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Domingo, 30 de noviembre de 2008

ENFOQUE > LA POTENCIALIDAD DEL DESARROLLO DE LA ENERGIA EOLICA

La industria del viento

La energía eólica está convocando a naciones y empresarios frente a los problemas energéticos y ambientales mundiales. Por un lado, la dependencia que se tiene de los combustibles fósiles —recurso agotable en el mediano plazo—; y a esto se le suma la contaminación ambiental y drásticos cambios climáticos. En tiempos prehistóricos, los hombres usaban los molinos para la agricultura. Recién hacia finales del siglo XIX éstos fueron destinados a la generación eléctrica. El presidente de la Asociación Argentina de Energía Eólica (AAEE), Erico Spinadel, explicó a Cash que “el salto fundamental se produjo en los países que dictaron una legislación adecuada y que, sumado a garantías de continuidad jurídica, incentivaron a inversores”.

La energía eólica representa una tecnología probada y desarrollada a nivel masivo. Posee las siguientes características:

  • No es un tipo de generación dañina para el medio ambiente.

  • Su instalación es rápida, eficaz y posee muy bajos costos de mantenimiento.

  • No afecta a otras industrias asentadas en las cercanías del centro de producción.

  • Su volumen de producción es tan importante como el alcanzado por otras fuentes de generación.

  • Lo más importante es la estabilidad en precios y garantía en el aprovisionamiento a corto, mediano y largo plazo.

Por esas razones, potencias como Alemania, India, España, Dinamarca, Estados Unidos y China son grandes productores de energía eólica. Según el presidente de la Asociación Mundial de Energía Eólica, Miguel Kane, la industria del viento es actualmente la de mayor evolución mundial en la rama energética. Según un informe de la AAEE, si se tiene en cuenta que la demanda energética nacional creció sostenidamente post-devaluación debido al crecimiento en la actividad, la Argentina está frente a un gran desafío: se calcula que el país debe incrementar su capacidad instalada en 1200 megawatts anuales. En la etapa posterior a una crisis es cuando debe replantearse la necesidad de una nueva matriz energética que sea lo suficientemente capaz de satisfacer a corto, mediano y largo plazo las demandas de los consumidores y del sector industrial. Spinadel afirma que no se debe perder de vista que “por razones técnicas hay que considerar que una décima parte de la energía eléctrica total puede provenir de turbinas eólicas si no se quiere desestabilizar a la red”. Aun así, aclara que la Argentina posee vientos similares a los de Alemania, líder en producción de energía eólica, y que el país se encuentra en condiciones de instalar 2100 megawatts eólicos al actual sistema de redes eléctricas, lo cual crearía 42 mil empleos directos y otros 336 mil indirectos. Esa instalación implicaría un movimiento económico directo de 2500 millones de dólares.

El viento es gratuito e inagotable, y cada granja eólica tiene una vida útil de aproximadamente veinte años. Su supervivencia dependerá de un recurso que no genera problemas de disponibilidad y se pueden elaborar proyecciones confiables debido a la constancia en los costos desde el día en que comienza a funcionar cada generador hasta el último. Para lograrlo, es necesario concretar los proyectos de inversión y crear leyes apropiadas. “No hay frenos tecnológicos. Algunas de nuestras empresas se encuentran instalando turbinas eólicas en Brasil. Buscamos que se implemente y se acepte una legislación adecuada que tienda a asegurar al inversor un plazo cierto para recuperar su inversión”, concluye Spinadel.

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