futuro

Sábado, 20 de abril de 2013

PALEOANTROPOLOGíA: LA IRRUPCIóN DEL AUSTRALOPITHECUS SEDIBA

¿Un ancestro directo de los humanos

 Por Martín Cagliani

Fue todo gracias a un perro, a un niño y a Google Earth. En 2008 Lee Berger, de Sudáfrica, y Paul Dirks, de Australia, comenzaron a estudiar cuevas, a través de la herramienta Google Earth, que permite ver imágenes satelitales de cualquier parte del mundo. Estudiaron decenas de sitios marcados como interesantes en décadas anteriores.

En agosto de ese año, Dirks fue a ver uno de los más prometedores, junto con su perro, y dio con una cueva, denominada Malapa, que demostró ser muy rica en fósiles. Dos semanas después, Berger exploró el sitio, junto con un ayudante, y su hijo Matthew, de nueve años. El niño, aburrido de estar en la cueva, se alejó unos 15 metros, y enseguida gritó: “¡Papá, encontré un fósil!”. Berger fue a ver sin mucha gana, pero cuando llegó junto al niño se dio cuenta de que era el hueso fósil de un homínido incrustado en la roca.

Dos años después, en 2010, dieron a conocer una nueva especie de homínidos a la comunidad científica. Lo nombraron Australopithecus sediba. La primera parte, que vendría a ser el apellido, o género, significa simio del sur, en latín; el nombre de especie, sediba, es la palabra para arroyo natural, en sotho, uno de los once idiomas oficiales de Sudáfrica. Lee Berger eligió ese nombre de especie porque estaba convencido de que era el más apropiado para quienes podrían ser los ancestros directos de nuestro género Homo.

La cuna de la humanidad

Para que nos ubiquemos, montemos en nuestra máquina del tiempo imaginaria, y viajemos dos millones de años atrás. ¿La zona? Sudáfrica, cerca de donde hoy se ubica la ciudad de Johannesburgo. Hace dos millones de años no era muy diferente de como es hoy, con planicies y valles boscosos.

Podríamos ver a dos Australopithecus sediba caminando por lo que ellos creían una simple colina con pastizales, pero que demostraría ser una trampa mortal, ya que escondía un agujero que llevaba a una profunda cueva. Por allí cayeron estos dos homínidos, un niño y una mujer adulta. No sobrevivieron a la caída, como les sucedió a muchos otros de su especie, así como a cientos de animales, como hienas, perros salvajes, tigres diente de sable, gatos salvajes, caballos, antílopes, conejos, etc.

Todos ellos fueron cubiertos, con el paso del tiempo, por sedimentos, que luego de cientos de miles de años los terminaron fosilizando, es decir que los transformaron en piedra. Hoy el sedimento en el que están los fósiles es muy duro, casi tanto como el concreto. Por eso les ha llevado tres años más a los científicos poder estudiar los fósiles de A. sediba, y a todos sus otros compañeros de tumba. En el último número de la revista Science se han publicado seis nuevos artículos científicos que analizan a fondo a esta especie de la cual podría descender el género humano.

Caminando con pie plano

Se llama homínidos a las especies de primates que caminan o caminaron en dos patas. En la actualidad somos la única que ha sobrevivido, pero hace dos millones de años eran muchas las que existían en Africa, donde se originaron. Los fósiles de A. sediba se han datado en 1,98 millones de años. Por aquellos tiempos había otras especies de homínidos en Sudáfrica, así como también en el este de Africa. Había varias del género Australopithecus, y una sola del género Homo, al que pertenecemos.

Se trata del Homo habilis, la especie humana más antigua, que vivía en el este de Africa (desde hace años algunos científicos dudan de si considerarla parte del género humano). Por aquellos tiempos dejó de existir la especie Australopithecus africanus, que muchos creen que es de la cual descienden los humanos, y que vivía en Sudáfrica. Pero en esta controversia se vino a meter Australopithecus sediba, una especie que tiene tanto características del africanus, como de humanos. Pero no de humanos como el habilis, sino de otro posterior, el Homo erectus.

Según Lee Berger, y la gran cantidad de científicos que analizaron los fósiles, A. sediba era un mosaico de características. Por un lado, tenía una caja torácica típica de un simio, cónica, con los hombros encogidos que le habrían impedido balancear los brazos como lo hacemos nosotros al caminar. También estaban más preparados para una vida semiarbórea. En la dentadura se asemejaba más a A. africanus que a los otros australopitecos que vivían en Africa del este, como por ejemplo los A. afarensis, de los cuales la famosa Lucy formaba parte. En la forma de la mandíbula, por otro lado, se parecía más a los Homo.

La columna vertebral de sediba era muy similar a la de Homo erectus, especie humana que aparece más o menos por aquellos tiempos, hace 1,8 millones de años. Pero la forma de caminar de sediba todavía no era tan eficiente como lo sería la de erectus, sino que tenía una característica única, que le confería un paso parecido a quienes sufren de pie plano, o más exactamente, de hiperpronación. (Ver Futuro 13/4/2013)

La cambiante foto familiar

Todas las características en mosaico de sediba lo llevan a formar parte de un clado o taxón sudafricano, del cual ostentarían membrecía el africanus y los Homo erectus, según los artículos de Science. De esta forma, aleja el camino evolutivo humano del Australopithecus afarensis, Lucy, y la descartan como posible especie ancestral de nuestro género, para colocar esa corona en A. africanus y en A. sediba.

Armar el árbol familiar humano no es una tarea tan simple como podría parecer. No alcanza con tener las fechas de nacimiento y muerte y los nombres. Los fósiles son escasos, y a veces muy fragmentarios, como para dejar bien en claro su parentesco. Por eso algunos creen que Homo habilis no debería pertenecer al exclusivo club humano, y opinan que debería ser Homo erectus el primer humano, que podría haber descendido de A. sediba, y éste, a su vez habría evolucionado a partir del más antiguo A. africanus. Así, tanto habilis, como todos los australopitecos del este de Africa, incluida Lucy, serían una rama separada del árbol familiar humano.

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CRANEO Y DIENTES DEL AUSTRALOPITHECUS SEDIBA DE FRENTE Y VISTAS LATERALES.
 
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