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Domingo, 20 de agosto de 2006

LAS POLITICAS PROVINCIALES Y EL DESARROLLO REGIONAL

Buscar el camino

Las perspectivas fiscales y financieras de las provincias son diferentes a las de décadas pasadas. El actual contexto favorable abre opciones políticas.

 Por Josefina Vaca y Horacio Cao *

Desde las etapas del modelo desarrollista hasta las fases del ajuste estructural, en las últimas décadas, Argentina ha atravesado etapas muy distintas: en cada una de ellas los Estados provinciales, con baja o nula capacidad de operar sobre las principales variables que caracterizaron cada momento, debieron asumir escenarios cargados de amenazas y oportunidades. Los equipos de gobierno que, en cada caso, llevaron adelante políticas que se adecuaban a las condiciones imperantes lograron sacar provecho de la situación. Por el contrario, aquellos que no pudieron manejar las circunstancias pagaron las consecuencias en términos de estancamiento y decadencia regional.

Hasta la llegada del ajuste, por mediados de los ’70, las oportunidades se jugaban alrededor de los regímenes de protección y subsidio que regulaban la existencia de las llamadas economías regionales. Visto en perspectiva, las mejores estrategias provinciales fueron las que lograron articular al Estado con diferentes agentes económicos, en la doble vía de abrirles el acceso a regímenes promocionales a cambio de que parte del excedente se derramara hacia el territorio. Estas arquetípicas alianzas fueron la base de las performances económicas y sociales más exitosas.

Durante los ’90, la cuestión estuvo centrada en la fortaleza fiscal. Mientras se tenía margen financiero, se podían obviar las agresivas recetas de ajuste, inclusive, la sobrevaluación del peso permitía pensar en aplicar excedentes a adquirir –en moneda dura– sofisticados desarrollos llave en mano. Pero la fortaleza fiscal no sólo era importante por lo que permitía, sino también por lo que evitaba: si se rompía el equilibrio financiero, toda la política quedaba subordinada a garantizar el pago de sueldos de forma tal de no quebrar la gobernabilidad. Cuando se perforaba cierto nivel de déficit, la rueda del endeudamiento hacía imposible restablecer el equilibrio y la única salida era la de ofrendar la administración provincial al altar del ajuste nacional.

Ahora bien: ¿cuáles son las claves de la política provincial en la etapa que se abre con la caída de la convertibilidad? Aunque todavía no están muy claros ciertos aspectos del escenario económico regional, existe bastante consenso respecto de algunas pautas básicas. El elemento principal de la etapa es la confluencia entre una alta competitividad de base que hoy tienen todas las regiones del país y un contexto fiscal favorable, distinto al de las últimas décadas.

Una correcta lectura de esta coyuntura indica que debería trabajarse sobre la recuperación de la capacidad de intervención del Estado. Esto tiene una dimensión obvia: hoy se puede volver a hablar de políticas públicas básicas sin necesidad de pasar el tamiz de la reducción del gasto, se puede pensar en ampliar la cobertura de la salud, mejorar la educación, recuperar el terreno perdido en obra pública. Todas acciones que apunten a reconstruir el entramado social y sostener la competitividad de largo plazo.

Pero con esto no alcanza. Sólo a través de políticas explícitas del Estado provincial se podrán refundar aparatos productivos desarticulados por la exposición a las fuerzas de tracción del mercado en contextos muy desfavorables. Se trata de comenzar a construir nuevas estructuras regulatorias, en línea con el establecimiento de alianzas con agentes económicos que garanticen compromiso territorial.

Si se debieran aventurar estrategias provinciales exitosas en esta etapa, consideramos que debería trabajarse a partir de dos componentes:

  1. La construcción de un marco político que dé cobertura a la utilización de recursos escasos –financieros, políticos, de gestión, administrativos– en términos de reconstruir alianzas público/privadas con efecto territorial.

  2. La reconstrucción de la capacidad de gestión de la administración pública, reforzando los cuadros técnicos de las diferentes áreas y terminando con el reinado de contadores y economistas financieros, profesiones estelares durante los ’90.

En suma, las provincias cuentan con un contexto económico favorable, recursos financieros abundantes y las herramientas administrativas necesarias. Queda por ver la habilidad de cada clase política regional para aprovechar el momento y sentar las bases de una etapa expansiva.

* Investigadores del CIAP-FCE/UBA.

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“Reconstruir la capacidad de gestión de la administración pública”, aconsejan Vaca y Cao.

Estrategias

“¿Cuáles son las claves de la política provincial en la etapa que se abre con la caída de la convertibilidad?”

“El elemento principal de la etapa es la confluencia entre una alta competitividad de base que hoy tienen todas las regiones del país y un contexto fiscal favorable.”

“Esta coyuntura indica que debería trabajarse sobre la recuperación de la capacidad de intervención del Estado.”

“Se trata de comenzar a construir nuevas estructuras regulatorias, en línea con el establecimiento de alianzas con agentes económicos que garanticen compromiso territorial.”

 
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