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Sábado, 25 de mayo de 2002

NOVEDADES EN CIENCIA

Novedades en ciencia

Los sensores de los cocodrilos
Los cocodrilos son predadores temibles: sus mandíbulas, repletas de dientes filosos, pueden partir al medio cualquier animal mediano; sus cuerpos son como armaduras y sus coletazos pueden ser mortales. Pero eso no es todo. Uno de los secretos de su letal eficacia es su habilidad para detectar, aun sumergidos y en la oscuridad, cualquier mínimo movimiento en el agua provocado por alguna futura víctima. Y al parecer, la clave de esa fina percepción de los cocodrilos está en unos pequeños sensores que cubren sus caras. Los estudios realizados por la bióloga norteamericana Daphne Soares, de la Universidad de Maryland, revelaron que gracias a esos diminutos órganos los cocodrilos sumergidos pueden detectar la caída de una gota sobre la superficie del agua, aun en la oscuridad. Y también su ubicación, con lo cual se ponen en estado de alerta y giran en esa dirección. Durante algunas pruebas, la investigadora cubrió la cara de unos cocodrilos con una tela plástica. Y comprobó que, ante la caída de algún objeto en un estanque, los reptiles no reaccionaban con tanta sensibilidad y no giraban sus cabezas en la dirección correcta. Una cercana inspección reveló que la piel que cubre estos sensores es mucho más fina que en las zonas aledañas. Y que están conectados al sistema nervioso mediante el nervio trigeminal, el mismo que se conecta a los sensores infrarrojos de las serpientes.

Mas lunas de Jupiter, y van 39
El planeta más grande del Sistema Solar está rodeado por una impresionante cantidad de lunas: hasta ahora, la cifra oficial era de 28, pero acaban de descubrirse 11 más. Así, con 39 objetos confirmados, Júpiter pasa a liderar, muy cómodamente, la lista de los planetas con mayor cantidad de satélites (Saturno, que ahora ocupa el segundo lugar, tiene 30 lunas conocidas). El múltiple hallazgo, publicado en la revista Nature, fue posible gracias al trabajo de un equipo internacional de astrónomos, que durante cuatro noches exploraron las inmediaciones de Júpiter con el enorme Telescopio Franco-Canadiense, ubicado en Hawai. Así, Jan Kleyna, de la Universidad de Cambridge, y sus colegas tropezaron con once pálidos puntos de luz. Son objetos muy pequeños, de entre 2 y 4 kilómetros de diámetro, y están a unos 20 millones de kilómetros de Júpiter (unas 50 veces la distancia Tierra-Luna). Además, estas minilunas jovianas giran en dirección opuesta a la rotación del planeta. Por lo tanto, dice Kleyna, no deben haberse formado al mismo tiempo que Júpiter, sino que deben ser objetos marginales que fueron capturados por la tremenda fuerza de gravedad del planeta. Durante los últimos años, y gracias a los progresos en materia de telescopios y cámaras digitales, el ritmo de descubrimientos de satélites, tanto en Júpiter como en Saturno, se ha acelerado notablemente. “Probablemente, todavía nos quedan cientos de lunas más por descubrir”, dice Kleyna.

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