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Domingo, 20 de junio de 2010

AGRO › INQUIETUD DE LOS EXPORTADORES FRUTíCOLAS POR LA CRISIS INTERNACIONAL

Modelo al límite

Las preocupaciones del sector frutícola son la crisis en Europa, que afectará vía caída de consumo y de precios, y el componente mano de obra en la ecuación de costos.

 Por Claudio Scaletta

A diferencia de otros productores de bienes de base agraria, como los siempre insatisfechos ruralistas de la zona núcleo, los exportadores frutícolas no tienen razones para preocuparse por lo que haga el Estado. Para las frutas, las retenciones son apenas el 5 por ciento y sólo registraron alguna que otra algarada de la Secretaría de Comercio Interior vinculada a la relación entre empacadores y productores primarios. El Plan Estratégico Agroindustrial asegura entretenimiento para los hacedores de política y asesores: la presidenta Cristina Fernández de Kirchner habló de ganas de salir corriendo cuando escuchaba la palabra “plan”; pero ni hablar si se le suma “estratégico”. La “temporada de conflictos”, relacionada con las liquidaciones a la producción primaria y a las renegociaciones salariales, está lejos para los tiempos locales. El Ministerio de Agricultura, a través de la Secretaría de Desarrollo Rural, explicó que los fondos públicos para el sector se utilizarán “para obras”. Los empresarios frutícolas, entonces, no tienen en este punto de qué preocuparse. Finalmente quieren casi lo mismo que cualquier empresario: que el Estado permanezca lejos de sus negocios.

Las preocupaciones vienen por otro lado. Aunque es difícil generalizar las situaciones de complejos productivos con características diferenciadas, como por ejemplo el de peras y manzanas, los cítricos y los emergentes arándanos, hay dos inquietudes que sobrevuelan. La primera es la crisis en Europa. La que seguramente se manifestará en la caída del consumo en el mediano plazo, pero que en el corto tiene un efecto mucho más concreto. A comienzos de año, ni los más pesimistas imaginaban que la potente divisa en que cotizan sus exportaciones (el euro) podría terminar 2010 alrededor de un 20 por ciento debajo de su paridad precrisis con el dólar. En plena campaña exportadora de limones en fresco, la principal exportación frutícola detrás de las peras, los exportadores tucumanos enviaron fruta a Europa con estimaciones de precios FOB de 18 dólares para la caja de 18 kilos. Grande fue la sorpresa cuando, desde Rusia, uno de los principales destinos, y ahora tibiamente desde Rotterdam, están recibiendo propuestas de renegociar a la baja los precios. Y los pedidos de rebaja no son menores. Las fuentes consultadas por Cash hablan de entre 4 y 5 dólares por caja, lo que directamente licua la rentabilidad del negocio o genera quebrantos. Más si se considera que este año las secuelas de la prolongada sequía se tradujeron en considerables caídas de la producción primaria y, en consecuencia, en muy buenos precios para los limones que se destinan a la industria de jugos, aceites y aromas, que paga por arriba de los 250 dólares la tonelada. Lo que para los limones es grave, para el resto de las frutas es una preocupación importante. Quizá el mercado interno tenga, a medida que avance el año, la última palabra.

El segundo factor unificador es el mismo que afecta a todos los sectores exportadores en los que el componente mano de obra es importante en la ecuación de costos. Aquí también es difícil generalizar entre circuitos diversos, pero el costo de la mano de obra está por encima del 40 por ciento. Que el componente trabajo sea importante significa que se trata de sectores exportadores expuestos a la dimensión del colchón cambiario. Podría decirse que los mayores costos y el tipo de cambio son, en última instancia, un reclamo empresario permanente, casi un tic de la acción gremial, al menos desde 2006/7. Pero también es cierto que desde entonces los costos siguieron subiendo en dólares y hoy los ingresos caen en la misma moneda. Cuando esto sucede, el problema principal es social. Normalmente, por las relaciones de fuerza entre los actores, el ajuste no viene por el lado de las ganancias sino por los precios pagados a la producción primaria

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-La compañía brasileña Marfrig compró por 1260 millones de dólares la totalidad del paquete accionario de la estadounidense Keystone Foods, líder en la elaboración de “patitas de pollo”.

-El Gobierno redistribuyó 3293,4 toneladas de Cuota Hilton 2009/10 resignadas por compañías que no podrán cumplir con los plazos de envíos previstos a causa del retraso en la adjudicación definitiva del cupo correspondiente al presente ciclo comercial.

-Cristina Fernández de Kirchner firmó el jueves el convenio de asistencia financiera que beneficiará a más de dos mil pequeños y medianos productores de la ciudad riojana de Olta afectados por la sequía.

 
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