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Domingo, 27 de mayo de 2007

NOTA DE TAPA

Consumo...

 Por Claudio Scaletta

Un estudio reciente de la consultora especializada CCR sobre la evolución del consumo en algunos países latinoamericanos prevé, en su capítulo sobre Argentina, que en 2007 el consumo masivo crecerá el 23 por ciento, excederá los 31.000 millones de dólares y superará en un 6 por ciento el volumen consumido en 1998. Los datos están en línea con las tendencias relevadas por el Indec. La Encuesta de Supermercados, un buen indicador por aproximación para la evolución del consumo masivo, acumulaba en marzo pasado –último dato disponible– 44 meses consecutivos de crecimiento interanual de las ventas, con un significativo 17,5 por ciento de expansión para el último año, en la serie desestacionalizada y a precios constantes.

La encuesta de CCR, que también segmenta el consumo por niveles de ingreso, agrega un dato más: el consumo se expande en todas las clases sociales, pero contra las sensaciones inflacionarias, lo hace más aceleradamente entre los sectores de menores ingresos. La primera impresión podría ser una confirmación tardía de la “teoría del derrame”, aquella que asegura que el reparto es imposible sin una intensa acumulación previa. Después de casi cinco años de crecimiento continuado y cuando el Producto hace rato que superó los niveles precrisis, llegó la hora del consumo popular. Quizá en los despachos oficiales hasta estén pensando en abandonar a 2002 como año base de las estadísticas e incluso la misma ciencia estadística dejaría de ser aquella según la cual, “si una persona come dos pollos y otra ninguno, ambas han comido uno”. Ahora todos comen. Pero antes de excederse con el entusiasmo, vale la pena acercar la lupa a los datos.

El estudio de CCR muestra que ya en 2006 el mercado de alimentos, bebidas, cosmética y limpieza había superado en volumen los niveles de 1998, remontándose de una caída del 25 por ciento desde el piso tocado durante del segundo semestre de 2002. Las mediciones del Indec, en tanto, dicen que el Producto Interno Bruto de 288.123 millones en 1998 (medido en pesos a valores constantes de 1993) cayó el 18,3 por ciento, a 235.230 millones, en 2002. Para 2006 se encontraba en 329.617 millones, una suba de más del 40 por ciento.

Télam

Prescindiendo de las dificultades de comparación entre los indicadores, mientras el PIB se recuperó el 40 por ciento y dejó atrás holgadamente los niveles de 1998, en el mismo período el consumo masivo creció algo más del 25 por ciento, con lo que sólo regresó a niveles similares a los de 1998. Recién en 2007 el consumo estará, siempre en volumen, 6 puntos por encima del año de inicio de la recesión.

Llegado este punto, los datos no dicen poco sobre el “derrame”, antes bien establecen que el consumo creció bastante más despacio que el Producto. Para saber si hay derrame es necesario mirar cuál fue la evolución del consumo para los distintos niveles de ingreso. El trabajo de CCR no encuesta hogares, sino bocas de expendio minoristas. La demanda en estas bocas presenta una aproximación sobre la evolución del consuno según clase social. De la comparación de 2006 versus 2003 surge que las ventas en los locales con público de clase alta y de clase media típica (ver recuadro) crecieron el 22 por ciento, mientras que los de clase media recuperada lo hicieron el 47 por ciento y los de clase baja el 46. La conclusión podría ser que el consumo masivo de los hogares con ingresos más bajos se recuperó más del doble que el de aquellos con ingresos más altos, pero el silogismo quizá falle en sus premisas.

Dado que los bienes ofrecidos, para realizarse en el mercado, deben tener una demanda efectiva, la pregunta es por qué aumentó esta demanda y por qué lo hizo más fuerte en los locales donde consumen los sectores con menores ingresos.

El primer punto de la respuesta es la caída de la desocupación, que pasó del pico del 24,2 por ciento en mayo de 2002 al 9,8 por ciento actual. Pero igualmente importante resulta el dato de que también comenzó a recuperarse el ingreso del total de los asalariados, es decir no sólo el de los registrados, como ocurría al principio de la recuperación, sino también de los en negro y los pasivos con ingresos más bajos.

Según reseña un informe de la consultora Ecolatina de principios de este mes, en 2006 los salarios reales crecieron el 7 por ciento y además lo hicieron de forma más homogénea que en períodos anteriores. Mientras que en 2005 la brecha entre el crecimiento de salarios formales e informales era de 7 puntos, 18 por ciento contra 11 por ciento, en 2006 se redujo a 2 puntos; 21 contra 19 por ciento.

La tendencia continúa en 2007, pues se están dando subas salariales en torno del 18 por ciento. La predicción de Ecolatina es que la masa salarial crecerá el 23,4 por ciento durante el año –cifra que puede compararse con la predicción de CCR de un crecimiento del consumo también del 23 por ciento–, mientras que las prestaciones jubilatorias lo harán en torno del 50 por ciento.

El “consumo hogar” (ver recuadro), entonces, está aumentando más rápido entre los sectores de menores ingresos, porque son precisamente estos sectores quienes en el último año más recuperaron capacidad de compra. Adicionalmente se trata de la parte de la población que tiene una mayor propensión a consumir bienes alimentarios. De acuerdo con el estudio de CCR, la clase baja destina a food el 63,2 por ciento de sus ingresos, mientras que la alta sólo el 22 y los dos estratos inferiores de la media el 37,4 por ciento.

Un factor adicional que comenzó a sobreponerse a la recuperación de ingresos es la expansión del crédito, que en el primer trimestre creció el 45 por ciento interanual, retroalimentando el consumo global. La incógnita a futuro es en qué medida el comportamiento de los precios frente al impulso de la demanda se convertirá o no en un freno para la continuidad de la recuperación del consumo popular lentamente iniciada.

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En 2007, el consumo masivo crecerá el 23 por ciento, excederá los 31.000 millones de dólares y superará en un 6 por ciento el volumen consumido en 1998.

El consumo se expande en todas las clases sociales y lo hace más aceleradamente entre los sectores de menores ingresos.

El mercado de alimentos, bebidas, cosmética y limpieza ya superó en volumen los niveles de 1998.

El consumo masivo de los hogares con ingresos más bajos se recuperó más del doble que el de aquellos con ingresos más altos.

Se trata de la parte de la población que tiene una mayor propensión a consumir bienes alimentarios.

El aumento de ese consumo se explica por la caída de la desocupación, que pasó del pico del 24,2 por ciento en mayo de 2002 al 9,8 por ciento actual.

También es importante el dato de que comenzó a recuperarse el ingreso del total de los asalariados.

Un factor adicional es la recuperación de ingresos es la expansión del crédito, retroalimentando el consumo global.

 
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