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Sábado, 16 de marzo de 2002

LIBROS Y PUBLICACIONES

LAS SIETE HIJAS DE EVA

Bryan Sykes -
Editorial Debate, 302 págs.

La genética despertó, últimamente y en muchas personas, miedos apocalípticos. Pero Bryan Sykes –profesor de Genética de la Universidad de Oxford, y una de las mayores autoridades en estudios de ADN– hace su apuesta pensando en el génesis: encontrar a Las siete hijas de Eva.
“Me propongo guiarlos a través de las emociones y las frustraciones de la investigación de vanguardia, que es la base de estos descubrimientos. Aquí van a ver lo que realmente ocurre en un laboratorio de genética. Como cualquier otro sendero de la vida, la ciencia tiene sus altibajos, sus héroes y sus villanos.” Pero aquí se hace bastante más que la descripción del proceso del descubrimiento científico. Se relata, por un lado, el descubrimiento del ADN mitocondrial y su aplicación como herramienta fundamental en la determinación del origen de grupos humanos, que es el gran adelanto que le corresponde a Sykes.
El ADN mitocondrial es un pedacito de ADN residual que queda de la época en que las mitocondrias eran bacterias. Ahora bien, si en la reproducción los genes se heredan mitad y mitad, de padre y madre, el ADN mitocondrial tiene la particularidad de heredarse sólo, y siempre, por vía materna, además de presentar una tasa de mutación muy baja. Por eso –y éste es el punto fuerte–, hacer un rastreo de origen vía ADN mitocondrial es tarea sencilla, y es de esperar que tan lejos como se pueda ir siguiendo la línea materna, ha de encontrarse el mismo ADN mitocondrial. Y de ahí que el gran salto adelante –en este caso, hacia atrás– que dio Sykes consistió en remontarse hasta los huesos fósiles de mujeres que vivieron en el Paleolítico, tomarles muestras de ADN mitocondrial, establecer grupos genéticos –que resultaron ser siete, de ahí las “siete hijas de Eva” del título– y relacionarlos con muestras de ADN actuales para determinar la pertenencia a uno u otro de los siete grupos genéticos establecidos. En resumen, Sykes postula la existencia de siete grupos genéticos; en fin, siete madres distintas datadas desde hace 45 mil años -a las que Sykes se ha tomado el cuidado de bautizar con nombres y todo–, de las cuales unos y otros descendemos. Con el ADN mitocondrial, Sykes ha determinado –vía algo que bien podría ser llamado paleogenética– el origen de diversas poblaciones y grupos migratorios, haciendo un gran aporte a la antropología y a la historia, además, claro, del aporte a la investigación genética misma; por lo menos, eso es lo que sostiene, muestra y prueba, de forma bastante convincente y entretenida en este trabajo. F.M.

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