futuro

Sábado, 30 de julio de 2011

El lugar más lejano del Universo

 Por Pedro Saizar

Recientemente, un equipo de astrónomos reveló que una peculiar erupción estelar ocurrida el 29 de abril de 2009 habría tenido lugar a una distancia de 13.140 millones de años luz (un año luz equivale aproximadamente a 10 millones de millones de kilómetros). Una distancia tan grande que, cuando la luz de esa explosión comenzó su viaje a la Tierra, el Universo apenas tenía 500 millones de años de edad, menos del 5 por ciento de su edad actual (ver “Allá lejos y hace mucho, mucho tiempo”).

Liderados por Antonio Cucchiara, de la Universidad de California en Berkeley, los científicos analizaron datos de la erupción en rayos gamma (la radiación electromagnética de la más alta frecuencia conocida) obtenidos mediante el observatorio espacial Swift para llegar a la conclusión de que, por el momento, sería la explosión más distante jamás divisada. La galaxia donde habría tenido lugar no pudo, sin embargo, ser detectada; pero los astrónomos, que descubren estas explosiones a un ritmo diario, tienen pocas dudas de que haya tenido lugar en una.

EN BUSQUEDA DE UN NUEVO RECORD

Medir la distancia a algo tan lejano no es sencillo. Aun los telescopios más grandes del mundo, o el Telescopio Espacial Hubble, precisan largas horas para capturar el modestísimo resplandor de estas galaxias. Dos de ellas, descubiertas por el Hubble y conocidas como UDFj-39546284 y UDFy–38135539, son dos de las más lejanas conocidas hasta el presente.

Pero los últimos años vieron surgir una nueva herramienta para detectar objetos muy distantes: las erupciones de rayos gamma. Descubiertas en la década de 1970, su origen se comenzó a esclarecer dos décadas después gracias, en parte, a un satélite llamado Observatorio Compton.

Sin entrar en detalles, estas erupciones ocurren luego de eventos catastróficos, involucrando una o quizá dos estrellas en el final de sus vidas. La generación de energía es tan grande que puede rivalizar a la de una galaxia entera y, además, concentrada en un muy breve espacio de tiempo: el pico de la erupción (en rayos gamma) dura segundos, y el decaimiento siguiente (mayormente en rayos X), algunas horas.

Como son tan luminosas, es factible detectarlas a distancias enormes, y ésa fue una de las tareas del satélite Compton. Pero como éste tenía una capacidad limitada para determinar la posición del objeto responsable de la erupción, los años ‘90 vieron un fabuloso uso de la entonces joven web para comunicarse con distintos observatorios y obtener imágenes antes de que el resplandor de la erupción se disipara.

El observatorio Swift mejoró notablemente el problema al contener tres telescopios en uno: entre ellos cubren las bandas gamma, X y ultravioleta del espectro electromagnético. Así se ha podido reducir aun más el tiempo de captura de imágenes y poder estudiar mejor la fase temprana de la erupción. Es que con la comprensión del fenómeno de las erupciones y la cantidad total de energía emitida se ha podido usarlas para estimar su distancia, aun en ausencia de la imagen óptica de la galaxia “anfitriona”. Pero es necesario aclarar algo. Como toda medición, las distancias tienen posibles errores en su determinación. Cucchiara y su equipo, mediante distintas pruebas, descartaron distancias muy por debajo de la calculada y dan un margen muy pequeño de duda para distancias algo menores. De modo que consideran altamente probable que el objeto esté entre los más distantes.

Y queda una pregunta final: ¿hasta cuándo se podrán seguir batiendo records de distancia?

Asumamos que el Universo nació hace 13.700 millones de años (si el número fuera mayor, el razonamiento no cambia). Los astrónomos creen que luego del origen del Universo hubo un período de quizá 400 o 500 millones de años en que el espacio estaba lleno de átomos, pero aún vacío de estrellas y galaxias que lo alumbraran. A este tiempo lo llaman la “Edad Oscura”. Y son precisamente los astros más lejanos que alguna vez se lleguen a detectar, los verdaderos “record”, los que indicarán el tiempo preciso en que esta “Edad Oscura” universal concluyó.

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EL OBSERVATORIO ESPACIAL SWIFT.

IMAGEN INFRARROJA DEL GRB090423B, DURANTE LA FASE DE DECAIMIENTO.
 
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