futuro

Sábado, 14 de noviembre de 2009

Libros y publicaciones

 Por Nicolas Olszevicki

De alemanes a nazis 1914-1933
Peter Fritzsche

Siglo XXI, 256 páginas

Hay un enigma que a toda persona interesada en el nazismo (y uno podría sospechar que no se puede estar interesado en la vida si no se está interesado en el nazismo) no puede dejar de llamarle la atención: ¿cómo es posible que (casi) todo un pueblo se haya vuelto nazi, legitimando las atrocidades del régimen más abominable que es posible imaginar? En el intento de dar respuesta a este interrogante, la historiografía suele caer en un vicio, en cierta medida, consolatorio para la humanidad: el de explicar ese acontecimiento aberrante como efecto de causas también aberrantes o, al menos, negativas y evitables, minimizando la responsabilidad de las masas en la génesis del movimiento. El nazismo (sin lugar a dudas, la corriente más nefasta que arrojó un siglo XX profuso en corrientes nefastas) se lee así como la consecuencia de una reacción negativa (y pasiva) de los alemanes a la injusta Paz de Versalles que, después de la derrota en la Primera Guerra, condenó a Alemania a la inflación y a la miseria.

El movimiento que habría de llevar al poder a Hitler tiene, desde esta perspectiva, una fecha de inicio precisa, que coincide con el fin de la guerra y con el comienzo de la Gran Depresión económica, episodios que habrían originado en los alemanes un sentimiento de desencanto y de desesperación que los habría arrastrado (ciegamente y engañados) detrás de la figura de un líder prometedor y avasallante. Justamente esta visión es la que pretende derrocar Peter Fritzsche (profesor especializado en Historia moderna europea y alemana). Según el autor, habría que retrotraer la fecha iniciática del fenómeno nazi a 1914, momento en que se configura la masa como actor político fundamental al apoyar ciegamente la expansión propuesta por el Káiser.

De alemanes a nazis es un libro que hay que leer. No sólo por su brevedad y por su claridad, por su prosa cuidada y su preciso recorrido histórico, sino por sus implicancias para la actualidad. Tal vez reponer el carácter popular y populista del nazismo, restituirle al pueblo alemán el papel eminentemente activo que tuvo en el crecimiento y propagación del movimiento (cuestión que, con lucidez pasmosa, critica Primo Levi en su terrible Trilogía), sirva para darnos cuenta de que se trata de un fenómeno que, en verdad, “está mucho más cerca de nuestras tradiciones políticas de lo que nos gustaría creer”.

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