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Domingo, 8 de julio de 2007

AGRO › VITIVINICULTURA EN EL NORTE DE LA PATAGONIA

Un largo camino

La zona tiene muy buenas condiciones agroecológicas, pero la tecnología en la bodega y las estrategias de comercialización son eslabones que faltan mejorar.

 Por Claudio Scaletta

En la provincia de Río Negro existen hoy algo más de 3000 hectáreas para vinificar, que se reparten entre unos 400 productores, una cifra similar a la existente en Neuquén, que en la última campaña superó por primera vez la producción rionegrina. Alrededor del 80 por ciento de estas 6000 hectáreas son uvas de alta calidad, entre las que abundan las Semillón y las Sauvignon. Mirando al futuro se trata de un punto de partida muy importante para desarrollar un cluster con miras a la exportación y a los mercados de altos precios.

Hasta mediados de la década del ‘70, aunque lejos de Mendoza y San Juan, el norte de la Patagonia fue la segunda zona productora de vinos del país. Luego comenzó una larga decadencia, con cierre de bodegas y reemplazo de viñedos por otros cultivos. Desde el punto de vista agropecuario se trató de una pérdida irreparable, pues la antigüedad de los viñedos representa un activo para la producción de vinos de alta gama. Desde hace algunos años, impulsado tanto por los préstamos blandos en la provincia del Neuquén como por el tipo de cambio competitivo en toda la región, la zona comenzó una lenta recuperación. Vale reconocer que en medio de la decadencia, a mediados de los ‘90, una buena estrategia de marketing con el eslogan de los “vinos de las zonas frías” fue el punto de partida para volver a ingresar al mercado nacional de la mano de productos de mayor calidad. Luego, la entrada en producción de las bodegas neuquinas ayudadas por las buenas noticias cambiarias señalaron un nicho de rentabilidad para la producción de vinos de alta gama.

Pero lo que parece una línea puramente ascendente no lo es tanto. Al margen de las nuevas bodegas que comenzaron desde cero, incluso plantando nuevos viñedos en nuevas zonas, la expansión se asentó sobre un circuito preexistente. En diálogo con Cash, el director de Vitivinicultura de la provincia de Río Negro, Carlos Podlesch, también bodeguero integrado, comentó fortalezas y debilidades. Entre las primeras destacó las condiciones agroecológicas de la zona. El clima desértico, con gran amplitud térmica entre el día y la noche, permite una maduración estable y un desarrollo de la acidez natural del mosto muy superior, a su juicio, de lo que puede conseguirse en climas más cálidos, como Cuyo. “Tenemos un clima que da muy buena concentración de azúcar y de acidez, requisitos para dar muy buenos vinos y de buen color en los tintos, muy apreciados en el mercado, tanto como nuestros blancos que tienen una frescura natural”, expresó. Pero estas condiciones requieren luego de tecnología en la bodega junto a las estrategias de comercialización, eslabones en los que todavía resta mucho por hacer.

En los últimos años, reseña Podlesch, se cometieron muchos errores. El principal fue la apuesta de algunas bodegas a los vinos de bajos precios. Una bodega de la Patagonia Norte que fracciona vino de mesa en damajuana, ejemplifica, “produce unos 100.000 litros por mes. Bodegas mendocinas como Peñaflor o Fecovita pueden fraccionar entre 500 mil y un millón de litros por día, con un costo un 60 por ciento menor”. Por otra parte, en Cuyo una hectárea de viña produce entre 20 mil y 40 mil kilos de uva. En Río Negro, en la misma superficie se obtienen entre 5000 y 10.000 kilos. Además, casi todas las variedades son uvas finas. “Aquí se quiso hacer vino de bajo precio con uvas de alta calidad, en empresas chicas y con altos costos. Obviamente el mercado lo rechazó”, sintetiza el bodeguero. El único camino mirando hacia el futuro es el que ya siguen las nuevas bodegas y los capitales europeos que llegaron a la región: hacer vino de excelencia.

Para quienes no comienzan desde cero, el camino será arduo. “Buena parte de la producción vitícola local la realizan productores minifundistas con apenas entre una y cinco hectáreas, con viñedos desactualizados y que deberán asociarse si quieren permanecer en el circuito. Aguas arriba será necesario también invertir en la tecnología de vinificación. Una actualización que también deberá llegar a los técnicos”, concluye Podlesch.

Claudio Scaletta: [email protected]

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En Río Negro hay unas 3000 hectáreas para vinificar, que se reparten 400 productores.

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El secretario de Agricultura, Javier de Urquiza, demandó esta semana en Bruselas que los países europeos faciliten el comercio de biocombustibles, aplicando menores aranceles para el bioetanol y dejando sin efecto barreras paraarancelarias para el biodiésel.

Durante los primeros cinco meses del año, las exportaciones de yerba mate y té alcanzaron las 26.284 toneladas por 18.568.000 dólares, mostrando un incremento interanual del 16 por ciento en volumen y del 24 por ciento en divisas.

De acuerdo con estimaciones realizadas por la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario, la faena de porcinos correspondiente al período enero-mayo de 2007 fue de 1.264.127 cabezas, lo que significa un crecimiento interanual del 14 por ciento.

 
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