futuro

Sábado, 25 de octubre de 2003

IMPERDIBLE “DUO CELESTE”, MAñANA AL ANOCHECER

La Luna y el lucero

Por Mariano Ribas

Mañana, la Luna y Venus formarán una espectacular pareja en el cielo del anochecer. Se los verá tan juntos, que casi parecerán tocarse. Sin embargo, será una simple alineación visual, porque el planeta estará cientos de veces más lejos que nuestro fiel satélite. A continuación, las claves de este curioso show astronómico.
A medida que recorre su órbita alrededor de la Tierra, la Luna desfila delante de astros muchísimo más lejanos. Y vista desde aquí, parece rozarlos, o incluso, taparlos. En el cielo, estos encuentros aparentes son más llamativos cuando las ocasionales “parejas” de la Luna son muy brillantes, y más aún cuando, además, son especialmente cercanos. Y bien, en cuestión de horas, la maquinaria celeste cumplirá a la perfección con estos dos requisitos: mañana, al caer la tarde, la Luna aparecerá casi pegada a Venus, nada menos que el tercer astro más luminoso del cielo (luego del Sol y la misma Luna, por supuesto). Por algo le dicen el “lucero”.
A decir verdad, antes del show observable a simple vista (que será inmediatamente posterior a la puesta del Sol), habrá otro espectáculo, aunque sólo reservado a telescopios y binoculares porque ocurrirá a pleno día. Veamos: hacia las 17.50, la Luna –muy fina, y a unos 35º de altura sobre el horizonte Oeste– pasará por delante de Venus, y lo tapará. Será un eclipse muy particular. Pero como la Luna se mueve –y ésta es una excelente oportunidad para vivir ese movimiento real (distinto al aparente, provocado por la rotación terrestre)– finalmente destapará al lucero. Eso ocurrirá a las 18.56, aún de día. Para observar al dúo a ojo desnudo, sólo habrá que esperar un ratito: el Sol se pondrá a las 19.18 (en Buenos Aires y alrededores), y en los minutos siguientes, y cada vez con mayor claridad, se verá a la Luna (con forma de finísima uña), y apenitas por debajo, casi pegado, a Venus, recién asomado (ver gráfico). A pesar de las apariencias, el “lucero” estará a más de 200 millones de km de la Tierra, unas 500 veces más lejos que su compañera de escena. Sea como fuere, desde aquí, la vista será imperdible.
Imperdible, pero no tan fácil, porque toda la escena ocurrirá a poca altura sobre el horizonte. Y en las ciudades, los edificios suelen tapar la parte más baja del cielo. Por eso, un parque o una terraza bien alta con vista despejada hacia el Oeste serán buenos lugares de observación. Está todo dicho. A disfrutar, entonces.

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