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Domingo, 10 de noviembre de 2013

PODER ECONóMICO

El círculo rojo chileno

 Por Diego Rubinzal

Las declaraciones de Mauricio Macri acerca del “círculo rojo” transparentó el accionar influyente del poder económico. El sociólogo y cientista político chileno Antonio Cortes Terzi denominaba “círculo extra institucional del poder” a esa red informal que presiona a los actores políticos. En su país, la influencia de ese “círculo rojo” creció durante la dictadura de Pinochet. La apuesta económica inicial del régimen pinochetista fue recostarse sobre la tecnocracia de los “Chicago boys”.

El programa implementado por los discípulos de Milton Friedman (reducción de aranceles de importación, privatizaciones, “enfoque monetario de la balanza de pagos”, desregulación del mercado de trabajo) provocó una intensa crisis económico-social. Durante el bienio 1982-1983, la actividad económica chilena retrocedió el 14 por ciento.

El fracaso de la experiencia monetarista obligó a un replanteo de las políticas aplicadas. La nueva orientación económica fortaleció la influencia del “círculo” empresarial agrupado en la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC). A partir de entonces, el liderazgo recayó “no sobre el sector financiero, como antes de la crisis, sino en los grupos económicos locales pero ya fuertemente ligados al capital trasnacional”, explica Néstor Restivo en Chile. La crisis de 1973 y los ciclos económicos. Esa ascendente clase empresarial estaba compuesta, entre otros, por ex funcionarios y simpatizantes de la dictadura beneficiados con la privatización de empresas estatales. La posición de poder de ese sector fue creciendo a partir del control ejercido sobre la propiedad de medios de comunicación y universidades.

En esa línea, el investigador Tomás Undurraga sostiene en Transformaciones sociales y fuentes de poder del empresario chileno (1975-2010) que “la inclusión de empresarios en el régimen de Pinochet no sólo le entregó un rumbo pragmático al neoliberalismo chileno, sino que también aseguró el apoyo del sector privado..., las asociaciones empresariales se transformaron en puntal de referencia de la ‘defensa del modelo económico’”.

El apoyo al pinochetismo subsistiría aún después de que los militares retornaran a los cuarteles. Por ejemplo, la clase empresarial repudió unánimente la detención de Pinochet en Londres en 1998. Undurraga explica que “los empresarios chilenos tienen una marcada orientación política de derecha. No obstante los gobiernos de turno, el sector privado se ha mantenido asociado con los partidos conservadores, que respaldan firmemente la agenda empresarial... durante los gobiernos de la Concertación (1990-2010), los empresarios presentaron una desconfianza general hacia el Estado y la política. Tendían a considerar que la principal política social es el crecimiento económico, y la gran privatización pendiente era la gestión del Estado”.

Lo cierto es que los logros macroeconómicos del “modelo” chileno se obtuvieron a costa de una extrema desigualdad social. En la actualidad, las dos terceras partes de la fuerza laboral trabajan bajo condiciones de empleo precario o de corta duración. Un reciente trabajo del economista Andrés Zahler revela que el 60 por ciento de los chilenos sobrevive con ingresos inferiores a los percibidos por los angoleños. Por el contrario, el patrimonio de tres familias (Luksic, Matte y Paulmann) alcanza los 38.000 millones de dólares. Esa cifra representa el 15 por ciento del PBI local.

La elite económica trasandina se percibe diferente de sus pares latinoamericanos y, por eso, festejó el ingreso de Chile a la OCDE en 2009. El lema de campaña utilizado por Piñera (“el gobierno de los mejores”) refleja con fidelidad la mirada autorreferencial del empresariado local. Undurraga sostiene que “el apogeo empresarial fue consagrado en 2010 con la elección del empresario Sebastián Piñera como presidente. El arribo de managers desvinculados de los partidos políticos a los ministerios de gobierno fue la consagración del poder de la clase empresarial en la clase política”. Sin embargo, la imagen social positiva de las elites económicas disminuyó por la deficiente gestión de Piñera y el estallido de algunos escándalos empresariales. En ese escenario, Michelle Bachelet se encamina hacia un casi seguro triunfo en las próximas elecciones presidenciales

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@diego rubinzal

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