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Sábado, 22 de marzo de 2003

NOVEDADES EN CIENCIA

Novedades en ciencia

Huellas humanas

nature Un grupo de paleontólogos italianos acaba de dar con las huellas humanas más antiguas del continente europeo: tienen más de 300 mil años, fueron encontradas en la ladera de un volcán apagado, y serían los rastros fosilizados de tres pequeños Homo heidelbergensis, es decir, los ancestros del Hombre de Neanderthal. Tal cuenta esta revista, el notable hallazgo fue protagonizado por Marco Avanzini (Museo de Ciencias Naturales, en Trento) y Paolo Mietto (Universidad de Padua) mientras exploraban el volcán Roccamonfina, al sur de Italia. Fue allí donde encontraron tres filas de huellas humanas (dos en línea recta y una en zig-zag) fosilizadas en ceniza volcánica. Después de utilizar técnicas de datación radiométrica, Avanzini y Mietto determinaron que las pisadas tenían entre 325 mil y 385 mil años de antigüedad, una época en la que el Roccamonfina estaba en actividad (se supone que sus últimas erupciones ocurrieron hace unos 50 mil años). Teniendo en cuenta la edad de estas huellas, todo indica que pertenecerían a un trío de Homo heidelbergensis, dado que distintas evidencias indican que esta antigua especie humana –proveniente de Africa y que dio origen a los Neanderthal– vivía en la Europa de entonces.
Las pisadas miden cerca de 20 centímetros, y a partir de ese dato los paleontólogos italianos deducen que quienes las dejaron no medían más de un metro y medio de estatura. Y eso es curioso, porque los huesos fósiles de esta especie indican que los H. heidelbergensis llegaban a 1,8 metro de altura. Por lo tanto, es probable que estas huellas sean el recuerdo de las lejanísimas andanzas de tres niños.

El enigma del oxigeno

Discover Uno de los supuestos básicos de la historia biológica de nuestro planeta estaría en jaque. Hasta ahora, los científicos creían que las primeras algas verde-azules surgieron hace unos 3500 millones de años en los océanos. Y que a partir de ese momento, y fotosíntesis mediante, no hicieron otra cosa que “bombear” oxígeno. Así, y durante los siguientes mil millones de años, estas algas habrían ido transformando a la Tierra, permitiendo la evolución de las formas de vida que respiraban aquel elemento desde entonces vital. Bueno, eso es lo que parecía, porque una bióloga norteamericana está desafiando este tradicional escenario.
Carrine Blanck (Universidad de Washington, St. Louis) comparó las secuencias genéticas de 53 grupos de bacterias (incluyendo a las algas verde-azules), conocidas como cianobacterias. Su idea era armar un detallado árbol familiar de estos microorganismos, pero hubo sorpresas: a partir de los análisis, Blanck dedujo que “las cianobacterias aparecieron recién hace unos 2200 a 2300 millones de años”. Es decir, mucho más tarde de lo que se creía. Y eso explicaría el misterioso y notable aumento de oxígeno que se produjo hace 2300 millones de años. Estos resultados obligarían a buscar otros “culpables” de la oxigenación de los mares durante la infancia de la Tierra. Quizá fueron ciertas reacciones inorgánicas, o tal vez otros microorganismos hasta ahora desconocidos. Lo cierto es que habrá que reevaluar muchas cosas.

El ocaso de los mayas

Science La maya fue una de esas civilizaciones que hicieron mucho y de las que se sabe poco, al menos en lo que respecta a sus últimos días. Si bien no constituyeron un imperio unificado, hace 4.000 años se desperdigaron en ciudades-Estado independientes distribuidas a lo largo de lo que hoy es México, Guatemala y Honduras. Fueron grandes agricultores, construyeron impresionantes edificaciones, tenían amplios conocimientos en astronomía y matemática, y desarrollaron, como los egipcios, un sistema de escritura jeroglífico. Hasta que un día (por el año 950) desaparecieron. Más bien, comenzaron a abandonar sus ciudades. Una tras otra.
Hasta ahora, muchas son las hipótesis que barajan los especialistas en el tema: malas cosechas, enfermedades, invasiones, luchas de clases, guerras, etc. Y como si fueran pocas, un equipo de investigadores alemanes, suizos y estadounidenses recientemente añadió otra, quizá la de mayor incidencia de todas: las sequías. En un estudio paleoclimatológico, el equipo liderado por Gerald Haug (Universidad de Zurich, Suiza) sugiere que los cambios climáticos asociados con varios períodos de falta de lluvias durante un siglo habrían producido el colapso de la civilización maya.
Lo que hicieron los científicos fue estudiar antiguos sedimentos arqueológicos mayas descubiertos en la cuenca de Cariaco (al norte de Venezuela). En ella, confluyen desde hace siglos sedimentos provenientes del continente transportados por los ríos. Cada una de sus capas constituye un registro de las temporadas húmedas y secas que azotaron a América Central. Los científicos midieron la cantidad de titanio (que actúa como indicador de lluvias, pues a mayores precipitaciones, menor cantidad del metal en los sedimentos) e identificaron a grandes rasgos tres períodos de intensas sequías: alrededor de los años 810, 860 y 910.
Los mayas estaban acostumbrados a no contar con muchas lluvias pero la racha de sequías de los siglos VIII y IX, fue demasiado. Poco a poco los mayas abandonaron sus ciudades y buscaron nuevos rumbos. Cuando los españoles llegaron a la Península de Yucatán en 1517, el plato estaba servido y, sin mucha resistencia, conquistaron lo poco que quedaba. Era el fin de una civilización que, mientras Europa vivía sumergida en una época de oscuridad, floreció aislada y, desde el punto de vista eurocéntrico, en el más completo anonimato.

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