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Domingo, 1 de julio de 2007

EL INTERCAMBIO COMERCIAL CON BRASIL Y ASIMETRIAS DENTRO DEL BLOQUE

El desafío del Mercosur

El comercio dentro del bloque regional ha crecido, pero la percepción es que no se ha avanzado mucho. El criterio mercantilista opaca el trabajo en proyectos de integración estructurales.

 Por Natalia Aruguete

Con la presencia de los presidentes de la Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia y Chile, se celebró a fines de la última semana una nueva cumbre del Mercosur. La agenda de trabajo incluyó la propuesta de reemplazar el dólar por las monedas locales en el comercio regional y el proyecto de impulsar el Banco del Sur. También se debatió sobre el problema energético y las restricciones para la libre circulación de mercaderías entre fronteras. En ese marco, las asimetrías entre los miembros grandes y pequeños han cobrado gran protagonismo. Cash dialogó con Jorge Carrera, gerente principal de investigaciones económicas del Banco Central, acerca de estas asimetrías y sobre los aspectos que se deberían fortalecer para mejorar el intercambio comercial del bloque.

Jorge Carrera, gerente de investigaciones del BC: “No debemos tener un criterio mercantilista”.

¿Cómo evalúa la relación comercial que la Argentina tiene con el Mercosur?

–En términos macroeconómicos y comerciales, el Mercosur está pasando por un momento de cierta insatisfacción con los resultados, aun cuando los números de volumen de comercio no son malos. Es más una sensación térmica que el hecho de que el Mercosur en términos económicos esté andando mal.

¿Por qué cree que existe esa sensación?

–Porque tenemos déficit con el Mercosur y en los años ‘90 nos habíamos acostumbrado a tener superávit. Parece una paradoja que sea el único lugar donde tenemos un déficit comercial importante. Pero ese déficit se debe a que las economías están creciendo a velocidades muy distintas. La velocidad de crecimiento de la Argentina es casi tres veces mayor que la de Brasil y esa velocidad de crecimiento explica que haya una dinámica de exportaciones desde Brasil muy fuerte. Por otro lado, sustituimos proveedores de Asia o Europa por brasileños, porque la devaluación relativa respecto de Brasil fue menor que respecto de otros lados del mundo. Estos dos motivos explican el déficit comercial de la Argentina con Brasil, pero no es malo. Además, el Mercosur es el lugar hacia el que exportamos la mayor cantidad de productos con valor agregado y donde hacen sus primeras armas las empresas que se quieren expandir.

¿Por qué cree que “no es malo”?

–No debemos tener un criterio mercantilista, donde lo único que importe sea tener superávit. En un acuerdo de integración, algunos años se tiene déficit y otros, superávit. Esta es una situación transitoria por las diferentes tasas de crecimiento de las economías. Cuando empiecen a crecer a tasas más normales –la Argentina creciendo un poco menos y Brasil un poco más–, el comercio entre los dos países se va a equilibrar nuevamente.

¿Este equilibrio se dará en el mediano plazo?

–Creo que sí, que en el mediano plazo vamos a converger ambos países hacia tasas de crecimiento mucho más estables.

¿Cree que esta convergencia logrará equilibrar el comercio entre la Argentina y el Mercosur?

–Ese es un factor importante que va a generar equilibrio en el comercio total. Donde hay que seguir trabajando es en las especificidades del proceso de integración. Hay que seguir eliminando las barreras que están por fuera de los aranceles para que el comercio sea cada vez más transparente. Y los gobiernos deberían tomar impulso en la limpieza de medidas que traban el comercio.

Pero no todos los miembros están en condiciones de enfrentar la eliminación de todas las barreras arancelarias.

–Es cierto que el Mercosur tiene que contemplar la protección de algunos sectores. Otro problema importante que será muy demandante es el de algunas asimetrías. Hay una gran asimetría artificial: Brasil tiene un sistema de crédito público a las exportaciones y al sector productivo, el Banco Nacional de Desenvolvimiento Económico y Social, que es un mecanismo fantástico. Los otros países no lo tienen y tienen una cierta asimetría en ese aspecto.

¿Cuáles serían los efectos de incorporar a Venezuela y Bolivia al bloque regional?

–Le darían una matriz de complementación energética muy importante. Los dos países, junto con Ecuador, son grandes productores de energía de la región. Tenerlos en el Mercosur garantizaría –para las relaciones comerciales en el terreno energético– una base de sustentabilidad de crecimiento muy buena. A la vez, son economías dependientes de otros productos y eso sería una ventaja competitiva en términos de exportaciones hacia esos países.

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Claves

“En términos macroeconómicos y comerciales, el Mercosur está pasando por un momento de cierta insatisfacción con los resultados.”

“Es más una sensación térmica que el hecho de que el Mercosur en términos económicos esté andando mal.”

“La velocidad de crecimiento de la Argentina es casi tres veces mayor que la de Brasil y esa velocidad de crecimiento explica que haya una dinámica de exportaciones desde Brasil muy fuerte.”

“Hay que seguir eliminando las barreras que están por fuera de los aranceles para que el comercio sea cada vez más transparente.”

“Venezuela y Bolivia
incorporan al bloque una
matriz de complementación energética muy importante.”

 
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