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Domingo, 12 de abril de 2009

ESTUDIO DEL INTDEBATE > A SOBRE COSTOS E INGRESOS DE PRODUCTORES

La soja sigue siendo muy rentable

El trabajo del INTA presenta un cálculo detallado del negocio para el producto que descarta todas las expresiones apocalípticas sobre la situación de los sojeros.

 Por Alejandro Rofman *

Un reciente estudio, que proviene de una fuente inobjetable, aporta interesante información acerca de la actual rentabilidad de la soja. El estudio es de febrero de este año y fue efectuado como parte de un análisis que cubre un conjunto importante de cultivos agrícolas en el INTA, más precisamente en la Estación Experimental Agropecuaria del Centro Regional Chaco-Formosa. En ese ámbito de reconocida solvencia técnica se vienen realizando, a través de revisiones bimestrales, evaluaciones de costo-beneficio de la producción agrícola regional desde hace varios años. La información consignada en el sitio de Internet del INTA abarca el período 2003-2009. La responsable de tales estudios es una conocida investigadora del Area de Economía Agropecuaria del INTA, que desempeña sus funciones en dicha Estación Experimental desde hace varios años. Sus trabajos siempre han contado con respaldo y legitimación plena. Se trata de la ingeniera agrónoma Graciela Ellena, profesora titular, además, en la Facultad de Agroindustria de la Universidad Nacional del Nordeste, con sede en Presidencia Roque Sáenz Peña.

Los cálculos de costos y rentabilidad se refieren a un modelo productivo basado en la tecnología promedio disponible en la actividad sojera del área de influencia de la referida Estación Experimental. Por el lado de inversiones y gastos se incluyen todo el proceso de implantación, de cuidado, de cosecha y de comercialización de la soja de la campaña 2008-2009, incluyendo el flete del traslado de la zona chaco-formoseña hasta los centros de exportación y/o industrialización del poroto, sitos en las cercanías de Rosario o en el sur de Córdoba. Finalmente, la productividad media calculada está por debajo del promedio nacional. Así, la planilla respectiva estima un rendimiento de 2000 kilogramos por hectárea, o sea 20 quintales por dicha unidad de superficie. Los precios de comercialización del poroto corresponden a una estimación a mediados de febrero y es un 8 por ciento más bajo que el valor de mercado del 1º de abril de este año.

El cálculo efectuado por Ellena consigna que por hectárea el costo de producir soja resultó ser de 1260,76 pesos, mientras que el ingreso bruto por la venta de esa oleaginosa alcanzó los 1591,60 pesos. Esto le permitió al propietario del predio correspondiente obtener un beneficio bruto de 330,84 pesos por hectárea. Si se realiza una estimación del tamaño del predio que se corresponde con un productor mediano de la zona, es factible considerar que el campo bajo explotación de su dueño podría tener una superficie de 300 hectáreas. De este modo, el margen bruto del productor sojero para esta campaña ascendería a 99.252 pesos, o sea alrededor de 16.500 pesos por mes por el tiempo que dura la campaña sojera, es decir seis meses.

Este cálculo de rentabilidad se efectuó, como se mencionó más arriba, con un precio inferior al actual. Si se recalcula tal margen en función del precio de 870 pesos la tonelada, el beneficio sube a 479,4 pesos por hectárea. Dado que se ha realizado una estimación para un productor–propietario tipo de 300 hectáreas, el margen total de la campaña sojera para ese productor sería de 143.772 pesos, o sea cerca de 24.000 pesos por mes.

Para cotejar este excelente resultado económico con el que estuvo vigente durante el pico del conflicto agrario, a mediados del año pasado, acudimos al archivo de los estudios de la citada profesional, accesibles en la página web del INTA. Así, en junio de 2008, la planilla respectiva consigna un costo menor de uso de fuerza de trabajo, de maquinaria, de costo de semilla y de diversos agroquímicos, así como el flete a puerto o a industria, al tiempo que el precio de venta del poroto del productor resultó algo superior: 923,70 pesos por tonelada. El margen bruto de beneficio alcanzó a 720,13 pesos por hectárea, con un rendimiento similar al de febrero de este año. Si se coteja este dato con el que se obtiene del análisis de la situación más reciente, ajustado el precio de comercialización al vigente en estos días, la diferencia supone una disminución de 240 pesos por hectárea, dado que el año pasado, en junio, el beneficio alcanzaba poco más de 720 pesos y en este año se redujo a alrededor de 480 pesos. La reducción del margen de ganancia por hectárea resultó ser de un tercio, pero nunca se transformó en negativo como afirman los ruralistas.

