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Domingo, 8 de junio de 2008

Sube, sube...

En el último mes, las tasas de préstamos para empresas y personas subieron hasta 15 puntos porcentuales. Las entidades argumentan que el conflicto con el campo derivó en una salida de depósitos que las obligó a subir las tasas de plazos fijos, ajuste que terminó empujando el costo de los préstamos. La estrategia de la mayoría de los bancos es cargar el peso del costo del crédito en los gastos que, en muchos casos, terminan siendo más altos que la propia tasa de interés. El resultado se observa en sus respectivos balances, que reflejan utilidades hasta un 130 por ciento más elevadas que hace un año.

 Por Roberto Navarro

En el último mes las tasas de préstamos bancarios para empresas y personas subieron hasta 15 puntos porcentuales, continuando con un repunte que viene desde mediados de 2007. Así, los bancos están cobrando intereses que algunos analistas pueden considerar de usura. El Santander Río cobra por un préstamo personal un 76 por ciento anual; el BNP Paribas, un 85 por ciento por un prendario y el Supervielle, un 31 por ciento anual por un crédito hipotecario. Las entidades argumentan que el conflicto con el campo derivó en una salida de depósitos que las obligó a subir las tasas de plazos fijos, ajuste que terminó empujando el costo de los préstamos. Pero el promedio de tasa que reciben los ahorristas tuvo un pico a mitad de mayo y volvió a caer hasta situarse apenas dos puntos por arriba de lo que percibían en los últimos meses. Sólo los depósitos superiores a un millón de pesos aún reciben un interés entre 3 y 5 puntos más alto que hace un mes. La estrategia de la mayoría de los bancos es cargar el peso del costo del crédito en los gastos que, en muchos casos, terminan siendo más altos que la propia tasa de interés. El resultado se observa en sus respectivos balances, que reflejan utilidades hasta un 130 por ciento más elevadas que hace un año.

El Standard Bank, uno de los bancos más grandes del mundo, cobra por un préstamo personal de 30 mil pesos a 12 meses un 28,9 por ciento de tasa nominal anual. Sumando los gastos, el costo financiero total (CFT) trepa a 57,61 por ciento: el doble. Cobra gastos de gestión, comisión de otorgamiento y de administración, seguro de vida, IVA sobre intereses y sobre comisiones. La misma entidad cobra por un préstamo prendario a cinco años un 16,9 por ciento de interés nominal anual y un 38 por ciento de costo financiero total. Es decir, que, aun teniendo el auto como garantía del crédito, el costo final supera en un 110 por ciento la tasa de interés anual y obliga a devolver más de tres veces el monto del préstamo. El costo financiero total es el precio real que cobran los bancos por el dinero que prestan. En la actualidad, los bancos tienen un costo de captación promedio del 11 por ciento y lo presta al 43 por ciento. Es decir que ganan más de 30 puntos por la intermediación (spread).

A mediados de los noventa en el país operaban casi 200 entidades financieras, hoy sólo quedan 85. Y las primeras doce manejan el 73 por ciento de los depósitos y el 77 por ciento de los préstamos.

El banco Supervielle ofrece sus créditos hipotecarios al 15 por ciento de interés nominal anual. Cobra gastos de gestión, de tasación, de hipoteca, de otorgamiento, de administración, más comisión por administración, seguro de incendio, seguro de vida, impuestos internos sobre los seguros e IVA sobre todos los gastos. Así, el CFT se duplica y llega al 30,5 por ciento. Tomando en cuenta que la relación del precio de las propiedades respecto del salario obliga a la mayoría de los potenciales clientes a elegir el máximo plazo posible –el Supervielle ofrece 10 años–, el precio final del préstamo se multiplica por cuatro. El Santander Río cobra un 29 por ciento de costo financiero total en sus créditos hipotecarios, lo que lo convierte en el segundo más caro entre los doce líderes del sistema.

A pesar de estas elevadas tasas, en mayo los préstamos al sector privado crecieron un 3,8 por ciento con relación al promedio del mes anterior y acumularon un incremento del 43,5 por ciento respecto de un año atrás. De esta manera se mantiene la tendencia observada desde enero de 2004, con 51 meses consecutivos de crecimiento en el stock de préstamos, que se ubica en la actualidad por arriba de los 117.600 millones de pesos. Este resultado indica que el mercado está convalidando la suba del costo del dinero. Guillermo Wierzba, director del Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo, explicó a Cash que “la evolución de los créditos para las familias, tanto los personales, como los prendarios e hipotecarios, sigue el comportamiento de la demanda”. Pero advirtió: “Obviamente que tasas más bajas impulsarían un mayor consumo y si siguen subiendo, enfriarán la economía”.

