futuro

Sábado, 13 de mayo de 2006

PSICOLOGIA

Juegos de mente

PAREIDOLIA O EL ENTRETENIDO ARTE DE RECONOCER IMAGENES FAMILIARES EN FORMAS INDEFINIDAS

 Por Raúl A. Alzogaray

–¿Ves aquella nube que recuerda la forma de un camello? –dijo Hamlet.

–¡Dios! ¡En verdad que se parece a un camello! –dijo Polonio.

–O quizás se parezca más a una comadreja.

–Sí, sí, el lomo es como el de una comadreja.

–¿Acaso a una ballena?

–Sí, se le parece mucho.

Para elaborar este diálogo de locos, que pertenece al segundo acto de Hamlet, Shakespeare aprovechó un hecho bastante común: ¿quién no ha reconocido alguna vez un rostro, un animal o alguna otra cosa en las formas de las nubes?

La mente humana tiene una tendencia natural a reconocer imágenes familiares donde sólo hay formas indefinidas. Los psicólogos dicen que se trata de un fenómeno normal, que no está asociado con ninguna patología, y lo llaman “pareidolia” (palabra de origen griego que significa “forma equivocada”).

Un demonio en la cabeza

En 1954, el gobierno canadiense puso en circulación un billete de un dólar con la efigie de la reina Elizabeth II. La imagen, que había sido adaptada de una fotografía, mostraba a la joven reina con el cabello corto y ondulado. Mucha gente notó que detrás de la oreja de Elizabeth las ondulaciones de su cabello formaban el rostro del demonio. El gobierno recibió tantas denuncias que decidió retirar el billete de circulación.

En julio de 1976, los científicos de la misión Viking II descubrieron un gigantesco rostro humano en la zona ecuatorial de Marte. La imagen recorrió el mundo y se hizo famosa. Fotos posteriores, obtenidas por las sondas Mars Global Surveyor y Mars Odyssey, mostraron que el supuesto rostro era el resultado de una combinación de sombras, baja resolución de las primeras fotos y una buena dosis de pareidolia. A pesar de la desmentida oficial, todavía hay quienes creen que el rostro fue construido por extraterrestres. Los cazadores de conspiraciones, por su parte, sostienen que la NASA modificó las fotos más recientes para ocultar la verdad a la opinión pública. Lo cierto es que el rostro marciano produjo un fuerte impacto en la cultura popular. Ha inspirado videojuegos, canciones (“Un rostro en la arena”, de Iron Maiden) y películas y series de ciencia ficción (Misión a Marte, Los expedientes secretos X). En la serie animada Futurama, el rostro es la entrada a un mundo subterráneo (la salida se encuentra al otro lado del planeta, en el “gran culo marciano”).

Dime que ves en esta mancha y te dire como eres

Los católicos y los ortodoxos les dan una gran importancia a las imágenes sagradas. Quizá por esta razón, las observaciones de las figuras de Jesús y la Virgen María en los lugares más inesperados son incontables. Se los ha visto en cortezas de árboles, manchas de humedad, hongos, semillas, vidrios de ventanas, paredes de mármol, la puerta de una heladera o una porción derramada de helado. A veces, estas observaciones mueven multitudes. En 1978, en Nuevo México, una tal María Rubio creyó reconocer el rostro de Jesús en la superficie de una tortilla que estaba cocinando. Colocó la tortilla en un altar y difundió la noticia. En los meses siguientes recibió la visita de miles de estadounidenses que peregrinaron al lugar para observar la imagen y pedirle favores.

A fines de 2004, un casino pagó 28.000 dólares por un emparedado de queso derretido mordido. La mujer que lo subastó en Internet contó que después de dar el primer mordisco, notó que en la superficie del pan tostado se veía el rostro de la Virgen María. Desde que lo compró, el casino exhibe el emparedado para recaudar fondos con fines benéficos. Más de un millón de personas ha ido a contemplarlo.

Las manchas de la evolucion

La pareidolia no se da sólo entre los católicos. Hace un par de años, cientos de personas se reunieron en Hebrón (Palestina) para ver a una oveja que, según su dueño, había nacido con la palabra “Alá” escrita sobre la piel en caracteres árabes.

En la década de 1920, el psiquiatra suizo Hermann Rorschach usó la pareidolia para desarrollar la prueba psicológica que hoy lleva su apellido. Consiste en mostrarle al paciente una serie de manchas de tinta y pedirle que diga qué ve en ellas. El análisis de las respuestas y otros factores les permite a los profesionales obtener información sobre la personalidad y el estado mental del paciente.

Aunque la actual prueba de Rorschach ha sido reformulada con la intención de darle validez científica, continúa recibiendo serias críticas. Hasta ahora, ninguna evidencia experimental avala su eficacia.

En su libro El mundo y sus demonios (1996), Carl Sagan propuso que la pareidolia podría ser un rasgo evolutivo. La capacidad de reconocer rostros se desarrolla muy temprano en los humanos. Cuando un bebé reconoce un rostro familiar, casi invariablemente sonríe. Sagan especuló que, entre los humanos primitivos, los bebés que sonreían al reconocer a sus padres despertaban en ellos la ternura y recibían mejores cuidados que los que no los reconocían y no sonreían.

La existencia de la pareidolia demuestra que lo que llamamos realidad es una mezcla de lo que percibimos a través de los sentidos y la forma en que la mente lo interpreta.

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