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Domingo, 28 de septiembre de 2008

“Discutimos cómo crecer en el tiempo, no mañana”

El arquitecto de la fórmula de movilidad previsional defiende la compleja ecuación, dice que garantiza que los haberes suban hasta en tiempos de crisis y revela que más adelante habrá otra ley para que las jubilaciones se acerquen más a los salarios de los trabajadores activos. Admite que “siempre se estudian posibles aumentos” para un eventual ajuste antes de fin de año.

 Por David Cufre y Roberto Navarro

Amado Boudou afirma que la principal virtud del proyecto de ley de movilidad previsional es que le quita al Poder Ejecutivo la discrecionalidad para manejar las jubilaciones. También dice que la ley es para aumentar los ingresos, nunca para bajarlos, “como ocurrió en el gobierno de De la Rúa”. En entrevista exclusiva con Cash, el titular de Anses asegura que esto “es lo mejor que se puede hacer en este momento”, pero que es intención de la Presidenta, si el sistema se sigue consolidando, modificarlo antes del final de su mandato “para que los haberes comiencen a acercarse paulatinamente al 82 por ciento móvil”. Utilizando la fórmula que se presentó al Congreso, si en el semestre en curso se dieran los mismos aumentos salariales e igual incremento de recursos de Anses de la primera mitad del año, los jubilados y pensionados recibirían en marzo de 2009 un aumento del 11,85 por ciento. En todo el año la suba se acercaría al 25 por ciento.

¿La ley de movilidad es mejorable?

–No, lo que creo es que a la recuperación del sistema previsional le falta algo. Este proyecto desde el punto de vista de lo que debe ser una ley de movilidad para nosotros es poco menos que ideal. Porque tiene en cuenta los parámetros que determinan cómo van aumentando las jubilaciones, es decir, los salarios y los recursos del sistema. Y también tiene en cuenta su solvencia intertemporal. Hablaría muy mal del sistema previsional que dentro de cinco años estemos diciendo que no se pueden pagar las promesas que se hicieron, como ocurrió en el pasado. Ahora, todavía nos quedan materias pendientes, que básicamente tienen que ver con que los niveles jubilatorios se vayan acercando cada vez más a una proporción importante de los salarios de los trabajadores activos.

¿Con esta ley de movilidad, las jubilaciones se acercarán a lo que alguna vez fue el 82 por ciento o se alejarán de esa meta?

–Hay un tema que para nosotros es importante: aquellos que tenían salarios más bajos en su etapa laboral en muchos casos cobran una jubilación que supera el 82 por ciento. No hay que olvidar que el sistema jubilatorio tiene monotributistas.

¿Y para el salario medio de la economía?

–Con esta ley lo que pasará es que, en general, se van a mantener las proporciones actuales. Lo que está faltando es ir mejorando la relación entre jubilaciones y salarios. Es una asignatura pendiente. Sin duda nuestra política previsional, que inició el presidente Kirchner y está fortaleciendo la presidenta Cristina, va a ir acercando los ingresos de los jubilados a los de los trabajadores. A partir de ahora, con la libertad de opción –no hay que perder de vista que toda la gente que ingresa al mercado laboral lo hace por el sistema de reparto– van a ir mejorando los recursos del régimen estatal. Estamos cambiando la lógica que se instaló con el sistema de capitalización y como resultado el sistema de reparto tendrá cada vez más recursos por aportes y contribuciones.

¿No sería lógico marcar un sendero mínimo de crecimiento de las jubilaciones para que se vayan acercando a los salarios?

–Es que yo creo que se van a ir acercando, porque los recursos del sistema crecen más rápido que los salarios. Y los recursos forman parte de la fórmula de movilidad previsional. En los años 2003, 2004, 2005 y parte de 2006, los recursos tributarios crecieron más que los salarios.

Pero más allá de eso, ¿están pensando en introducir alguna modificación que acerque los haberes jubilatorios a los salarios?

