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Domingo, 14 de abril de 2013

LA POLíTICA EXTERIOR ARGENTINA Y EL VíNCULO CON BRASIL, VENEZUELA, CHINA Y LAS POTENCIAS MUNDIALES

Relaciones internacionales

La investigadora del Conicet Cecilia Míguez publicó Los partidos políticos y la política exterior argentina. En un reportaje de Cash, analizó las características de la inserción internacional de la Argentina en los últimos años.

 Por Natalia Aruguete

En su trayectoria profesional, Cecilia Míguez se especializó en Historia económica y de las Políticas Económicas. Desde ese encuadre académico, en diálogo con Cash explicó que estudió las relaciones internacionales de la Argentina poniendo el foco en la mirada de los partidos políticos a partir de la recuperación democrática. Un trabajo que quedó condensado en su libro Los partidos políticos y la política exterior argentina (Ariel).

¿Qué particularidades observa en la inserción internacional de la Argentina en los últimos años?

–Varios factores, entre ellos la declinación de la economía de Estados Unidos y el auge del Este del mundo (China, sobre todo), generaron que el escenario latinoamericano tuviera un nuevo espacio para plantear márgenes respecto de la inserción internacional de los ’90. A partir de allí, sobre todo del liderazgo del rol de Chávez en el continente, se impulsaron nuevos instrumentos de integración regional.

¿Como cuáles?

–La alianza Brasil-Argentina perduraba, pero en los años ’90 se había orientado hacia el “regionalismo abierto” de impronta neoliberal. Ahora cobra un nuevo significado a partir del impulso de Venezuela, reflejado en el fracaso del ALCA en el 2005.

¿A qué denomina “regionalismo abierto”?

–Son estrategias –hegemónicas en los procesos de integración durante los ’90– que piensan la integración como un mejor modo de inserción en la globalización. No se trata de impulsar acuerdos intersectoriales ni de fomentar modelos económicos, industriales o de mercado interno, sino de desregular las economías en su conjunto; es una apertura y una liberalización completa en función de la inserción. Para el Mercosur, la globalización significaba convertirse en una zona que, por escala ampliada, resultara más rentable para el ingreso de las inversiones extranjeras.

¿Y qué cambia de ese rasgo con este viraje?

–Se pone en discusión la orientación de ese proceso. En el caso de Venezuela, que comanda nuevos procesos de integración, aparece la integración en términos estratégicos. Empezamos a tener una relación comercial distinta con Bolivia a partir de la presidencia de Evo Morales. Y la alianza Brasil-Argentina es estratégica, lo que cobra otra dimensión en función de esa integración más amplia, más regional.

¿Qué introduce Venezuela, no solo en términos económicos sino estratégicos, para repensar la relación entre los países de la región?

–Se lo denomina “cambio del mapa político” en América latina. Hay grandes matices entre los proyectos políticos de los países de la región. Un caso es Venezuela, otro es Bolivia y otro es Brasil, cuya política en muchos aspectos podría calificarse de neodesarrollista, ya que todavía persiste un gran predominio de políticas neoliberales. Ante estas diferencias en las posiciones respecto del capital extranjero y en las matrices productivas, la alianza con Venezuela le permite a la Argentina contrapesar la relación bilateral con Brasil.

En esta reorganización de la relación a nivel regional, ¿qué cambios se dieron para el comercio exterior de la Argentina?

–Si bien hubo importantes acuerdos comerciales con Venezuela y acciones conjuntas en términos productivos con Brasil, todavía el comercio exterior de la Argentina está muy orientado hacia la exportación de productos a China. Es necesario controlar esa situación para que no continúe predominando un modelo extractivo y reforzar políticas que impulsen una reactivación comercial hacia América latina.

¿Qué políticas vehiculizarían esta reorientación?

–Algunas se están haciendo, como la búsqueda de intercambios comerciales con países pares que permitan construir mejores alianzas políticas y económicas. Este aspecto remite a la autonomía.

¿Por qué?

–Porque la construcción de una inserción internacional autónoma se debe dar en relación con otros, pero no con cualquier otro, sino con aquellos que estén en condición de par.

¿Cómo observa la postura de la oposición política respecto de esta reorientación?

–Hay una oposición de centroderecha y de centro que promueve fundamentalmente una inserción internacional liberal. Pero que, además de sostener una política bastante conservadora, tiene mucho rechazo hacia el gobierno de (Hugo) Chávez y el proceso venezolano o hacia el gran nivel de participación del Estado en los resortes de la economía. Lo mismo ocurre con el caso de Bolivia, no así con el brasileño, que aparece como la “joya a la que todos debiéramos parecernos”. Aprovechan los matices que mencionaba para decir “sí a la integración regional”, pero pareciéndonos a Brasil, (proponen) impulsar la industrialización con una muy buena relación con el capital extranjero. Consideran que la Argentina está aislada porque no solicita crédito internacional al Fondo Monetario. Y ya conocemos las consecuencias de esas decisiones políticas.

En su libro Los partidos políticos y la política exterior Argentina hay una crítica a la idea de “autonomía relacional”.

–El concepto de autonomía relacional es de Russel y Tokatlian, quienes hacen un aporte interesante en el contexto post-2001 para analizar las posibilidades de construir una inserción internacional autónoma: vuelve a aparecer la palabra autonomía, que había sido descartada de las teorías de las relaciones internacionales.

¿Qué significa ese término?

–Estos autores plantean que es muy importante la multilateralización del comercio, la participación de la Argentina en foros multilaterales y la integración regional. Mi discusión es que dicha autonomía no se mida en términos de confrontación con la potencia hegemónica; allí es donde disiento. Creo que para construir una autonomía relacional es necesario hacerlo junto a países en condición de paridad que estén dispuestos a confrontar con la potencia hegemónica.

¿Qué políticas hacen falta para profundizar este proceso?

–Para entender la autonomía en términos de inserción internacional hay que tener en cuenta los aspectos político, estratégico y económico. En términos políticos y estratégicos, la Argentina ha reorientado sus relaciones hacia la región, profundizando sus vínculos con China, con los pros y los contras que ello pueda causar. Y en el terreno económico hay varios aspectos que perduran del modelo neoliberal.

¿Como cuáles?

–Si bien algunas medidas aumentaron los márgenes de autonomía, falta modificar la ley de inversiones extranjeras vigente, que sigue siendo la de la última dictadura militar, y sancionar una nueva ley de entidades financieras. Otro elemento es que las exportaciones que crezcan no sean de materias primas; no lo son en la actualidad, pero sigue siendo muy importante el peso que tienen

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Cecilia Míguez: “La alianza Brasil-Argentina es estratégica, lo que cobra otra dimensión en función de esa integración más amplia”.
Imagen: Rafael Yohai
 
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