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Sábado, 20 de julio de 2002

RETROCESO TECNOLOGICO Y FALTA DE INSUMOS POR EL DESCONTROL CAMBIARIO

Lo atamos con alambre

La economía se está cerrando a la fuerza debido a la devaluación record. Se desmoronó el ingreso de bienes de capital. No se desarrollaron redes tecnológicas locales que permitan sustituir importaciones.

Por Fernando Krakowiak

En los primeros cinco meses del año, las importaciones cayeron un 64 por ciento en relación a 2001. La depreciación del peso en más de un 250 por ciento selló la suerte de las zapatillas brasileñas, los tejidos paquistaníes, los juguetes chinos, los paraguas de Taiwan y los alimentos europeos que coparon las góndolas de los supermercados en la década del 90. El “cierre” de las fronteras está impulsando lentamente la reactivación de la producción nacional en algunos de esos rubros. Sin embargo, los bienes de consumo final nunca representaron más del 25 por ciento del conjunto de las importaciones. El 75 por ciento restante eran bienes de capital e insumos para la industria, el campo, las empresas de servicio público privatizadas y los hospitales, los cuales en muchos casos no se pueden sustituir localmente por falta de tecnología o porque la economía de escala no lo justifica en término de costos.
Una devaluación record como la implementada en el país en tan corto tiempo, potenciada por el default de la deuda, amenaza con hacer colapsar las redes informáticas de las empresas y dificultar aún más el suministro de drogas básicas a los hospitales públicos, además de llevar a la quiebra a miles de pequeñas y medianas industrias que tienen una alta dependencia de insumos importados y que no pueden seguir aumentando los precios debido a la recesión.
La crisis en el sector de la salud es el ejemplo más alarmante. Cash visitó la semana pasada el Hospital Posadas. Con 450 camas y 3000 empleados intenta cubrir las necesidades potenciales de casi 4 millones de personas del noroeste del conurbano. Luego de la devaluación su presupuesto se mantuvo congelado, pero el precio de las drogas y otros insumos importados se incrementaron de acuerdo a la disparada del dólar. La prednisona, utilizada para aliviar inflamaciones severas y cuadros agudos de asma. aumentó de 3000 a 12.000 pesos el kilo, el gramo de morfina se disparó de 2,7 a 10,8 pesos, los marcapasos sólo se consiguen abonando 600 dólares en efectivo y los stent, indispensables para las angioplastías coronarias, se cotizan a 2500 dólares. Actualmente un 40 por ciento de los productos que se necesitan no están disponibles en el hospital. “Nosotros podemos trabajar en condiciones difíciles, pero cuando la supervivencia de los pacientes esté en juego habrá que hacer la evacuación”, afirmó a este suplemento Pedro Cazes Camarero, jefe del laboratorio de producción. El Gobierno reglamentó hace un par de semanas una ley que dispone la desgravación impositiva de los insumos médicos importados. Sin embargo, la medida es insuficiente frente al derrumbe del peso.
En el sector de las telecomunicaciones la situación también es delicada. El software de las centrales telefónicas digitales se debe actualizar una o dos veces por año para que sea compatible con el resto del mundo. Sin embargo, el aumento de los costos y las dificultades para emitir remesas al exterior pone en riesgo el funcionamiento de las redes. También hay problemas con las plaquetas. Las empresas todavía tienen insumos disponibles, pero cuando el stock se agote algunos equipos podrían quedar fuera de uso. Nec, Siemens, Ericsson y Alcatel realizaban el armado local de las plaquetas para no tener que comprarlas terminadas en el exterior, pero actualmente ni siquiera esas “fábricas” existen aquí. Desde hace algunos años, la mayoría de las multinacionales instaladas en la Argentina decidieron dedicarse exclusivamente a importar tecnología de sus casas matrices.
Algunas pymes también están teniendo problemas debido al aumento de sus costos. Cañogom es una fabrica de mangueras ubicada en el barrio de Pompeya. La mayoría de los insumos que necesita son importados y se cotizan en dólares. El caucho natural se importa de Malasia, Singapur y la India a 1,25 dólar el kilo porque en el país no hay ninguna plantación de caucho y su instalación requeriría un período de gestación de veinte años antes de que se pudiera comenzar a producir. Las fibras de nylon que serequieren para que las mangueras soporten la presión se importan de Estados Unidos. Antes de la devaluación el kilo costaba 10 dólares y se podía pagar a 90 días. Ahora, con un dólar cercano a los 4 pesos, cuesta 9,75 dólares y se debe pagar al contado. Desde la devaluación la facturación de Cañogom cayó de 35.000 a 12.000 dólares mensuales.
Enrique Tarditi, dueño de la fabrica de pintura Koniser-Ikuté, ubicada en Las Heras, provincia de Mendoza, también padece el aumento de sus costos. Los pigmentos para colorear las pinturas son importados de México, Japón y Europa Central. La bolsa de 25 kilos de bióxido de titanio aumentó de 70 a 252 pesos sin contar el IVA, aunque su precio varía de acuerdo a la cotización que tenga el dólar el día de la compra, la cual debe hacerse en efectivo. Lo mismo ocurre con los polímeros para acrílicos. Tarditi señaló a Cash que “ahora sólo compro el 10 por ciento de lo que utilizaba anteriormente porque la caída en las ventas fue estrepitosa”.
La dependencia del exterior es enorme para una estructura productiva primarizada como la argentina. Las tecnologías que se importan en la mayoría de los casos ni siquiera tienen competidores destruidos en el país. Durante los últimos diez años, la brecha tecnológica con las naciones desarrolladas se amplió al mismo tiempo que el dólar barato posibilitó importar bienes de capital e insumos que sirvieron para sostener una fachada propia que ahora se desmorona. La devaluación descontrolada del peso, potenciada por la improvisación del Gobierno, no hizo más que dejar en evidencia la fragilidad de un país que casi no destina recursos a la investigación científico-tecnológica y donde el alambre volverá a ser un insumo imprescindible en el corto plazo.

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Muchos de los insumos importados no se pueden sustituir localmente por falta de tecnología.

Importaciones / devaluación

En los primeros cinco meses del año, las importaciones cayeron un 64 por ciento en relación a 2001.

Los bienes de consumo final nunca representaron más del 25 por ciento del conjunto de las importaciones.

El 75 por ciento restante eran bienes de capital e insumos para la industria, el campo, las privatizadas y los hospitales.

Una devaluación record amenaza con hacer colapsar las redes informáticas de las empresas y dificultar aún más el suministro de drogas básicas a los hospitales públicos.

Riesgo de quiebra de miles de pequeñas y medianas industrias que tienen una alta dependencia de insumos importados, que no pueden seguir aumentando los precios debido a la recesión.

La devaluación descontrolada no hizo más que dejar en evidencia la fragilidad de un país que casi no destina recursos a la investigación científico-tecnológica.

 
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