–Sí, para eso se tiene que seguir consolidando el sistema. Tendremos otra pieza jurídica. Esta fórmula es de movilidad de haberes. Una de las medidas que nosotros pensamos que tiene que venir cuando el sistema esté más robustecido desde el punto de vista de los recursos, no por obra y gracia de la magia, sino porque la libertad de opción cambió la lógica de recursos del sistema, es trabajar sobre una más fuerte sustitución del salario. Es un paso adicional que sabemos que en un futuro vamos a dar. Tiene que haber una medida que en algún sentido permita que se acerquen a los porcentajes de sustitución. Porque el sistema previsional tiene varias cosas. Por un lado el haber de inicio. Por otro lado, que ese haber de inicio tenga una movilidad. Por otro lado, las condiciones de acceso. Son todas piezas distintas. Lo que hemos estado haciendo es tratar de hilvanar esas piezas en un proceso responsable de recuperación del sistema porque tiende a ser sustentable en el largo plazo.

¿Por qué ahora no?

–Porque ahora no se puede sostener en el tiempo. Como dije antes, éste es un proceso de recuperación que tiene una lógica, la lógica de incremento de recursos empezó el año pasado. Esa creo que es la próxima medida.

¿Pero es una medida que llegará de acá a 5 años?

–No necesariamente, depende de cómo crezca el empleo formal.

Hay cierta sensación de desencanto en los jubilados con la ley de movilidad, da la impresión de que esperaban más.

–Es que venimos de un sistema destruido y todavía le falta mucho para estar bien. Sus expectativas son genuinas. Pensemos que habíamos llegado a un 60 por ciento de cobertura previsional y hoy superamos el 90 por ciento, mejoramos los recursos del sistema público, subimos fuertemente la mayoría de los haberes, dimos libertad de opción entre el Estado y las AFJP, antes los jubilados cobraban a 60 días vencidos y ahora 30 días adelantados. A partir de todos estos pasos tenemos un sistema previsional que tiene una cobertura importante, llega a mucha gente, tiene algún nivel de mejora de jubilaciones y pensiones, y tiene un equilibrio financiero que permite seguir mejorando y creciendo. Nos parecía, y la Presidenta así lo interpretó, que era el momento justo para tener un sistema de movilidad automático. Nos parece que no se le dio demasiada importancia para lo que esto significa en términos conceptuales. La discusión se limitó demasiado a cuánto es el próximo aumento, y no a que esto es mucho más que un aumento, esto es un cambio de lógica, esto tiene que ver con que por primera vez no va una ley al Congreso para bajar jubilaciones o para congelarlas, sino para discutir cómo se mejoran. Nos parece que es el hecho central de este proyecto de ley. Estamos discutiendo cómo se mejoran en el tiempo, no mañana.

Es algo que existía históricamente en la previsión argentina y que había sido retirado.

–Que debe tener todo sistema previsional normal. Entonces es un gobierno que desde el propio Poder Ejecutivo, la Presidenta toma la decisión de bajar el nivel de discrecionalidad y me parece que es un salto en la calidad institucional.

El proyecto surgió a partir de dos fallos de la Corte Suprema.

–Sí, hubo miles de fallos antes y otros gobiernos no hicieron nada. La Presidenta decidió hacerlo. Me parece que esto hay que rescatarlo porque no es el primer fallo que dicta la Corte Suprema en materia previsional. Menem estuvo diez años sin mover las jubilaciones. Y De la Rúa las bajó. ¡Las bajó en términos nominales! Entonces no poner esto en valor es como mínimo un exceso. Este proyecto que enviamos, ¿qué fortalezas entendemos que tiene? Que da dos aumentos por año gobierne quien gobierne. Ya no hace falta que esté Cristina para aumentar las jubilaciones.

¿Qué pasa con los que ganaban más de mil pesos antes de la devaluación, e incluso otros jubilados, que tuvieron aumentos más bajos estos años? En definitiva, están perdiendo derechos adquiridos.

