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Domingo, 12 de mayo de 2013

EL ROL DEL ESTADO EN LA ECONOMíA

“Hay que bajar el gasto público”

 Por Andres Asiain y Lorena Putero

Los liberales del mundo atribuyen al Estado el origen de casi todos los problemas económicos, convirtiéndolo en un chivo expiatorio que limpia la conciencia de quienes actúan en el ámbito privado. Por eso, quienes ayer señalaban que achicar el Estado era agrandar la Nación, hoy vuelven a la carga con sus pedidos de reducción del gasto público, al que estigmatizan como responsable de la inflación y las corridas cambiarias. Al respecto, es bastante particular que para algunos el impacto económico de una misma operación varíe según quién la realice. La vara con que se mide el nivel de demanda y su posible presión sobre los precios parece cambiar según quien gaste sea un particular o el Estado. Así, por ejemplo, si aumenta el gasto estatal en papel para fotocopias, estaría generando un exceso de demanda que presiona sobre su precio, generando pérdida de competitividad y la compra preventiva de dólares para cubrirse del retraso cambiario. En cambio, si el que compra papel es una empresa privada, estaría generando un círculo virtuoso que derramará en mayor producción y empleo en la industria celulosa.

Otros señalan que el problema no es el gasto sino el exceso de gasto sobre la recaudación financiado mediante la impresión de moneda. En ese caso, el gasto estatal vendría acompañado de una inyección adicional de moneda en la economía, que tras circular en la corriente de compras y ventas, generaría ahorros monetarios que serían depositados en plazos fijos, ensanchando la liquidez del sistema bancario hasta descansar en títulos del Banco Central. Otra posibilidad es que los ahorros sean dolarizados, impactando sobre la cotización del dólar paralelo. Ahora bien, decir que hay que reducir el gasto para disminuir la cantidad de dinero en la economía para que, de esa manera, haya menos actividad económica, menor generación de ingresos, caiga la capacidad de ahorro y, así, disminuir la demanda de dólares, es como proponer amputar una pierna para curar un esguince de tobillos. Parece preferible subir las tasas de interés, o bien dejar que se eleve la cotización del dólar paralelo, encareciendo la fuga para volver más atractivos los plazos fijos. Otra alternativa es aumentar la carga impositiva sobre los sectores de mayores ingresos, reduciendo el déficit y los recursos monetarios que esos sectores pueden volcar al dólar.

El nivel de gasto público de las diferentes economías del mundo es muy variado, desde mínimos del 10 por ciento del Producto en países africanos donde el Estado brilla por su ausencia, hasta los niveles europeos de más del 40 por ciento, que reflejan un Estado de Bienestar que sobrevive a los recortes. En el intermedio se cruzan economías desarrolladas y pobres con niveles de gasto muy variados, que muestran que el tamaño del Estado es una elección social que refleja los valores que priman en la misma, y no una imposición de alguna ley económica.

En Argentina, durante los gobiernos kirchneristas, el gasto público trepó del 26 a 36 por ciento del Producto, indicando la preferencia por un Estado con mayor participación en la economía nacional. La ampliación de la cobertura jubilatoria y de asignaciones, la formalización de empleados estatales precarizados, el sostenimiento de las tarifas, la estatización de las AFJP y del 51 por ciento de YPF son algunos hitos del creciente papel del Estado en la economía nacional

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