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Domingo, 10 de septiembre de 2006

Dos opiniones sobre el Programa Nuclear

Roberto Bisang
(Economista de la Cepal)

“Asimetría entre decisión y ejecución”

“Los anuncios sobre la reanudación de algunas actividades nucleares suenan muy a la Argentina, donde suele haber una asimetría muy clara entre decisión y ejecución. En la ejecución aparecen algunos problemas que son de libro de texto. Entre ellos, la tecnología de Atucha II es de hace 30 años, la empresa que la diseñó, Siemens, ya no está en el negocio y, en el mejor de los casos, hará falta un bienio a marcha forzada para terminarla, más otro tanto para recomponer la masa crítica de 250 o 300 ingenieros necesarios para el área. Por otra parte, así como muchos técnicos emigraron o tuvieron que dedicarse a otra cosa, lo mismo sucedió con muchas empresas proveedoras, que también debieron dedicarse a otra cosa. Falta capacidad local y recomponer la cadena no es una tarea fácil. Estamos en una situación en que queremos que el tren viaje a 150 kilómetros por hora, pero es a vapor. Por supuesto que a favor existe la experiencia acumulada. Hay tres plantas funcionando desde hace tres décadas a las que se les hace el mantenimiento. De todas maneras sigue faltando la verdadera programación a largo plazo, preguntarse sobre qué matriz energética se quiere de aquí a 30 años. Cuánto queremos de biodiésel sobre la base de colza y girasol, cuánto de eólica, cuánto de nuclear. Si no se piensa esto se corre el riesgo de caer en las simplificaciones de los ’90, cuando frente a la abundancia de gas parecía que se habían terminado los problemas. Otra pregunta que no debería estar ausente es si se quiere hundir tantos fondos públicos como parece serán necesarios en energía nuclear.”

Ricardo De Dicco
(Investigador del Area de Energía de la USAL)

“Otra matriz energética para 2020”

“La Argentina podría para el 2020 prescindir absolutamente de los hidrocarburos en su matriz energética. La nucleolectricidad podría cubrir el 62 por ciento de la demanda, otro 36 puede provenir de centrales hidroeléctricas y el restante 2 por ciento de granjas eólicas. Para ello el Invap debería construir en forma inmediata el prototipo de la central nuclear Carem, para luego fabricar en serie modelos de 25 a 300 MW. Estas centrales pueden utilizarse, además de para la generación eléctrica, para, por ejemplo, la extracción de crudos pesados y la producción de hidrógeno-vehicular. Para 2009 podría terminarse el primer prototipo. También lo antes posible deberían construirse cinco centrales nucleares con reactores de 700 MW netos. Estas centrales se incorporarían al Sistema Interconectado Nacional entre 2010 y 2014. Luego, a partir de este último año deberían construirse otras seis centrales nucleares de 1600 MW netos. En cuanto a la hidroelectricidad, es necesario construir las centrales binacionales de Garabí, de 1500 MW, que podría estar operativa en 2014, y Corpus Christi, de 3000 MW, que podría comenzar a funcionar en 2020. Por último debe promocionarse la producción de biocombustibles, bioetanol y biodiésel, en base a cereales y oleaginosas, respectivamente. El biodiésel podría reemplazar el 100 por ciento del gasoil empleado en el sector agropecuario. Por último es necesario promover la construcción de granjas eólicas en aquellos núcleos urbanos que actualmente se encuentran fuera del Sistema de Interconexión Nacional”.

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