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Domingo, 22 de enero de 2006

E-CASH DE LECTORES

PAPELERAS

Me llamo Jimena y soy argentina, aunque vivo en Vigo, España, hace 4 años. Les escribo desde España porque estoy leyendo un periódico español del 5 de enero donde se destacan las declaraciones del alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores, por el daño que causa a dicha ciudad la Celulosa Ence. Y donde dice: “que en Pontevedra se la conoce por el olor a pestes”. Es verdad, ¡absolutamente! Voy a Pontevedra 3 o 4 veces al mes porque queda al lado de Vigo, a 30 minutos en coche. Allí vive mi cuñada, sobrinos, y cada vez que entramos por la autopista a esa ciudad, que es hermosa y llena de historia, hay que taparse la nariz para no vomitar del olor que emana de esa fábrica. Eso no es todo el paisaje imponente de las Rias Baixas. La ría y las montañas se ven cercenadas por el humo negro que vierte Ence en todo el cielo. ¡Y hay más! Esa parte de la ría está toda contaminada. Siempre que paso por allí me muero de pena, aunque sabía que tenía los días contados; y en el fondo estaba feliz, hasta que me enteré de que se la llevan para Uruguay y la Argentina. Casi colapso. Amo las playas uruguayas tan limpias y salvajes y de pronto me imagino el daño que en breve seguirá haciendo esta empresa allí, y también en nuestro país. La realidad es que Ence mueve millones de euros y puestos de trabajo, entonces por desgracia hay gente que tiene como única prioridad la “pasta inmediata”, como dicen aquí. No paro de pensar en la repercusión medioambiental que ese monstruo hará en ese entorno en unos años: los llenara de humo negro, de olor a mierda y contaminará el agua de los mares argentinos y uruguayos en menos de lo que canta un gallo. Si envían un reportero a Galicia me ofrezco voluntaria para que tomen imágenes de lo que Ence está haciendo hoy en Pontevedra. Saludos cordiales.

Jimena Téllez
[email protected]


PARCHE

Continúa en nuestra Patria el planteo de los métodos económicos a aplicar: 1) heterodoxos; o 2) ortodoxos. Los ortodoxos opinan que el acuerdo de precios es sólo un “parche”. Cuán escasa capacidad de análisis la de estos engendros, surgidos de algún edificio con placa de Facultad de Economía. Pregunta de examen, no han aprendido todavía que el enfriamiento de la economía es “un parche”, pero asesino. Señores sin intelecto, como defino a los economistas ortodoxos, aprendan que la economía es un medio para servir a la humanidad, que necesita de “su” liberación permanente de energía, o sea irradia calor al crecer, y de ese modo el ser humano sin distinción de niveles sociales, ni poderes corruptos, encuentra el sentido de su aplicación. Enfriar la economía es como racionar la potabilización del agua, o el oxígeno del aire.

Carlos Alberto Ortega
[email protected]

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