importa porque el crédito al sector privado es chico. A los que creen eso se les debería preguntar por qué no bajan la tasa de interés a cero.

MIGUEL KIGUEL
ex subsecretario de Financiamiento

1. Las medidas anunciadas por Lavagna tienden más a frenar la inflación en los próximos dos meses a través de bajas en algunos precios que a forzar una reducción permanente del índice. Lo que se busca es una pausa en la inflación del mismo modo que se lo hizo a través de los acuerdos de precios y el congelamiento de las tarifas, pero en la medida en que no se resuelva el desequilibrio entre oferta y demanda agregada las presiones inflacionarias siguen ahí.

2. La inflación es un problema macroeconómico que requiere soluciones macroeconómicas. Ningún país del mundo trata de cumplir una meta de inflación a través de acuerdos de precios.

3. El proceso de desinflación debe ser gradual. No se debería tratar de llevar la inflación a 5 por ciento rápido, a la brasileña. Por un lado, se debe frenar el crecimiento de la demanda. Eso es lo que hizo Lavagna en parte al anunciar un freno en el crecimiento del gasto público y al subir los encajes, pero creo que se debería hacer un poco más. Por otro lado, es fundamental ayudar a la inversión implementando medidas generalizadas que le permitan a las empresas el ajuste por inflación y amortizaciones aceleradas en forma más generosa. No obstante, deben ser procesos lentos porque un aumento de la inversión en el corto plazo pondría más presión sobre la demanda ya que eso implica construir fábricas y caminos.

EDUARDO CURIA
economista

1. Es una batería de medidas de un efecto moderado. La suspensión de los reintegros no me gusta porque afecta la rentabilidad directa y la perspectiva de inversión. Además, en cuanto a su efectividad inflacionaria es limitada. Lavagna decide impulsar esa medida simplemente porque los acuerdos de precios no le funcionaron bien.

2. Trabajaría con un esquema amplio. Por un lado, hay que seguir el accionar de los comercializadores que están ampliando progresivamente los márgenes en función de las mejoras en el consumo. También hay casos en la base de la industria y en sectores no transables como educación y medicina. Para eso hay que tomar en serio los acuerdos de precios, pero el Gobierno no tiene estructura para controlar los acuerdos y tampoco tiene claro los incentivos y los castigos que se deben manejar.

3. Para mantener un tipo de cambio alto y una política monetaria razonablemente expansiva con tasa de interés a la baja tengo que tener una fuerte disciplina fiscal como elemento contracíclico y una política de ingresos muy activa. La gran asignatura faltante es el tema de la política salarial. Se debe determinar un horizonte de la política salarial según productividad macroeconómica. Mientras este ítem no este incluido en un paquete estabilizador me parece que tendremos una carencia muy importante.

ROBERTO DVOSKIN
economista de la Universidad de San Andrés

1. Las medidas que anunció el Gobierno son de mediano plazo. No tienen un efecto inmediato. Por lo tanto, no sirven para contener la inflación.

2. Hay que terminar de mirar a la inflación como una tasa global, lo que se debe hacer es trabajar sobre los productos de la canasta básica porque son los que afectan a los sectores de menores recursos. Al interior de esa canasta hay elementos claves como la carne y las harinas, aunque también hay que incluir los medicamentos.

3. En los sectores clave la concentración es muy alta. Por lo tanto, hay que sentarse a negociar con los productores y los comercializadores. Establecer un plan de no movimiento de precios con sanciones fuertes para quienes no cumplan y con alguna ventaja impositiva para los que cumplen. Por ejemplo, la Copal afirma ahora que con las medidas que lanzó Lavagna no va a haber inversiones, pero no sabemos cuánto invirtieron hasta ahora. Lo que hay que hacer es pedirles que estabilicen los precios y prometerles financiamiento a tasa baja si cumplen. Así se pueden reducir los aumentos e incrementar la producción para bajar la inflación en el largo plazo. En cuanto a las sanciones, es cierto que el Estado no tiene estructura para llevar adelante un control de precios; pero, por lo menos, hay que establecer un régimen de sanciones que ponga en falta a quienes no cumplen. Ahora ni siquiera se puede amenazar con sancionarlos porque no hay instrumentos disponibles.

LUIS SECCO
economista

1. No. El aumento de la tasa de inflación verificado en los últimos 2 años no puede ser controlado sólo con políticas de precios e ingresos. La predilección del Gobierno por mantener la expansión del nivel de actividad y del empleo elevadas, se traduce en políticas cuyo objetivo es mantener creciendo la demanda agregada, aún cuando ello genere tasas de inflación más altas. Por lo tanto, también hará falta que la política fiscal y la política monetaria acompañen y asuman un sesgo más restrictivo.

2. Las medidas de control de precios resultan nocivas en materia de asignación de recursos y crecimiento. Cuando las autoridades se reservan para sí el rol que debe cumplir el mercado se genera una gran incertidumbre sobre cuál será la estructura de precios relativos y, por ende, sobre cuál es la rentabilidad de un proyecto, de una firma o de un sector de actividad. Así, la inversión y, por ende, el crecimiento encuentran rápidamente sus límites.

3. Las autoridades no deberían controlar los precios. En cambio, podrían favorecer la inversión y la expansión de la oferta agregada, mediante políticas que reduzcan la incertidumbre y mejoren el clima de negocios, algo muy distinto a medidas como la suspensión de los reintegros.

AXEL KICILLOF
economista de la FCE-UBA y del Cenda

1. Si bien hubo algunos aumentos de precios, el Gobierno está utilizando la inflación como un fantasma para justificar medidas de corte completamente ortodoxo. Si un gobierno está reduciendo el gasto, intentando subir las tasas de interés para enfriar la economía, reduciendo las indemnizaciones y los pagos por accidente de trabajo está queriendo imponer un paquete ortodoxo. Obviamente eso no es lo único que está pasando, pero ese paquete de medidas es casi igual a los paquetes a los que se oponía Keynes. Eso es curioso y alarmante.

2. Si el objetivo del Gobierno fuera el de acompañar un incremento de los salarios reales lo que hay que controlar son los sectores que inciden en el precio de los productos de la canasta básica, los cuales exportan su producción y están entre los ganadores que dejó la devaluación.

3. Es imposible pensar en medidas aisladas sin antes discutir cuál es el objetivo. El objetivo tendría que ser mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y fomentar la industrialización y el desarrollo de la Argentina. Para ello se deben incrementar las retenciones que están en un nivel bajísimo e incrementar la inversión pública. Ahora bien, si el Gobierno no tiene planteada una política de desarrollo cualquier medida va a resultar insuficiente y arbitraria.

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SUBNOTAS

• ¿El Gobierno está acertando con la política para frenar la inflación?

• ¿Cuáles son las medidas que deberían adoptarse en el futuro?

• Diez economistas de diversas tendencias opinan sobre cómo atacar al monstruo más temido.

 
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