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Domingo, 28 de febrero de 2010

ENFOQUE

Fuga de capitales

 Por Fernando Iglesias Raggio y Juan Carlos Latrichiano

Se alude con mucha frecuencia al serio problema que representa para el país la fuga de capitales. Antes de abordar la evolución que tuvo, corresponde hacer un análisis teórico de la cuestión. Se puede explicar el comportamiento de los capitales, especialmente los llamados golondrinas, tomando en consideración los siguientes supuestos:

1. Cuando un país tiene un tipo de cambio fijo o con evolución pautada y una tasa de interés local alta es probable que los capitales vayan a ese mercado. Para ello es necesario que la ganancia financiera luego de convertir los dólares a pesos, invertirlos y luego reconvertirlos nuevamente a dólares sea sensiblemente superior (debe contemplar además cubrir la tasa de riesgo país) a la ganancia que pueda obtenerse en una plaza extranjera.

2. Cuando un país tiene un tipo de cambio variable y una tasa de interés local baja, es probable que los capitales fuguen. Especialmente ello ocurre cuando la ganancia financiera descripta en el punto anterior es inferior a la tasa de interés internacional.

3. Cuando existen riesgos de devaluación o agotamiento del modelo económico los capitales se fugan.

4. Cuando los principales actores económicos suponen que pueden ganar una pulseada giran capitales al exterior a la espera de una devaluación provocada por dicha fuga.

Concentrando el análisis en los primeros dos puntos, ¿cuáles son los costos y beneficios de una política que privilegie la ganancia financiera de los poseedores de capitales golondrina? Serían los siguientes:

1. El principal beneficio del ingreso de fondos es que permiten vivir por encima de las posibilidades con las cuales se viviría con los recursos propios. Desde luego esto es válido hasta un punto límite. El mismo ocurre cuando la confianza se deteriora y viene la corrida financiera. En ese momento un país se ve obligado a hacer un ajuste fuerte.

2. El costo tiene que ver con una mejora de las ganancias financieras en detrimento de las productivas. A su vez la deuda pública crece y con ello queda comprometida la situación futura del país.

Durante los últimos 20 años en la Argentina se han dado claros ejemplos de los dos escenarios. En el período 1991-2001 la convertibilidad se caracterizó por un tipo de cambio fijo sobrevaluado y una alta tasa de interés que permitió al país consumir por encima de su capacidad de producción. Durante la mayoría de esos años se puede observar importantes cifras de afluencia de capital y de déficit comercial. Como se mencionó, los beneficios de este tipo de políticas enfrentan su insustentabilidad, como se comprobó en los últimos años del plan, y traen como grave consecuencia un elevado endeudamiento (140 mil millones para el período). Tomando tres años de este período (’92, ’95 y ’98) se observa un déficit comercial de 5558, 5104 y 14.465 millones de dólares, respectivamente. Mientras que el ingreso de divisas en esos años fue de 7053, -2860 y 5414 (el año ’95 estuvo afectado por la crisis mexicana).

Durante el ciclo que se inicia en 2003 y continúa hasta la actualidad se presenta el segundo escenario, dado por un tipo de cambio variable y una tasa de interés real nula y hasta negativa en algunos momentos. El agotamiento de las reservas provocado por la fuerte crisis que se vivió entre ambos períodos obligó a que el país deba restringir su consumo por debajo de sus posibilidades de producción. Esto se ve reflejado en el fuerte y creciente superávit comercial que caracteriza el período 2004-2009. La fuga de divisas por su lado también presenta un comportamiento creciente en ese lapso.

El superávit es consecuencia de un tipo de cambio variable. El déficit, en cambio, es consecuencia de un tipo fijo o pautado.

Al analizar los acumulados de cada período se encuentra con que:

1. En el período 1992-2000 no hubo fuga de capitales. Al contrario hubo ingresos por 41.831 millones de dólares. Ello ocurrió en medio un saldo negativo de la cuenta corriente del balance de pagos de 83.053 millones de dólares. Al mismo tiempo la cuenta capital fue superavitaria en 99.144 millones de dólares (parte de ese superávit contribuyó a incrementar la deuda externa).

2. En el período 2003-2009 hubo fuga de capitales por 14.498 millones de dólares. Paradójicamente ello ocurre con un superávit de la cuenta corriente de 46.107 millones de dólares y con un déficit de la cuenta capital de 9808 millones de dólares (parte de ese déficit tiene que ver con pagos de la deuda externa).

Claramente es preferible la situación que se presenta en el período 2003/2009. Entre otras cosas por las siguientes razones:

1. Si bien en el período 1992/2000 no hubo fuga de capitales, la situación se tornó explosiva en 2001, año en el cual la fuga alcanzó los 14.000 millones de dólares. Dicha explosión tomó al país en una situación estructural delicada por la existencia de recurrentes déficit externos.

2. La fuga del período en cuestión es manejada en forma razonable, mediante una política cambiaria que propende al superávit externo.

3. La deuda externa se halla estabilizada en el último período. En el anterior crecía incesantemente.

Más allá de estas apreciaciones no deja de ser necesario hallar una política que al tiempo que logre los resultados expuestos evite la fuga de capitales. En tal sentido algunas medidas serían las siguientes:

1. Establecer una política crediticia que oriente los fondos hacia proyectos productivos.

2. Establecer controles que aseguren el ingreso de divisas provenientes de la exportación

* Economista Grupo Periferia.

** Vicedecano de la Universidad de Lomas de Zamora-FCE. Asesor de la CGE

Metropolitana.

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