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Domingo, 3 de mayo de 2015

ESCENARIO › JUBILADOS, JóVENES Y EDUCACIóN

Bono demográfico

 Por Diego Rubinzal

Los resultados provisorios de la última moratoria revelan un incremento de 6,2 puntos porcentuales en la cobertura del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). De ese modo, el 97 por ciento de los adultos mayores estará cubierto por el sistema de seguridad social. La recuperación de los fondos de los trabajadores, que administraban las AFJP, fue la condición necesaria para incluir a millones de personas que comenzaron el siglo con severos padecimientos económico-sociales.

El desafío será garantizar la sustentabilidad financiera “amenazada” por el envejecimiento poblacional. En 2007, el Estudio Económico y Social Mundial de las Naciones Unidas señalaba que “se prevé que, entre 2005 y 2050, el aumento de la población mayor de 60 años de edad represente cerca de la mitad del crecimiento total de la población mundial”. El informe estimaba que, en 2050, el 79 por ciento de las personas mayores de 60 años habitará en países en vías de desarrollo. Para ese año, la Cepal proyecta que los adultos mayores representarán el 23 por ciento de la población total en América latina y el Caribe.

Más allá de la cuestión jubilatoria, las modificaciones en las estructuras etarias provocan alteraciones en todas las demandas sociales. En líneas generales, la composición demográfica puede clasificarse como:

1. Joven: la proporción de menores a 20 años es superior al 45 por ciento y la de mayores a 65 es inferior al 5 por ciento, siempre en relación con la población total.

2. Intermedia: menores de 20 años representan entre 35 y 45 por ciento y mayores a 65 entre 5 y 10 por ciento.

3. Envejecida: menores de 20 años inferior al 35 por ciento y mayores a 65 superior al 10 por ciento.

Los países con pirámides jóvenes tendrán mayores demandas en materia de educación, vivienda y empleo. En cambio, la cuestión primordial para las naciones envejecidas será el cuidado de la salud de los adultos mayores.

El panorama actual de América latina es muy heterogéneo: el perfil joven prevalece en cinco países (Bolivia, Haití, Nicaragua, Honduras y Guatemala), diez se encuentran en estado intermedio (Brasil, Panamá, Colombia, Venezuela, Perú, El Salvador, México, Ecuador, República Dominicana y Paraguay) y, por último, la pirámide poblacional es más envejecida en otros cinco (Costa Rica, Cuba, Uruguay, Chile y Argentina).

En ese marco, la demanda educativa proyectada para esos países presenta características diferenciales tal como explica el economista Fernando Manzano en El impacto del Bono demográfico en el Gasto Público en Educación en los países de América latina. El disímil alcance de las transformaciones etarias en el gasto público educativo, para el período 20102050, es analizado bajo la lupa del “bono demográfico”. Ese concepto alude al fenómeno de transición demográfica durante el cual la población en edad de trabajar crece en mayor proporción que la dependiente (niños y adultos mayores). Ese período se conoce también como “ventana demográfica de oportunidades” debido a que ofrecería posibilidades de incrementar las tasas de crecimiento per cápita.

El profesor de la Universidad de Moreno sostiene que “los efectos positivos en términos potenciales que provoque el bono demográfico en términos de liberar gastos públicos que se destinan al sector educativo (podrían utilizarse ya sea para aumentar el gasto per cápita por alumno o bien destinar estos recursos a otros sectores), oscilarán de manera significativa en función del peso que tenga el gasto educativo de cada uno de los países, sumado al efecto del bono demográfico en cada país en particular”.

En la actualidad, siete países (México, Costa Rica, Brasil, Argentina, República Dominicana, Bolivia y Cuba) destinan más del 5 por ciento del PIB a financiar el presupuesto educativo. Cuba se encuentra al tope del ranking con alrededor del 12 por ciento del Producto.

La conclusión general de Manzano es que “en los tres niveles, primario, secundario y superior, los ahorros por disminución de la participación de los grupos en edad de asistir a esos niveles son menores a medida que pasamos de países jóvenes, países con estructura demográfica de nivel intermedio y luego a los países más envejecidos (como es el caso de la Argentina) de América latina”

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@diegorubinzal

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