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Domingo, 3 de mayo de 2015

EL MANUAL DE MICROECONOMíA NEOCLáSICA

Peleado con la realidad

El repertorio liberal sólo encuentra recetas en las cuales se proponen políticas que alienten la actividad privada dando curso a una intervención mínima del Estado.

 Por Diego Liffourrena y Santiago Fraschina *

La primera lección sobre microeconomía neoclásica (o liberal) que arroja sus manuales puede dejar atónito a cualquier lector o estudiante. Concibe al “mercado” como una construcción abstracta donde los diversos agentes, es decir vendedores (empresas) y compradores (consumidores), coordinan por igual oferta y demanda. Al fin y al cabo, siempre será el precio de mercado el fundamento central que determine la cuantía de la producción, la contratación de los factores productivos y la distribución del ingreso. Considerando a los precios de mercado como un dato de la cotidianidad, los agentes podrán satisfacer sus necesidades de consumo o de venta realizando los intercambios sin ningún tipo de tensión distributiva. Es decir: el milagro neoclásico del equilibrio económico está a nuestro alcance si es que se siguen a pie juntilla rigurosos supuestos teóricos. ¿Cuáles son estos supuestos? Cualquier lector que tome al azar algún manual neoclásico podrá comprobar que nociones como “equilibrio general”, “competencia perfecta”, “atomización de oferentes y demandantes”, “flexibilidad de precios”, “transparencia en la información”, “movilidad perfecta del capital”, “libre contratación de fuerza de trabajo”, “utilidad marginal”, “maximización del beneficio”, “Ley de Say”, son condiciones necesarias (todas ellas y al unísono) para que la estructura neoclásica funcione o, sin más, todo su entramado teórico sucumba. Por ello Keynes sostuvo que estos postulados “subsisten o se desploman juntos”.

El supuesto de “competencia perfecta” cumple un rol esencial. Supone una multiplicidad de agentes que imposibilita que alguno de ellos influya sobre los precios. De esta manera, los precios son un dato accesible para cualquier persona o empresa pues el mercado brinda información perfecta, libre, transparente y asequible. En este sentido, no existen en el mercado interferencias que puedan distorsionar los precios. También es evidente que esta visión entra en contradicción con la realidad. Hoy observamos cierto grado de concentración económica que puede influir en los precios.

En resumen, para los economistas liberales el precio de mercado representa la piedra angular que rige la actividad económica. Es decir que los precios son los encargados de “equilibrar” la oferta y la demanda además de “sanear” el mercado, eliminando los excesos o déficits que traten de desplazar al mercado del punto de equilibrio. De tal manera, el “equilibrio” de mercado, punto donde se igualan oferta y demanda y verdadero cenit de su estructura teórica, se transformará en el caso general que impera en la economía.

Siguiendo y profundizando el razonamiento liberal, si los precios de mercado son los rectores del orden general no es alocado sostener que conciba al aparato estatal como guardián del sistema de precios y no como su regulador. En síntesis, el sector público debe resguardar el accionar del mecanismo de mercado despejando el camino de perturbaciones (intervencionismo) debido a que estos escollos bloquean las posibilidades ciertas de un crecimiento armónico.

De allí que a toda intervención pública trate de achacarle la intención de perjudicar al sector privado. Tampoco puede sorprendernos que la considere arbitraria, dictatorial e incluso fascista. La razón de estas descalificaciones debemos buscarla en que la postura neoclásica no encuentra motivos lógicos o teóricos para intervenir en la economía. Justamente, el razonamiento neoclásico es el inverso: son los precios los que asumen la función social de conducir al conjunto de la economía al equilibrio general y al pleno empleo.

Entonces, si suponemos acertado este precepto: ¿por qué sería necesaria la intervención estatal si el resultado final del proceso capitalista recala en la estabilidad social y en la racional utilización de los factores intervinientes en la producción? El pensamiento neoclásico sostiene que en una economía libre resulta contraproducente intervenir en la economía o controlar alguna variable o precio, excepto, la emisión monetaria, los salarios y el gasto público, elementos que asociarán instantáneamente con la inflación.

Obviamente, el liberalismo ortodoxo plantea un correlato sociopolítico. Esta corriente realiza una ligazón férrea, una reducción en la cual equipara la libertad de mercado con la libertad civil. Al establecer esta analogía de hierro donde a una economía libre corresponde inequívocamente una sociedad soberana en términos políticos, se cierran los espacios para pensamientos intermedios e iniciativas que tiendan a la intervención en los mercados. Esta visión se ve reflejada en los escritos de Ludwig von Mises, Friedrich Hayek, Milton Friedman y demás seguidores, los cuales, aun en la actualidad, cuentan con una amplia popularidad entre economistas, periodistas y políticos nacionales.

El mismo Ludwig von Mises se encargó de dictar seis conferencias en la ciudad de Buenos Aires destinadas a empresarios y políticos en 1959. En ellas recopiló los infortunios derivados del intervencionismo económico. En su tercera conferencia, von Mises afirmó que “la principal tarea del gobierno es proteger el aceitado funcionamiento de la economía de mercado”. Por lo tanto, cualquier deficiencia económica será endilgada a las intervenciones estatales y no al sistema de precios librecambista, ya que éste no admite fisura alguna.

El repertorio liberal sólo encuentra recetas en las cuales se proponen políticas que alienten la actividad privada dando curso a una intervención mínima del Estado, a la liberalización, descentralización o desregulación de toda variable o precio que esté a su alcance. Imposible pasar por alto o desconocer sus resultados. Todos ellos muy distantes del equilibrio general que presagiaba su teoría.

* Integrantes del Grupo de Estudio de Economía Nacional y Popular (GEENaP).

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“El pensamiento neoclásico sostiene que intervenir en la economía es contraproducente”.
Imagen: Bernardino Avila

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liberalismo

-El “mercado”, como una construcción abstracta donde los diversos agentes, vendedores y compradores, coordinan por igual oferta y demanda.

-La postura neoclásica no encuentra motivos lógicos o teóricos para intervenir en la economía.

-Para los economistas liberales el precio de mercado representa la piedra angular que rige la economía.

-El sector público debe resguardar el accionar del mecanismo de mercado despejando el camino de perturbaciones.

 
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