La crema del negocio de los bancos es el de las tarjetas de crédito. En los últimos doce meses, el saldo de los clientes con los bancos por intermedio del plástico creció un 53 por ciento, muy por arriba del crecimiento del stock total de préstamos del sistema, que fue del 43 por ciento. La deuda de los consumidores a las entidades por saldos en tarjeta ascendió al 31 de mayo a 12.748 millones de pesos. El costo financiero total de la financiación por tarjeta de crédito es uno de los más altos del sistema y tiene enormes variaciones entre distintos bancos, aunque se trate de la misma tarjeta, por ejemplo, Visa. En mayo, la Visa del Standard Bank cobró un CFT del 73,2 por ciento y la del Río, un 55,9 por ciento. Estos costos varían mes a mes, sin previo aviso.

El rubro de menor crecimiento entre los préstamos a familias es el de los créditos hipotecarios, que aumentó un 37 por ciento en un año. De los 2500 millones de pesos que se otorgaron en los últimos doce meses, 1500 millones los prestó el Banco Nación y 550 millones el resto de la banca pública –la mayor parte el Provincia de Buenos Aires– y el Credicoop. Esto refleja un corrimiento de los bancos privados hacia los nichos de negocios más rentables. El CFT del Banco Nación, el Provincia de Buenos Aires y el banco cooperativo es, en promedio, la mitad del de los bancos privados.

A pesar del continuo reclamo del Gobierno y los sectores productivos para que los bancos dediquen una mayor porción de sus fondos a financiar a las empresas, en los últimos doce meses la situación no mejoró. Mientras los préstamos a familias crecieron un 55 por ciento, los créditos empresarios lo hicieron sólo un 34,9 por ciento. Así, el sector productivo pasó de participar en el 59 por ciento de las carteras bancarias en 2007 al 54 por ciento en la actualidad. En el caso de las pymes el crecimiento fue menor aún: sólo alcanzó el 24,9 por ciento. La mayor parte del nuevo fondeo fue debido a la acción de la banca pública y cooperativa. Entre ambas ya superan el 50 por ciento del stock de deuda de pequeñas y medianas empresas.

Con la estrategia de concentrarse en los negocios más rentables y seguir subiendo el costo del dinero, los bancos están consiguiendo utilidades impensables hace pocos años, cuando el sistema estuvo a punto de colapsar. El Citibank pasó de ganar 105 millones de pesos en 2006 a 234 millones en 2007, un 130 por ciento más. Y en el primer trimestre de 2008 ya ganó 115 millones más. El Santander Río ganó 266 millones de pesos en 2007, un 12 por ciento más que en 2006. Y en el primer trimestre de 2008 ya ganó 180 millones. El Francés pasó de 180 millones en 2006 a 235 millones en 2007 y 74,3 millones en el primer trimestre de 2008. De los doce bancos líderes, tres son públicos y uno cooperativo. Estos casi no movieron sus tasas de interés. Los otros ocho manejan buena parte del crédito, basados en la buena imagen que les proveen sus campañas de marketing y en los espacios que les deja la banca estatal. En el último año, esos grandes bancos lograron apropiarse de una utilidad extraordinaria. Sin ninguna resistencia, los bancos están obteniendo súper rentas.

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Imagen: Ana D’Angelo
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En el último mes las tasas de préstamos bancarios para empresas y personas subieron hasta 15 puntos porcentuales.

Los bancos están cobrando intereses que algunos analistas pueden considerar de usura.

Las entidades argumentan que el conflicto con el campo derivó en una salida de depósitos que las obligó a subir las tasas de plazos fijos, ajuste que terminó empujando el costo de los préstamos.

La estrategia de la mayoría de los bancos es cargar el peso del costo del crédito en los gastos que, en muchos casos, terminan siendo más altos que la propia tasa de interés.

El resultado se observa en sus respectivos balances, que reflejan utilidades hasta un 130 por ciento más elevadas que hace un año.

Con 51 meses consecutivos de crecimiento en el stock de préstamos, que se ubica en la actualidad por arriba de los 117.600 millones de pesos.

La crema del negocio de los bancos es el de las tarjetas de crédito.

La deuda de los consumidores a las entidades por saldos en tarjeta ascendió al 31 de mayo a 12.748 millones de pesos.

 
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