Debe hacerse notar que la todavía muy buena tasa de rentabilidad se calculó en ambos casos ya deducidas las retenciones vigentes en cada oportunidad.

El estudio se refiere a un establecimiento sojero, explotado por su propietario en una zona marginal del área de cultivo nacional. Esa situación geográfica marginal explica la baja productividad de la cosecha, un tercio inferior al promedio nacional estimado para la actual campaña y la mitad del que se obtiene en la zona núcleo (sur de Santa Fe, norte de Buenos Aires y este de la provincia de Córdoba). Además, el costo del flete es muy elevado dada la distancia desde la zona de producción a la de recepción del producto, en las cercanías de Rosario o en el sur de Córdoba. Ello indica que la rentabilidad del productor, en plena Pampa Húmeda, es superior debido a las diferencias en productividad y en costos de transporte. Esta afirmación coincide con la información incluida en una nota de Clarín del 17 de marzo pasado, en su página 9, donde se citan conclusiones de un trabajo encargado a la empresa Grobocopatel por la Asociación Empresaria Argentina. Allí se dice que “la situación cambia (en relación con quienes alquilan campos) para los que tienen campos propios: la ganancia puede ser 151 dólares por hectárea”. O sea, en pesos, 568 pesos de ganancia por hectárea. A confesión de parte, relevo de pruebas.

Queda, entonces, demostrado que ningún productor de soja se funde hoy en la Argentina si explota su propio predio. En caso de haberlo alquilado, deberá ajustar el valor del arriendo a los beneficios reales obtenidos. Si este productor sufrió consecuencias no deseables por la sequía del año pasado corresponde considerar su situación específica para que se acoja a la legislación existente de Emergencia Económica y sea favorecido con un subsidio por parte del Estado nacional. La actual campaña, según recientes estimaciones, debería haber sido de alrededor de 43 millones de toneladas si las condiciones climáticas hubiesen acompañado al proceso de crecimiento de la planta sojera. Se calcula que, por la sequía, la cosecha disminuirá a 39 millones de toneladas, una caída del 10 por ciento, lo que indica que el daño de la falta de humedad está lejos de ser generalizado.

El valor singular de la información suministrada por el INTA es que presenta un cálculo detallado y fehaciente de una cuenta cultural cierta, que descarta todas las expresiones apocalípticas sobre la situación del productor sojero al que se pretende presentar como que ha sufrido un irreparable quebranto con el único objetivo de justificar la disminución o eliminación de las retenciones.

* Investigador del CEUR/Conicet.

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“La rentabilidad del productor de la Pampa Húmeda es superior por las diferencias en productividad y en costos de transporte”, explica Rofman.
Imagen: Bernardino Avila

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Los cálculos de costos y rentabilidad se refieren a un modelo productivo basado en la tecnología promedio disponible en la actividad sojera.

De este modo, el margen bruto del productor sojero de la zona chaco-formoseña con 300 hectáreas para esta campaña ascendería a 99.252 pesos.

O sea alrededor de 16.500 pesos por mes por el tiempo que dura la campaña sojera, es decir seis meses, a precios del poroto promedio de febrero.

La todavía muy buena tasa de rentabilidad se calculó ya deducidas las retenciones vigentes en cada oportunidad.

Queda, entonces, demostrado que ningún productor de soja se funde hoy en la Argentina si explota su propio predio.

En caso de haberlo alquilado, deberá ajustar el valor del arriendo a los beneficios reales obtenidos.

Se calcula que por la sequía la cosecha disminuirá a 39 millones de toneladas, una caída del 10 por ciento, lo que indica que el daño de la falta de humedad está lejos de ser generalizado.

 
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