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Domingo, 28 de marzo de 2010

EVOLUCIóN Y PERSPECTIVAS DE LA INDUSTRIA AUTOMOTRIZ EN LA ARGENTINA

Luces y sombras

Los pronósticos de debacle de la actividad automotriz en 2009 no se cumplieron. De todos modos, ese sector sigue teniendo un bajo impacto en el empleo, ahorro de divisas y desarrollo tecnológico local.

 Por Diego Rubinzal

Los pronósticos que auguraban una debacle de la industria automotriz local durante 2009 estuvieron muy lejos de cumplirse, ya que la producción anual se ubicó en las 512.924 unidades. A partir del cuarto trimestre de ese año, la producción y la comercialización de vehículos mostraron una fuerte tendencia positiva que se mantiene. En febrero pasado, la fabricación automotor creció 169,1 por ciento más que el mismo mes del año anterior. A su vez, las exportaciones crecieron 171,2 por ciento y las ventas desde las terminales a los concesionarios se incrementaron 49,2 por ciento. Fuentes del sector consultadas por Cash pronostican que el primer trimestre del año puede estar cerrando cerca de los máximos históricos.

La industria automotriz es una de las actividades más dinámicas, y fue uno de los pocos rubros industriales que no retrocedió durante la convertibilidad debido a la vigencia de un régimen que preservaba a las terminales de la competencia externa. De todos modos, el impacto de esa rama industrial en materia de generación de empleo, ahorro de divisas y desarrollo tecnológico está bastante alejado de parámetros que puedan considerarse deseables.

Por ejemplo, el aumento de la producción automotriz no se tradujo en un crecimiento proporcional de la plantilla. “La comparación del escenario actual con las décadas pasadas indica que el sector ha tenido un fuerte proceso de destrucción de puestos de trabajo. Durante 1974, el sector de terminales ocupaba a unas 57 mil personas e incluso en años de fuertes turbulencias macro, como 1981 y 1990, el sector llegó a contar con un piso mínimo de 18 mil ocupados. En cambio, para 2006, los datos disponibles indican que el sector cuenta con un plantel total de 19 mil puestos de trabajo”, se señala en “El complejo automotor argentino: las terminales a la promoción y el desarrollo industrial al descenso”, documento elaborado por el Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (Cenda).

El empleo indirecto generado por este sector también se vio afectado negativamente por los cambios productivos. Los investigadores de la Universidad Nacional de General Sarmiento, Juan Santarcángelo y Germán Pinazo, explican en “La reindustrialización en la post-convertibilidad: una mirada desde el sector automotor” (revista Realidad Económica Nº 247) que “durante la segunda etapa de la ISI, una parte mayoritaria de los componentes de un automóvil era abastecida por la producción local de autopartes. Hoy es interesante observar cómo Volkswagen sólo demanda el 4 por ciento de sus insumos a autopartistas locales, en tanto que más del 50 por ciento son productos importados, y el resto es demandado a sectores no autopartistas (commodities industriales)”.

El sector automotor tampoco ha posibilitado un ahorro de divisas para la economía local, ya que el balance comercial de las terminales y las autopartes continuó siendo negativo a pesar del aumento de sus exportaciones. Los investigadores del Cenda advierten que “a excepción de los años de la crisis, tanto en terminales como en autopartes el saldo comercial ha sido estructuralmente negativo durante los últimos quince años, con lo que el complejo en su conjunto ha funcionado como un demandante neto de divisas en lugar de convertirse en un sector generador de las mismas”.

Por último, el desarrollo tecnológico sectorial se encuentra acotado debido a las estrategias diseñadas por las casas matrices que reservan para sí, y para sus filiales más importantes, las actividades más rentables. Por ejemplo: el diseño, la investigación y el desarrollo, y la comercialización de la Cadena de Valor Automotriz. “No obstante ello, para los países periféricos existen ciertas oportunidades de participar en la Cadena Global de Valor automotriz bajo actividades de mayor ‘calidad’. Entre tales oportunidades se cuenta la posibilidad de realizar diseños de automóviles específicos para determinadas regiones o de adaptar vehículos a la idiosincrasia y las especificidades de los mercados emergentes. Sin embargo, hasta el momento, los países periféricos cuyas filiales automotrices se han involucrado en estas actividades más sofisticadas han sido muy pocos”, concluye el documento del Cenda

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