–Todos los pasos que dio este Gobierno en materia previsional han sido a favor de los jubilados, desde el fuerte aumento de la mínima hasta la inclusión de una importantísima masa de personas que no tenían aportes y ahora cobran una jubilación, y también este nuevo proyecto. Las mejoras del sistema saldrán de su propia reconstrucción. No hay soluciones mágicas.

También hay quienes se quejan de que Anses terminará el año con un superávit acumulado de más de 23 mil millones de pesos, que podría utilizar para dar más aumentos.

–El total de haberes que paga Anses es de 60 mil millones de pesos por año. Por ley deberíamos tener un saldo ahorrado igual a un año de haberes, todavía no llegamos ni a la mitad. Cualquier crisis que pueda suceder –ojalá que no ocurra, pero las economías tienen sus ciclos– pondría en peligro los ingresos previsionales. Sería una enorme irresponsabilidad de mi parte vaciar la caja.

¿Y en 2009 cuánto está presupuestado?

–Anses tiene un presupuesto de más de 70 mil millones de pesos.

“Siempre estudiamos qué aumento se puede dar”

¿En qué se basaron para armar la fórmula?

–Creo se le ha dado demasiado protagonismo a este tema. Se lo quiere mostrar como algo esotérico, como dijo algún senador. En realidad es un promedio entre dos variables: cómo crecen los salarios y cómo crecen los recursos tributarios (IVA, Ganancias y Combustibles, entre otros) de Anses. Desde el punto de vista conceptual, todo sistema previsional con aportes y contribuciones –que no son impuestos, son aportes de las personas y las empresas– debe tener un patrón que refleje la evolución de los salarios. Además, así lo había marcado la Corte en el caso Badaro. Fallo que para nosotros fue muy importante, porque señaló un índice para un caso particular. Y dijo: “Hay que crear un índice, que no necesariamente es éste. Reconocemos que la política de aumentos de la jubilación mínima ha sido importante”. No es ocioso recordar que si se le hubiera aplicado el fallo Badaro a la mínima, hoy estaría en 350 pesos, es decir, cerca de la mitad de su nivel actual. La Corte también dijo que un sistema previsional debe buscar un correlato con la evolución de los recursos fiscales para que sea sustentable en el tiempo. Entonces, el primer componente de la fórmula es la evolución de los salarios. Y el segundo componente que se promedia es cómo aumentan los recursos tributarios de Anses.

Pero la fórmula no es sólo eso. Tiene un segundo componente, una parte B, que puede limitar los aumentos.

–No, el índice es la parte A de la fórmula: el promedio entre salarios e ingresos tributarios de Anses. Supongamos que los salarios de acá a fin de año crecen un 15 por ciento. Y supongamos que de acá a fin de año los recursos crecen un 16 por ciento. Es simplemente hacer el promedio y las jubilaciones aumentarían un 15,5 por ciento.

Pero si la recaudación total de Anses, que incluye los ingresos por impuestos más los aportes y contribuciones, aumenta 10 por ciento, la suba de jubilaciones no es de 15,5, sino de 10.

–La formula también prevé qué pasa en tiempos de crisis. En tiempos normales rige A. En tiempos normales la recaudación total claramente está determinada por la evolución de la recaudación tributaria y por la evolución de los salarios. La recaudación total no tiene por qué ser menor a los ingresos tributarios de Anses. Entonces no tendría que haber ningún problema y A es el patrón de crecimiento de las jubilaciones.

¿Qué pasa cuando el país no atraviesa tiempos normales?

–¿Qué ocurriría en tiempos de crisis? Un sistema previsional que no tomara ninguna previsión tendría que aplicar alguna cosa rara: congelar las jubilaciones o bajarlas, como ya ocurrió. Nosotros estamos previendo que en tiempos de crisis las jubilaciones igual tengan una variable que las aumente. La suba vendría dada por el aumento de los recursos totales del sistema. Amplificado en un tres por ciento, porque tenemos el fondo de garantías de la seguridad social. De esa forma la fórmula da 1.03: la recaudación total más el tres por ciento. Querer comparar una crisis contra nada es estar en Disneylandia. Sabemos lo que son las crisis: se han congelado y hasta bajado las jubilaciones. Nosotros proponemos que aun en tiempos de crisis pueda haber aumentos. En términos nominales hubo un solo episodio de caída de la recaudación total, que fue el 2001.

