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Domingo, 20 de septiembre de 2015

DEBATE DE LA HETERODOXIA DE LA REGIóN

“Una nueva economía”

Esta semana se desarrollará el primer Congreso de la Asociación de Pensamiento Económico Latinoamericano (APEL), en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo. El desafío del bienestar social y la restricción externa.

 Por Federico Kucher

“Hay que generar pensamiento económico autóctono y avanzar en la enseñanza de una nueva economía”, afirmó en diálogo con Cash Demian Panigo, investigador del Centro de Innovación de los Trabajadores (CITRA) de UMET-Conicet, a cargo de coordinar el primer Congreso de la Asociación de Pensamiento Económico Latinoamericano (APEL), que se realizará el jueves y viernes de esta semana en la Universidad Metropolitana del Trabajo.

¿Cuál es el objetivo de este Congreso Latinoamericano?

–La crisis de la región de finales de los noventa, con fuertes tensiones en países como Brasil, Argentina, Venezuela, y el cambio político de principio del nuevo siglo, con la impronta clave de gobiernos nacionales y populares con iniciativas redistributivas, generaron condiciones para fomentar procesos incipientes de grupos de economistas que renegaron del pensamiento único y empezaron a plantear una corriente alternativa (heterodoxa). El estallido de la crisis financiera internacional, en tanto, reforzó la necesidad de avanzar en la enseñanza de una nueva economía y de generar los colectivos necesarios para transformar el pensamiento económico autóctono. El país fue uno de los más activos en esta dirección, puesto que emergieron sociedades de economistas que disputaron a la corriente hegemónica la producción académica, la inserción en las universidades y la capacidad de reunir especialistas en congresos. La idea a partir del primer congreso del pensamiento económico latinoamericano de Apel es potenciar estos esfuerzos desde una perspectiva regional, lo cual hasta el momento no existía. En la organización del congreso participaron la Universidad de San Martín, de Quilmes, de La Plata y la Universidad Metropolitana del Trabajo (UMET), que a través de sus autoridades y de la Fundación Octubre nos brindó un apoyo imprescindible.

¿Qué temas se van a discutir en el evento?

–Pobreza, finanzas, crecimiento, empleo, industria, entre otros, serán puntos centrales en el debate asociado con las perspectivas de desarrollo para la región. Habrá casi medio centenar de expositores de toda América latina, de los más prestigiosos, para hablar de estos temas. El congreso contará con la participación estelar de Theotonio dos Santos, el padre de la Teoría de la Dependencia. Pero también estarán presentes muchos funcionarios de la región que en los últimos años han colaborado para cambiar el bienestar de sus pueblos. Por caso, ministros ecuatorianos, el banquero central de Bolivia y, para el caso argentino, el ministro de Economía, Axel Kicillof. La apuesta central es dejar establecidas las bases para conformar nuevas investigaciones para no interrumpir el camino del desarrollo regional. Si bien es cierto que Latinoamérica goza hoy de su mayor nivel de bienestar social desde que existen registros, en los últimos años se han encontrado límites a los procesos de crecimiento con inclusión social que merecen ser examinados y, sobre todo, merecen tener respuestas en forma colectiva y regional, para evitar decisiones de los países individuales que generen situaciones que en la literatura se conoce como políticas de “empobrecer al vecino”.

¿Cuáles son las tensiones que atraviesa la región?

–Lo que se observa es que las economías Latinoamericanas, luego de muchos años con fuerte crecimiento económico y redistribución del ingreso (incremento del bienestar), ahora se enfrentan a un problema, que se había relegado un poco pero nunca había desaparecido del todo, que es el tema de la restricción externa. La dificultad para seguir creciendo y distribuyendo a los niveles de los últimos años ocurre en toda la región. Esto hace central la puesta en marcha de investigaciones y de recomendaciones de política en dos aspectos claves de este problema. El primero es el de la regulación financiera asociada a temas de deuda, flujo de capitales, acumulación de activos externos de residentes y no residentes, entre otros. El segundo es el de la competitividad y los acuerdos regionales, uno de los grandes temas relacionados con restricción externa, en un contexto en el que muchas economías generan fuertes déficit de cuenta corriente, cuando en períodos anteriores mostraban importantes superávit. Los acuerdos no están favoreciendo simétricamente a todos los países miembros, lo cual empieza a generar conflictos y pone en riesgo elementos cruciales para el desarrollo como el Mercosur. La restricción externa, por tanto, es el gran problema a resolver. En el corto plazo la parte financiera es importante para frenar las tensiones, pero en el mediano es impensable para la región generar niveles de bienestar mucho más elevados respecto de los actuales sin resolver el problema estructural asociado a la cuestión productiva.

¿Cómo se piensa el problema de la restricción externa en el país?

–Se observa que las alternativas políticas en la Argentina tienen propuestas bastante distintas. Hay una idea de medios de comunicación de plantear que los candidatos son parecidos con planteos muy similares. Pero eso no se corrobora cuando se miran las propuestas para el frente externo. Las posiciones del macrismo son las tradicionales medidas del lado de la oferta, con reducción de impuestos y eliminación de retenciones. Interpretan que mejorando la rentabilidad de los sectores transables (exportadores) inmediatamente y por arte de magia se van a producir cosas que antes no se hacían en el país, al tiempo que los argentinos en vez de importar van a comprar productos locales. La experiencia internacional muestra que esto es falso. Es poco probable que en el mundo se ganen mercado con pequeños diferenciales de precios y sin hacer innovación de productos. Esta apuesta convencional ya fracasó en el país y en la mayoría de las economías a nivel global. Por su puesto, el fracaso es a nivel sociedad, puesto que existen pequeños grupos muy beneficiados que reciben enormes ganancias en el corto plazo. La clave está en que uno puedo producir un poco más de lo que ya viene haciendo cuando le mejoran las condiciones de rentabilidad, pero difícilmente pueda producir cosas nuevas porque gana más plata. Para empezar algo nuevo, pienso en electrónicos, autopartes, medicamentos, es decir estos bienes que se consumen en forma masiva pero que no se producen en el país, no alcanza con aumentarle las ganancias a las empresas sino que se requiere generar un actor político y productivo que promocione la fabricación de estos productos, lo cual implica un acuerdo político para vincular la ciencia y tecnología con la industria. Esta es la posición que mantiene el Frente para la Victoria y que en la plataforma de Daniel Scioli se plantea con mucho más énfasis en relación con la del resto de los candidatos.

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Imagen: Bernardino Avila
 
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