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Domingo, 18 de julio de 2010

E-CASH DE LECTORES

Metrodelegados

Las reivindicaciones del nuevo sindicato del subte, Asociación Gremial de Trabajadores de Subte y Premetro (AGTSyP), atañen al reconocimiento definitivo de su inscripción gremial, a la participación en paritarias y al desprocesamiento penal de uno de sus delegados, Néstor Segovia. Desde fines de los ’90, estos trabajadores enfrentaron las condiciones degradantes que asumía en nuestro país la renovación de las formas de producción. Este cambio presupuso el cumplimiento de objetivos definidos: la tercerización de la producción y el avance sobre los derechos de los trabajadores. Se generalizaron la extensión y flexibilización de la jornada laboral, la implantación de la polivalencia de tareas en un contexto de alto desempleo. Nuestro país no fue ajeno a estas consecuencias. Algunas se aplicaron en el subte luego de su privatización en 1994. Las luchas de los trabajadores en ese ámbito fueron a contrapelo de estas tendencias, permitiendo visibilizar y desnaturalizar algunas aristas de la forma en que esta renovada organización de la producción se manifestaba en nuestro país. Entre 1990 y 1994, en Subterráneos de Bs. As. (luego Metrovías) se despidieron 2500 trabajadores, la mitad del plantel. Los primeros conflictos de los metrodelegados desde 1997 fueron para poner fin a los despidos como mecanismo disciplinador. En 2003, en un contexto nacional de jornadas de trabajo extendidas, consiguieron la reducción de la jornada laboral a seis horas, creando 500 nuevos empleos. Sumaron el reclamo del 82 por ciento móvil para la jubilación, la discusión de los criterios de ascensos y elaboraron un proyecto de Convenio Colectivo que cuestiona la polivalencia y flexibilización de las tareas. Luchan también por otros. Desde 2004 a la fecha lograron la incorporación a Metrovías de cientos de trabajadores tercerizados que cumplían tareas en el ámbito del subte, para otras empresas, y en peores condiciones. La preocupación por garantizar la seguridad en la prestación del servicio y el mantenimiento de la infraestructura está siempre más presente en ellos que en Metrovías. Desde 2003, los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, al modificar la forma de la intervención estatal en la relación entre el capital y el trabajo, permitieron “subir el piso”, en calidad y cantidad, de los reclamos laborales. El retorno de las negociaciones colectivas, la mejora del salario real y el sueldo mínimo más alto de Latinoamérica son algunos ejemplos. Las formas de acción y organización de los trabajadores del subte nucleados en AGTSyP se desarrollaron en paralelo. Hasta donde pudieron lo hicieron dentro de un sindicato, la UTA, caracterizado por prácticas burocráticas, escasa representatividad en el subte y un marcado encono hacia ellos. Desde 2008, cuando la UTA agudizó la persecución hacia los metrodelegados, emprendieron el camino, en sintonía con la libertad sindical que siempre reclamaron, de la creación de su propio gremio, ampliamente apoyado por la mayoría de los trabajadores del subte en elecciones. Los metrodelegados demostraron ser no sólo un ejemplo de nuevas prácticas gremiales, en contacto con las bases, sino también respuesta para expresar nuevas personificaciones laborales. Es por todo esto que deseamos y esperamos que en breve tiempo la AGTSyP tenga el merecido y largamente esperado reconocimiento jurídico-gremial y se ponga fin a la persecución penal de Néstor Segovia.

Lic. Julio Ithurburu. Becario doctoral. Instituto de Investigaciones. Gino Germani-UBA


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