Si el componente B permite aumentos de jubilaciones más altos porque la recaudación total sube en forma sólida y sostenida, ¿por qué en ese caso se aplica la parte A de la fórmula, que da más bajo? En definitiva, siempre se aplica el componente de la fórmula que arroje un resultado menor.

–Es un comentario que escuché varias veces. Me parece que viene de no comprender la lógica del sistema de movilidad. La propuesta de movilidad es que las jubilaciones aumenten un promedio entre el salario y la recaudación tributaria. Porque son las variables que determinan la performance del sistema. Entonces no es que se aplica el más bajo. Este es el índice, y en un momento de crisis entra a operar el índice B. No es válido comparar cuánto daría el más alto todo el tiempo, eso es otra cosa y haría insostenible el sistema a largo plazo.

¿Por qué?

–Porque no alcanzarían los fondos. Uno es el índice de movilidad y el otro es una cláusula de sustentabilidad del sistema ante una crisis.

La oposición dice que es una cláusula de tope.

–Que le pongan el nombre que quieran. La oposición dijo explícitamente en la última reunión del Senado que ellos estarían de acuerdo con una fórmula que diga que las jubilaciones aumenten con los salarios, sujeta a que se pueda pagar por Anses. ¿Qué diferencia hay? Una es concreta y explícita y la otra es vaga y permitiría cualquier manejo.

¿Cuánto aumentarán las jubilaciones en marzo, de acuerdo con cómo vienen los salarios y la recaudación?

–Todavía no tenemos los resultados. Hay que esperar. Me preguntan mucho por este tema, pero debemos ser muy cuidadosos porque no podemos jugar con las expectativas de la gente. Cualquier cosa que diga se tomará como un anuncio. No sería responsable.

¿Y de cuánto será el aumento de haberes antes de fin de año?

–El primer aumento de la ley es en marzo de 2009.

¿Pero no dijeron en el Senado que habrá un aumento en noviembre?

–No, eso dijo (el senador Miguel) Pichetto.

¿Lo desmiente?

–De ninguna manera. Yo digo que nosotros estamos estudiando siempre qué aumento se puede dar. No es ahora que lo estamos estudiando, lo hacemos siempre. Esta ley empieza a regir el 1º de enero, porque nos gusta separar cualquier cuestión coyuntural de esto que es estructural.

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Imagen: Pablo Piovano

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“La discusión por la ley de movilidad se limitó demasiado a cuánto es el próximo aumento. Esto es mucho más que un aumento, es un cambio de lógica.”

“Se quiere mostrar el
índice como algo esotérico, cuando en realidad es un mecanismo que permite que los haberes aumenten hasta en tiempos de crisis.”

“Venimos de un sistema previsional destruido y todavía le falta mucho para estar bien. Las expectativas de los jubilados son genuinas.”

“Si no tomáramos ninguna previsión, frente a una crisis habría que hacer alguna cosa rara: congelar las jubilaciones o bajarlas, como ya ocurrió.”

“Todavía nos quedan materias pendientes. Básicamente, que las jubilaciones se vayan acercando a una proporción importante de los salarios de los trabajadores activos.”

“Tendremos otra pieza jurídica para lograr un mayor porcentaje de sustitución del salario. Es un paso adicional que sabemos que en un futuro vamos a dar.”

“Si se le hubiera aplicado el fallo Badaro a la jubilación mínima, hoy estaría en 350 pesos, cerca de la mitad de su nivel actual.”

 
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 indice
  • Nota de tapa
    “Discutimos cómo crecer en el tiempo, no mañana”
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