futuro

Sábado, 2 de marzo de 2002

“Al menos, ahora el agujero de ozono no crece”

Por Alicia Rivera
El País

Mario J. Molina dio uno de esos saltos intelectuales en la investigación científica con los que cualquier investigador sueña, cubriendo la distancia entre el laboratorio y la escala de todo el planeta al comprender que unas reacciones químicas de determinados compuestos podían estar afectando gravemente a la atmósfera terrestre. Los compuestos eran los célebres clorofluorocarbonos (CFC), y la víctima de escala planetaria era la capa de ozono. Fue en los años setenta cuando él y sus colegas predijeron el daño real de esos compuestos en la atmósfera y una década después se descubrió el agujero de la capa de ozono. Molina, Paul J. Crutzen y F. Sherwood Rowland recibieron por ello el Premio Nobel de Química en 1995.
Ahora, Molina sigue ocupándose de química atmosférica, pero dirige su atención hacia el cambio climático, en concreto hacia los complejos efectos de las partículas contaminantes en suspensión en el aire. El calentamiento global, dice, “es un problema grave”, y es partidario de tomar medidas drásticas. Por ello, este químico estadounidense, nacido en México hace 58 años, considera que el plan alternativo que acaba de proponer el presidente Bush ante el cambio climático “es débil” y que deben tomarse “medidas más fuertes”.
–¿En qué situación está el agujero de la capa de ozono?
–Estos son los peores años desde el punto de vista de las concentraciones de los gases que causan el adelgazamiento de la capa de ozono, que están casi en el máximo por los gases producidos en el pasado. Por fortuna, gracias al Protocolo de Montreal (que prohíbe la emisión de los compuestos, sobre todo clorofluorocarbonados), sabemos que se paró la producción de esos gases y las concentraciones empiezan a disminuir.
–¿Se recuperará la capa de ozono?
–Sí, prácticamente en su totalidad, pero habrá que esperar hasta mediados de este siglo para verlo con claridad. Al menos el agujero ya no crece.
–¿Fue este problema en cierto modo un precedente de lo que sucedería después con el cambio climático, en el sentido de que los científicos descubren un riesgo que después se confirma en el planeta?
–Hay ciertos parecidos, pero la gran diferencia desde el punto de vista científico es que con el ozono tuvimos prácticamente la certidumbre de que el ozono estaba disminuyendo y pudimos establecer una relación causaefecto muy clara con la actividad humana. En cuanto al calentamiento global, hay consenso en la comunidad científica acerca de hechos reales: que la composición química de la atmósfera está cambiando en relación a los gases de efecto invernadero, y está muy claro que es consecuencia de las actividades humanas. También es un hecho que el clima está cambiando, está aumentando la temperatura promedio de la superficie del planeta. Ahora bien, establecer la conexión clara entre ese aumento de la temperatura y las actividades humanas... no hay certeza, pero sí consenso en la comunidad científica de que es muy probable.
–¿Y el clima futuro?
–Podemos hacer proyecciones sabiendo que la actividad humana es la causa: si seguimos emitiendo como hasta ahora gases de efecto invernadero, llegaremos a concentraciones en la atmósfera que duplicarán o triplicarán las que ha habido a escalas geológicas. Probablemente será laconcentración más alta de los últimos 400.000 años. Es un problema muy serio.
–¿Hay incertidumbre acerca de los efectos?
–Hay muchas incertidumbres acerca de la magnitud del cambio. Puede ser que la temperatura promedio aumente cinco grados centígrados o más a finales de este siglo, un cambio enorme, comparable al cambio entre la época glacial y la interglacial. Puede que el cambio sea de uno o dos grados, lo que sería importante, pero no catastrófico.
–¿Depende de las emisiones?
–Por supuesto. Por ello debemos tomar medidas para evitar ese riesgo. Pero una incertidumbre importante, y esto no está dentro de la ciencia misma, se refiere a los efectos en la economía de los cambios necesarios para que no se materialice el riesgo, y cuáles serían los efectos en la economía si no cambiamos nada, porque sabemos que habrá más sequías, más inundaciones, que los países en desarrollo van a ser los más afectados. Tenemos que tomar medidas, no tenemos más que este planeta para vivir.
–¿Qué le parece el plan alternativo propuesto ahora por el presidente Bush para hacer frente al cambio climático?
–Es muy débil, tiene algún aspecto positivo, como poner incentivos para que haya investigación sobre nuevas formas de uso energético, pero creo que las medidas voluntarias tienen poca probabilidad de que produzcan cambios reales.
–¿Los científicos estadounidenses son críticos con el plan de Bush?
–Sí, en general la comunidad científica no está de acuerdo. Los científicos son partidarios de tomar medidas más fuertes, y el plan, que apenas se ha presentado, está ya recibiendo críticas.
–¿Qué opinión le merece el Protocolo de Kioto? ¿Tiene el proceso algún parecido con el de Montreal?
–El de Montreal ha tenido éxito, ha funcionado muy bien; pero sólo unas pocas fábricas producían CFC, mientras que la energía es básica para la sociedad, todo el mundo usa energía, y Kioto, por tanto, es más difícil. Desgraciadamente, Estados Unidos no va a ratificarlo.
–¿Qué opina de la limitación a la información científica anunciada por la Casa Blanca?
–No lo he visto con detalle, pero es preocupante que pueda haber limitaciones a la información científica. Claro, hay algunas cosas, relacionadas con terrorismo..., pero lo preocupante es que la situación empiece a afectar a la sociedad en sus puntos vulnerables, porque el flujo de información es vital para el desarrollo científico y tecnológico.

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