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Domingo, 1 de agosto de 2010

LA BALANZA COMERCIAL DE LUZ Y GAS

Superávit energético

El economista del Plan Fénix se mete en el debate de la energía. No habrá apocalipsis, sostiene.

 Por Alberto Müler

El frío y las restricciones de consumo industrial de gas han vuelto a poner la cuestión energética en las portadas periodísticas; portadas que una vez más anuncian el Apocalipsis energético para ya. Y ocurre que esto no es así.

Veamos los números como corresponde; esto quiere decir, más allá de estacionalidades puntuales. Y los números dicen lo siguiente, para la última información publicada. De junio de 2008 a mayo de 2009, la Argentina tuvo un superávit en hidrocarburos de 3080 millones de dólares. Un año más tarde (junio 2009 a mayo 2010), este saldo fue de 2977 millones de dólares; o sea, un 3 por ciento menos. Lo referido a energía eléctrica es de magnitud menor, este año podrá cerrar con un déficit en este rubro del orden de 300-400 millones de dólares.

Estas no son cifras para desesperarse. La Argentina sigue siendo un país con un superávit energético considerable: las exportaciones casi duplican las importaciones.

En este punto, hay que tener claridad, para evitar embustes muy frecuentes. El superávit es alto pero decreciente, porque la producción y las reservas de hidrocarburos no se expanden a una tasa acorde con el consumo. Ahora bien, la cuestión es si la Argentina realmente dispone de reservas a costo razonable de extracción, éste es un punto que la geología y las prospecciones en curso deberán resolver (más allá de las retenciones o regalías). Pero es bueno recordar que la Argentina nunca fue un país pletórico de hidrocarburos, más allá de la ilusión gasífera que supo producir Loma de La Lata. Y si llegó a exportar (¡a 17 dólares el barril!) el 40 por ciento de la producción petrolera en algún año de los noventa, esto no fue sino el resultado de una política de depredación de reservas.

Hay quienes piensan que la explotación de hidrocarburos llegó a su madurez en el país, y hay quienes piensan lo contrario; pero si realmente la Argentina va hacia un escenario de menor abastecimiento propio, esto no representa una tragedia, sino una vicisitud del comercio exterior, que deberá ser enfrentada. De hecho, la mayoría de los países del mundo son deficitarios en hidrocarburos.

Como ejemplo práctico: entre 1998 y 2009, las exportaciones industriales no basadas en primarios crecieron más del 100 por ciento, un ritmo muy superior al del resto de las exportaciones, cuando las medimos a precios constantes. Apuntalar estas tendencias es el camino

* Director del Cespa-FCE-UBA.

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“Se anuncia una vez más un apocalipsis energético que no va a ocurrir”, sostiene Müller.
Imagen: AFP
 
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