La Argentina colocó en 2016 el 60 por ciento de las emisiones de nueva deuda en mercados internacionales de capitales que hicieron los países emergentes. Para 2017 se estima, según datos del Presupuesto, que se tomará financiamiento neto por alrededor de 38 mil millones de dólares, una cifra que supera en 8 mil millones el stock de reservas del Banco Central. Este ciclo empieza a generar fuertes dudas entre inversores y economistas acerca de cuánto margen tiene el equipo económico para continuar endeudándose con tasas de interés en dólares de entre 6 y 7 por ciento al año. La preocupación sobre la falta de sustentabilidad del programa económico, el cual se basa en conseguir endeudamiento en forma masiva, crece cuándo se comparan los principales indicadores macroeconómicos del país en relación a los de la región.

El documento Latin Concensus Forecast, de la consultora Focus Economics, ofrece un material relevante para observar cómo se encuentran los “fundamentals” de la Argentina respecto de los del resto de Latinoamérica. El país, según el informe, cerrará 2016 con una relación de deuda externa sobre PIB del 32,1 por ciento, cuando en 2015 era del 23,9. Fue el único país de la región con semejante incremento, de casi 10 puntos, y se debió a la estrategia del equipo económico de Macri de tomar financiamiento para abrir en forma irrestricta la cuenta capital y financiera del Balance de Pago, sostener el tipo de cambio en 15 pesos y facilitar la fuga de divisas a través del giro de utilidades, el ahorro en moneda extranjera y la compra de paquetes turísticos y pasajes.

La Argentina en 2016 alcanzó un mayor nivel de deuda externa sobre PIB en relación con la del promedio de países Latinoamericanos, que este año alcanzó la cifra de 28,5 por ciento, contra el 26,2 por ciento del año pasado. En el detalle por países, se destacó que el ratio en Brasil pasó de 18,9 a 19,1 por ciento entre 2015 y 2016, mientras que México lo hizo de 26,1 a 30,2 por ciento, Bolivia de 28,4 a 30,9, Perú de 35,7 a 36,3, Colombia de 37,9 a 41,3, Uruguay de 52,9 a 50,6, Chile de 64,1 a 63,3 y Ecuador de 27,0 a 31,5. La mayoría de estos países, con la excepción de Ecuador, paga menores tasas que el país por la emisión de su deuda externa.

La inflación es otra de las variables en que la Argentina se encuentra desfasada del promedio de la región. Este año, según el informe de Focus Economics, se finalizará con un 41 por ciento de incremento de precios. Brasil terminará con un IPC subiendo al 7,3 por ciento, mientras que México lo hará al 3,1, Bolivia al 4,9, Perú al 2,9, Colombia al 6,7, Uruguay (9,9), Chile (3,6) y Ecuador (2,2). El promedio de la región marcará una tasa de inflación del 29,2 por ciento. La cifra no sólo está explicada por las tensiones en el proceso inflacionario de Argentina, sino por la profunda disputa distributiva desatada en Venezuela, que cerrará con inflación de 565 por ciento en 2016.

El déficit fiscal, un elemento que los actuales funcionarios se cansaron de criticar en la gestión anterior, también se ubica por encima de los parámetros de la región este año. El rojo de las cuentas públicas argentinas ascenderá al 5,3 por ciento en 2016, cuando en países como Chile el desequilibrio es del 2,7 por ciento, en México del 2,9 y en Colombia del 3,9. Bolivia (-6,5 por ciento) y Brasil (-9,9) son algunas casos en los que el rojo fiscal supera al computado en la Argentina. Los inversores aseguran que uno de los elementos que más los preocupa es el desequilibrio de las cuentas públicas y no tienen prurito en demostrarlo, al sacar más dólares de los que ponen en la economía. La inversión extranjera directa de agosto sumó 193 millones de dólares, cuando el giro de dividendos se elevó a 319 millones.