Uno de cada dos argentinos tiene celular. Con el aliento de esta extraordinaria penetración se desarrollan negocios conexos de transmisión de contenidos a través del móvil. Telemedia, subsidiaria de Telemedia Group, es una de las pocas empresas argentinas encargadas de la provisión de esos servicios con valor agregado. Cash dialogó con el presidente de esa compañía, Alejandro Guelman.

¿Qué hace Telemedia?

–Es una empresa que organiza juegos, entretenimientos, provee contenidos e interacciones a través de la telefonía móvil. Esto incluye desde programas de TV, en los que los televidentes participan con celulares, hasta el marketing móvil, en el que los teléfonos se utilizan para transmitir marcas o campañas publicitarias.

Aprovechan el boom de celulares.

–Ese negocio está en boga en el mundo. En la Argentina hay 22 millones de líneas repartidas en todos los estratos sociales y edades. Los aparatos cada vez tienen más capacidad, y por eso pueden reproducir música con calidad de MP3, videos o tomar fotos.

¿Ese furor es un fenómeno coyuntural?

–No es un negocio vacío como era la burbuja de Internet. En breve también se podrán hacer transacciones comerciales como comprar un boleto de subte o pagar una cuenta tecleando en el teléfono. Cada vez habrá más prestaciones y el número de usuarios seguirá creciendo.

¿Existe legislación que regule el intercambio de contenidos por esa vía?

–No. Los mensajes de valor agregado tienen varios componentes que los tratan de ordenar. Uno son los propios curriers, las compañías telefónicas, “dueñas” de los clientes finales. Ellas deciden qué cosas se pueden o no hacer.

¿También resuelven las tarifas que corresponden al segmento de actividades no reguladas?

–Exacto. Los servicios premium no están regulados. Las compañías telefónicas tienen cuidado en no fijar valores ni permitir fijar valores por encima de lo que ellos consideran factible desde el punto de vista de la capacidad del consumidor. Los courriers regulan por el lado del precio que para las mismas prestaciones suelen ser similares en todas las compañías, no por acuerdo de partes sino por la autorregulación. Algunos servicios imponen el pago de royalties, como la música.

¿Quién controla esos derechos?

–Si uno baja un ring-tone, éste pasa por la telefónica que paga los derechos al proveedor de contenido que, a su vez, está sujeto al control de Sadaic. Nosotros, como prestadores, tenemos obligación de hacer una rendición mensual a los organismos que protegen derechos. Defensa del Consumidor y Lealtad Comercial también miran en particular los concursos televisivos para garantizar transparencia. No es tan libre como se supone.

¿Cómo puede incidir en este negocio una nueva ley de telecomunicaciones?

–Es difícil regular los servicios de valor agregado. La Secretaría de Comunicaciones podría poner valor tope a un mensaje de texto. Pero los premium están condicionados por la voluntad del usuario de consumirlo. La fijación de precios de contenidos no básicos no se fijan por ley.

¿El servicio de telefonía móvil es el que acumula la mayor cantidad de reclamos por deficiencias?

–No. El crecimiento de la actividad es proporcionalmente muy superior al de los reclamos. Hay que juzgarlo en términos proporcionales.

En una sociedad tan castigada no sólo hay una alta penetración de los celulares sino gran difusión de contenidos cada vez más complejos.

–Una de las aplicaciones que tenemos es la del chat, que es muy utilizada en los estratos de usuarios con ingresos más bajos, ya que es una modalidad que abarata mucho el pulso telefónico. Más del 80 por ciento de la telefonía celular es prepaga, una modalidad muy difundida en todos los estamentos, no sólo el que no califica para tener una cuenta de crédito.