futuro

Sábado, 2 de noviembre de 2002

NOVEDADES EN CIENCIA

NOVEDADES EN CIENCIA

memoria de un leon marino

NewScientist Parece que en lugar de decir que alguien tiene “memoria de elefante”, habría que decir “memoria de león marino”: una reciente investigación revela que estos mamíferos acuáticos son capaces de recordar muy bien cosas que han aprendido hace, por lo menos, diez años. La protagonista de esta historia es una hembra llamada Rio, que en 1991 fue adiestrada por Colleen Kastak y Ronald Schusterman, dos biólogos marinos de la Universidad de California, en Santa Cruz. En aquel entonces, y tal como cuenta la revista inglesa New Scientist, ambos científicos le enseñaron a la leona marina a identificar símbolos iguales: primero le mostraban una tarjeta con un número o una letra, y luego, otras dos juntas, una de las cuales tenía el mismo número o letra que acababa de ver. Si Rio elegía la que era igual a la primera, recibía un pescado de premio. Así, la leona marina adquirió la idea de “igualdad”, algo que requiere un procesamiento cerebral bastante complicado. En 2001, diez años más tarde, y sin ningún tipo de ejercicio similar durante todo ese lapso, Kastak y Schusterman repitieron la prueba con Rio. Pero esta vez utilizaron tarjetas con números y letras distintas a las usadas en 1991. Aun así, el animal fue capaz de identificar las que eran iguales. Rio no sólo recordaba la técnica, sino también el concepto de igualdad, aun ante situaciones nuevas. Pero eso no fue todo: en esa misma oportunidad, la leona marina pasó exitosamente por una nueva prueba donde tenía que distinguir tarjetas con números solos, de otras que mezclaban números y letras. Finalmente, hace poco, los investigadores repitieron ese test, y habiendo pasado todo un año, Rio volvió a distinguir los números sin problemas. Según Kastak, la notable memoria de estos animales podría ayudarlos, entre otras cosas, a reconocer las distintas clases de presas de las que se alimentan a lo largo del año.

nueva luna para urano

astronomy La familia se ha agrandado. Un grupo internacional de astrónomos de la NASA anunció con bombos y platillos el descubrimiento de una nueva luna de Urano, la número 21, bautizada provisoriamente como S/2001 U 1. En realidad, el nuevo satélite no es gran cosa: se trata de un pequeño pedazo de roca, de unos 6 a 10 kilómetros de largo –según se cree–, producto de una colisión que se remonta a los inicios de la formación del Sistema Solar, cuando los nueve planetas estaban recién en pañales.
Se lo observó hace apenas dos meses, el 21 de agosto, pero el minúsculo cuerpo fue pronto perdido de vista debido a su órbita irregular. Es que S/2001 U 1 (como otros cinco de los 20 satélites de Urano) no sigue una órbita circular, no tiene un plano orbital definido e incluso está inclinado respecto del plano ecuatorial del planeta. Ahora, un grupo de once astrónomos lo “redescubrió” (y confirmó así su existencia) a fines de octubre utilizando los grandes telescopios del norte de Chile.
Urano, el tercer planeta más grande del Sistema Solar, fue descubierto el 13 de marzo de 1781 por el astrónomo William Herschel, a pesar de ser observado varias veces con anterioridad y confundido con una estrella (en 1690 John Flamsteed lo catalogó como 34 Tauri). El propio Herschel, al principio, lo confundió con un cometa. Primero lo llamó “Georgium Sidus” en honor a su rey, Jorge III de Inglaterra. Fue recién en 1850 cuando obtuvo el nombre de Urano, como la antigua deidad griega de los cielos, hijo de Gaia, padre de Saturno y de los cíclopes y titanes (predecesores de los dioses olímpicos).
A diferencia de las lunas de otros planetas, las de Urano toman sus nombres de personajes de las obras de William Shakespeare y Alexander Pope. Julieta, Puck y Ofelia son apenas algunos de ellos. Quién sabe, quizás el número 21 tenga la trágica suerte (o no) de llamarse Hamlet, Macbeth u Otelo.

taladro a microondas

Science Los taladros del futuro podrían ser más precisos, limpios y silenciosos que los actuales. Y en lugar de usar mechas metálicas, simplemente utilizarían un haz de microondas. Eso siempre y cuando prospere la idea de un grupo de investigadores israelitas que acaba de presentar el primer taladro a microondas. Según la revista Science, el invento del ingeniero Eli Jerby y sus colegas de la Universidad de Tel Aviv consta, básicamente, de un magnetrón (similar al que utilizan los hornos a microondas de cocina), una caja metálica, un pequeño espejo y cables. El aparato concentra un haz de microondas en el lugar a perforar, y debido a la altísima temperatura que se genera, la superficie se funde y es atravesada por la punta del taladro. Hasta ahora, el taladro de Jerby y los suyos ha logrado agujeros de entre 1 milímetro y 1 centímetro en cerámica, vidrio, concreto, basalto y silicio. Pero, por ejemplo, no puede perforar materiales como el zafiro, cuya temperatura de fundición supera los 2000C a los que –por ahora– llega el aparato. El taladro a microondas todavía está en fase experimental, y no está listo para su producción en masa. Según Jerby, aún hay que revisar algunas cuestiones, como por ejemplo la cantidad de radiación que recibe el operador del taladro (aunque los primeros indican que un pequeño escudo la limitaría a niveles inofensivos).

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