futuro

Sábado, 2 de marzo de 2002

FINAL DEL JUEGO

Donde se da el resultado del enigma de los banqueros ladrones II, del enigma del niño Gauss, y se propone un enigma sobre el paño de la ruleta

 Por Leonardo Moledo

–La verdad –dijo el Comisario Inspector– que era ilusorio pensar que con tanto corralito, cacerolazo en la puerta de los bancos...
–Bancos que parecen plazas fuertes, rodeados como están por planchas de acero, madera –interrumpió Kuhn–. La verdad, Buenos Aires agregó un atractivo turístico nuevo a sus ya múltiples y decadentes.
–¿Por qué decadentes? –preguntó el Comisario Inspector, perdiendo el hilo de la frase que había empezado.
–Porque no puede escapar a la regla general del país –dijo Kuhn–. Todo decae, salvo las matemáticas. Esa y no otra es la razón de que haya habido tantas respuestas –entre ellas, la de un gran amigo de esta sección, como Alejandro Alfie– al enigma del niño Gauss y a su realización en el problema de los banqueros ladrones. Con tantos números a la fuerza como están imponiendo a la población, no viene mal un poco de aritmética recreativa.
–Sí –dijo el Comisario Inspector– fortalezas. Los banqueros ladrones se pueden sentir muy seguros, con enigma o sin enigma. Hay también dos cartas interesantes, una de Orlando Samartin, y otra de Eduardo Felizia, sobre el asunto del pensamiento, el lenguaje y las serpientes. Como son un poco largas, las publicaremos el sábado que viene, y yo quiero agregar algunas cosillas al respecto.
–Mmmmm... –dijo Kuhn–. Una de ellas tiene, me parece, algunos párrafos innecesariamente agresivos.
–Bueno –dijo el Comisario Inspector–. Los lectores tienen derecho a enojarse. Como todo el mundo sabe, solamente la policía es capaz de conservar la calma, aún en las situaciones epistemológicamente más complicadas.
–No cabe duda –dijo Kuhn– y estos días que estamos viviendo son una perfecta prueba de ello.
–Digamos que no es agresiva sino apasionada. De todas maneras, me gustaría arrimar una palabrita más sobre el tema pensamiento y lenguaje. Estamos muy acostumbrados a considerar al lenguaje como la condición de posibilidad del pensamiento, y discutimos si es lo mismo uno que otro, o si no es lo mismo. ¿Y si fuera al revés? ¿Y si el lenguaje fuera en realidad un obstáculo para el pensamiento? ¿Si lo empobreciera, al obligarlo a amoldarse a un conjunto de posibilidades mucho más acotadas?
–Tenemos cartas, y necesitamos un enigma –dijo Kuhn– dejemos el pensamiento y el lenguaje para el sábado que viene.
–Un enigma veraniego, entonces –dijo el Comisario Inspector– para aquellos que hayan tenido dinero fuera del corralito y hayan podido jugar a la ruleta. Los tres primeros números del paño (1, 2, 3) sumados horizontalmente dan 6. La línea que sigue –creo que se llama así– es 4, 5, 6. Si sumamos, nos da 15, y a su vez, 1 + 5 = 6.
La tercera línea es 7, 8, 9; sumando da 24, y 2 + 4 = 6, y así con todas las líneas. ¿Alguien puede explicar por qué ocurre esto? ¿Es magia? ¿Es una casualidad?

¿Qué piensan nuestros lectores? ¿Por qué? ¿Y qué les parece esta nueva sugerencia del Comisario Inspector sobre el lenguaje?

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