futuro

Sábado, 3 de mayo de 2003

PALEONTOLOGíA

Dinosaurios caníbales

Por Mariano Ribas

A primera vista, no son más que una veintena de huesos con algunas muescas y rayaduras. Fueron descubiertos en Madagascar, tienen una antigüedad de más de 65 millones de años y pertenecieron a unos grandes dinosaurios carnívoros que, por entonces, correteaban en dos patas por las llanuras de la enorme isla africana. Pero lo más interesante de estos fósiles son, precisamente, sus muescas y rayaduras. Según parece, esas marcas demostrarían que, en ciertos casos, algunos dinosaurios se comían a los de su misma especie: al igual que muchos otros animales, incluido el hombre, aquellos formidables reptiles que dominaron la Tierra por más de 150 millones de años, también practicaban el canibalismo.

Los huesos de Madagascar
Todos los fósiles tienen una historia para contar. Y esta historia de dinosaurios caníbales comenzó a ser revelada hace diez años, cuando un equipo internacional de paleontólogos inició sus excavaciones en el noroeste de Madagascar. La investigación se centró fundamentalmente en dos grandes depósitos de fósiles, desparramados en lo que hace unos 70 millones de años eran unos piletones poco profundos, vestigios de un río que se secaba cada tanto. Allí, y tal como ocurre en el Africa actual, distintas criaturas se acercaban para beber agua. Allí, también, muchas morían. En estos verdaderos cementerios de animales prehistóricos, el norteamericano Raymond Rogers (Macalester College en St. Paul, Minnesota) y sus colegas han ido encontrando restos de cocodrilos, tortugas, pájaros, ranas, peces y varias especies de dinosaurios, entre ellos, veintiún huesos pertenecientes a dos ejemplares adultos de Majungatholus atopus, terribles predadores que medían casi diez metros de largo. Hasta ahora, se creía que la dieta de estos dinosaurios carnívoros se basaba en animales herbívoros (incluidos otros dinosaurios), pero estos mismos huesos sugieren otra posibilidad: cuando las cosas se ponían difíciles, parece que los Majungatholus se comían a sus pares.

Marcas del canibalismo
Así es: Rogers y su equipo acaban de anunciar que las costillas y los huesos del espinazo de estos ejemplares están llenos de unos extraños rayones, estrías y muescas, como si algo los hubiese mordido una y otra vez: “Nunca he visto material fósil tan masticado como estos huesos”, dice Rogers. ¿Pero masticado por quién? Por ahí viene la cosa: estos paleontólogos han comprobado que el tamaño y la disposición de todas esas marcas coinciden perfectamente con la dentadura de un cráneo de Majungatholus encontrado en la misma zona. Las muescas en los huesos delatan el perfil de sus dientes, y el espacio entre las rayaduras coincide con la distancia entre ellos. Además, el perfil dental de las marcas no encaja, para nada, con el de ningún otro animal de la misma zona y la misma época (entre ellos, los Masiakasaurus knopfleri, que eran los únicos otros dinosaurios carnívoros que convivieron con los Majungatholus en la misma región). ¿Majungatholus comiéndose a otros Majungatholus? Parece no haber otra explicación: estos dinosaurios africanos erancaníbales. Eso es lo que dicen los huesos. Y según Rogers, “hay que descartar cualquier otra hipótesis”.

¿Empujados por el hambre?
Las evidencias geológicas sugieren que, hace unos 65 a 70 millones de años, la zona explorada por estos investigadores era extremadamente árida. Poca vegetación, y probablemente pocos herbívoros. Es posible, entonces, que muchas veces los Majungatholus –que solían alimentarse de otros dinosaurios herbívoros– no tuviesen muchas presas para elegir. O directamente, ninguna. Y entonces, empujados por el hambre, se convirtieran en predadores de sus propios compañeros, o en simples bestias carroñeras. Rogers lo sintetiza con crudeza: si había hambre, ellos comían lo que podían, incluso a los de su especie.
El canibalismo no es raro en el mundo animal. De hecho, hoy en día se conocen más de una docena de especies que lo practican (entre ellos, leones, cocodrilos, ratones de campo, hienas y osos negros). Y aunque algunos especialistas lo sospechaban, ésta es la primera vez que la ciencia tiene a mano muy buenos indicios del canibalismo entre los dinosaurios: una veintena de huesos magullados, ni más ni menos.

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En familia: los majungatholus se comían entre si.
 
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