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Domingo, 29 de julio de 2007

SOJA, CEREALES, BIOCOMBUSTIBLES Y CARNES

Futuro venturoso, color biodiesel

Las expectativas para el campo en la próxima década son brillantes, con precios que se mantendrán cercanos a los máximos históricos.

 Por Claudio Scaletta

Semanas atrás la FAO dio a conocer un informe de las perspectivas agrícolas para los próximos 10 años. Entre sus conclusiones más conocidas la investigación indica que el crecimiento de la economía mundial y de los biocombustibles traerá mayores precios y expansión de la oferta agropecuaria. Es probable también que se esté asistiendo a un cambio en los precios relativos mundiales, con valores de las commodities agrícolas muchos más altos. De lo que se habló menos, en cambio, es acerca de las esperanzas del resto del mundo sobre la evolución de la producción agrícola argentina. Un reciente estudio del Ieral, que lleva las firmas de Inés Berniell y Juan Manuel Garzón, resume los puntos de vista al respecto expuestos tanto por la FAO, como por la OCDE, la organización económica de los países más desarrollados, y la USDA, el Departamento de Agricultura estadounidense.

A primera vista algunos números provocan sorpresa. En principio, cuando se miran las tasas de crecimiento de las exportaciones para los próximos 10 años llama la atención que el maíz muestra una tasa del 82,6 por ciento (contra 18,4 del “mundo”), el trigo del 57,6 por ciento (contra 29,4 del resto del mundo), mientras que la soja arroje un resultado negativo del 12,9 por ciento (contra uno positivo del 44,5 del mundo). Pero antes de creer que se está en los albores del fin del modelo sojero por causas que se desconocían conviene completar la información. El mundo producirá más biocombustibles, la Argentina exportará el insumo para el etanol, pero aprovechando las sinergias con la ya desarrollada industria aceitera local, elaborará biodiesel. El complejo aceitero seguirá expandiéndose a tasas similares a las del resto del mundo. Así, en aceite de soja se prevén tasas de crecimiento de las ventas argentinas del 30,5 por ciento para el período contra 36,4 del “mundo”. Y en harinas de soja valores en torno del 32 por ciento, similares a los del mundo. Esta continuidad de la expansión es hoy reforzada por los incentivos impositivos que discriminan en favor de las ventas del complejo sojero por sobre el cerealero. “Por ello –sintetiza Ieral– se espera que Argentina siga ampliando su capacidad de producción de aceites y con ella la de harinas”, lo que “daría lugar a que al final de la próxima década el país necesite importar granos de soja, comprando alrededor de 3 millones de toneladas” a sus vecinos.

En cuanto al biodiesel, la USDA proyecta un incremento desde los 7 millones de galones producidos en 2005/2006 a 58 millones en los próximos 9 años. La previsión, entonces, es que Argentina reafirmará su participación dominante en el comercio mundial de harina de soja, donde en 10 años las ventas locales constituirán el 50 por ciento del total mundial En otros productos agropecuarios, las proyecciones son más hostiles. En el mercado cárnico, tanto en el informe de 2006 como en el último, la USDA prevé caídas en las exportaciones locales. La predicción de un número negativo se extiende a toda la década venidera, que redundaría en una caída del 5,2 por ciento al final del período.

Cualquiera sea el caso, más allá de los deslices sectoriales, las expectativas para el campo en la próxima década son brillantes, con precios que se mantendrán siempre cercanos a los máximos históricos. De todos modos, el horizonte no está completamente despejado. Existen focos de incertidumbre sobre factores imposibles de anticipar. Algunas fuerzas seguirán trabajando, en particular el informe recuerda que no puede preverse cuáles serán los cambios en las barreras arancelarias y paraarancelarias, ni la evolución del mercado energético mundial. Quizá, y solo quizá, el precio del crudo podría disminuir, o la tecnología utilizada para los biocombustibles avanzar hacia la demanda de insumos que no compitan con los alimentos. 10 años hacia el futuro es mucho tiempo.

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Imagen: Diego Giudice

Agro

• La cosecha de azúcar en la presente temporada sería de 1,35 millón de toneladas, lo que representa una caída del 20 por ciento en relación al año pasado, estimó la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres. La causa principal de la baja sería climática.

• La agricultura familiar representa el 19,3 por ciento del valor bruto de la producción agrícola argentina, unos 12.136 millones de pesos anuales, informó la Sagpya.

• Durante el primer
semestre del año, las exportaciones de frutas frescas fiscalizadas por el Senasa alcanzaron los 586 millones de dólares, una
suba del 28 por ciento en divisas y 16 por ciento en volumen con respecto al mismo período de 2006.

• Pequeños productores
de la Quebrada de
Humahuaca comenzaron
a utilizar un deshidratador
solar de frutas y hortalizas desarrollado por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). El aparato
fue bautizado como “Aureliano Buendía” y se espera que ayude a diversificar el circuito productivo local.

 
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