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Domingo, 24 de mayo de 2009

El baul de Manuel

 Por M. Fernández López

O subir o bajar: he ahí el problema

En macroeconomía se reconocen dos tipos de agregados respecto del ingreso nacional (Y): activos y pasivos. Los activos –inversión, gasto público y exportaciones– influyen sobre el ingreso nacional a través de sendos multiplicadores. Los pasivos dependen del ingreso nacional: dependen o “son función” de Y, lo que se escribe: F(Y). Por ejemplo: M = F(Y) se lee: las importaciones (M) dependen, o son función, del ingreso nacional. Para simplificar se toman tales “funciones” como relaciones lineales respecto del ingreso nacional: M = m.Y, donde m es un dato, la “propensión marginal a importar”. Cuanto mayor es la apertura de un país al exterior, mayor el valor de m, por p. ej., m = 0,3. Cuanto más cerrada una economía, más baja es m, p. ej., m = 0,01. Argentina es un caso intermedio, digamos m = 0,1. El país, pues, tiene M = 0,1 Y. Es una ecuación lineal con dos incógnitas (M, Y). Por tanto, está indeterminada. Para obtener el valor de una variable, es indispensable fijar antes algún valor a la otra. Digamos que es Y = 100. Por lo tanto, debe ser M = 10. Ahora supongamos que Y crece un %, es decir, Y = 100(1 + 0,0) = 10 . Por otro lado, supongamos que M cae un 40 %, es decir, M = 10(1-0,4) = 6. Si tomamos el valor de Y según el supuesto crecimiento del por ciento, tenemos M = mY = 0.1 ´10 = 10,. Pero si tomamos el declarado decrecimiento del 40 por ciento de M, tenemos M = 6. Claramente no pueden ser verdaderos a la vez M = 10, y M = 6. Una de las cifras, al menos, debe ser falsa. Una fuente de error podría ser el supuesto de constancia de m; pero aunque supongamos que m es variable, y permitimos que decrezca, jamás podría tener un valor negativo, ni siquiera nulo. Cualquiera sea el valor que tome, en tanto sea positivo, transforma incrementos de cierto signo en incrementos del mismo signo. Nunca un incremento positivo en Y puede provocar un decrecimiento en M. Queda otra fuente de error: que la variación de Y anunciada (+%) no sea tal, sino negativa. Es la única posibilidad racional, y además consistente con la caída de exportaciones. Pero, de ser cierta la segunda posibilidad, significa que las cifras de crecimiento que se publican son falsas. ¿Ocurrirá otro tanto con las de años anteriores? El principal factor de aumento de Y a corto plazo es el incremento del empleo. ¿No es raro tomar como ocupados a aquellos desocupados que perciben los subsidios llamados planes jefas y jefes de familia?


Medir el costo de la vida

El nombre Secretaría de Trabajo y Previsión, ¿qué le recuerda? Si dijo “Perón”, acertó. El nombrado se caracterizó por elegir colaboradores competentes. Uno fue José Figuerola, ex secretario general de la Delegación del Ministerio de Trabajo y Previsión de Cataluña. Nacionalizado argentino en 1930, fue jefe de Organización Profesional del Departamento Nacional del Trabajo, jefe de la División Estadística del mismo, Director de Estadística de Trabajo y Previsión. Cuando a raíz de la revolución de 1943 se crea el Consejo Nacional de Postguerra, Perón lo designa Secretario General del mismo. Y cuando Perón accede a la presidencia de la Nación en 1946, Figuerola pasa a ser Secretario Técnico de la Presidencia, desde donde organiza el primer Plan Quinquenal, puesto en vigencia el 1º de enero de 1947. Fue prolífico escritor y publicó sobre temas de empleo y desempleo, presupuestos familiares y costo de la vida. Sobre la medición de esta última, publicó en la revista de la Facultad de Ciencias Económicas, de febrero de 1935, el trabajo “Cómo se investiga el costo de la vida”, un verdadero manual de veinte páginas, que aún hoy es digno de estudiarse. Allí escribió: “El estudio de los presupuestos familiares es el primer paso hacia la averiguación de las necesidades reales de los trabajadores, y correlacionándolo con las oscilaciones de los precios de los artículos que integran el capítulo presupuestario de gastos permite la averiguación de las fluctuaciones del costo de la vida. Algunas veces se ha afirmado que las oscilaciones de los precios no constituyen una guía segura para medir el costo de la vida, con lo que a primera vista ha parecido que el sistema adolecía de un error fundamental. Pero por poco que se analice, se verá que la afirmación, por incompleta, es inexacta, pues como hemos indicado, para conocer las fluctuaciones del costo de la vida se requiere la conjugación de dos factores: la estructura presupuestaria de la familia obrera y las variaciones que en el mercado minorista adquieren los precios de los artículos de consumo y los demás de menaje, alojamiento, indumentaria, gastos generales, etc. Es decir, interesa a nuestros fines precisar que el índice del costo de la vida se sustenta sobre dos premisas insustituibles: la composición del presupuesto de gastos, que permanece constante durante un período más o menos largo, y los precios.”

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