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Sábado, 17 de mayo de 2003

NOVEDADES EN CIENCIA

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Japón visitará un asteroide

ASTRONOMY En este mismo momento, una nave espacial japonesa está viajando hacia un destino poco usual: uno de los tantos asteroides ubicados entre Marte y Júpiter. Y luego de su arribo, intentará tomar muestras de su superficie y enviarlas de vuelta a la Tierra, algo completamente inédito en la historia de la carrera espacial.
Después de algunos meses de demora, la sonda nipona Muses-C finalmente despegó del Centro Espacial Kagoshima, en Uuchinoura, durante la madrugada del pasado 9 de mayo. Y si todo marcha bien, y luego de dos largos años de viaje, llegará al asteroide 1998 SF36 en junio de 2005. Al principio, la nave del Instituto del Espacio y Ciencia Astronáutica de Japón se colocará en órbita, a una distancia de apenas 20 kilómetros. Y una vez que haya completado un reconocimiento general, se lanzará en picada hacia la superficie. Si la difícil maniobra tiene éxito, Muses-C disparará un proyectil contra el suelo para arrancar un poco del material del asteroide y, mediante una especie de aspiradora, guardará ese material en un pequeño contenedor. Luego, despegará, aterrizará en otro lugar del asteroide, y repetirá la operación. Y así varias veces. Finalmente, a fines de 2005, Muses-C iniciará su retorno a la Tierra, y en junio de 2007 lanzaría una cápsula con las muestras, que descendería con un paracaídas en algún lugar del centro o el sur de Australia. La misión no es nada sencilla, pero el premio sería muy valioso: por primera vez, los científicos podrían estudiar la materia prima de estos objetos, verdaderos recuerdos de la infancia del Sistema Solar. Una última curiosidad: Muses-C dejará en el asteroide una placa de aluminio con los nombres de 800 mil personas de todo el mundo que se anotaron en el sitio de Internet de la Sociedad Planetaria de Japón.

Las salamandras cuentan hasta 3

nature A primera vista no parece una gran hazaña, pero teniendo en cuenta que se trata de reptiles, la cosa cambia: las salamandras pueden distinguir entre uno, dos y tres objetos. Al menos eso es lo que se deduce de una serie de experimentos realizados por la bióloga Claudia Uller y sus colegas de la Universidad de Louisiana (Estados Unidos). La pruebas fueron sencillas: simplemente se colocaron moscas en distintos tubos de vidrio. Y, por ejemplo, cuando se las colocaba ante tubos que contenían dos moscas, y otros que contenían tres, estos pequeños reptiles siempre preferían los últimos. Pero cuando las cantidades eran mayores a tres, se desorientaban: “es lo mismo que ocurre con los monos sin entrenamiento y con los bebés, cuando hay más de tres objetos, las salamandras se confunden”, dice la científica norteamericana.
El agregado de estos anfibios a la lista de criaturas con modestas habilidades matemáticas sugiere que la comprensión de pequeñas cantidades podría haber evolucionado en el reino animal hace, por lo menos, unos 28 millones de años. Sin embargo, Alan Leslie (Universidad Rutgers, Nueva Jersey) y Marc Hauser (Universidad de Harvard, en Cambridge) advierten que la habilidad de las salamandras para contar hasta tres podría basarse simplemente en una cuestión de la apariencia del volumen físico combinado del de las moscas, o en la suma del ruido que ellas hacen.

mini caballitos de mar

nature La vida viene en las más diversas formas y tamaños. De las monumentales ballenas y elefantes a las diminutas hormigas y “caballitos de mar” (hipocampos) que, como recientemente descubrió un grupo de biólogos marinos canadienses, pueden ser más pequeños incluso que una uña. En verdad se trata de una nueva especie identificada: los científicos la llamaron Hippocampus denise y mide sólo 16 milímetros de largo (aunque también se encontraron ejemplares de 13 mm).
No es necesario decir que el descubrimiento de una nueva especie es algo ya bastante importante, aunque en este caso a los investigadores de la Universidad MacGill (Canadá) y del Project Seahorse (un programa que apunta a la conservación y el estudio de los hipocampos) casi se le escapa: al principio confundieron al diminuto animal con una versión adolescente de otra de las 32 especies de hipocampo que existen.
De hecho, su identificación no es (ni fue hasta ahora) nada sencilla. En los últimos 200 años, por ejemplo, se propusieron más de 120 nombres de nuevas especies de hipocampos, pero la mayoría fue descartada por ser variantes de especies ya conocidas. La mayor dificultad de esta tarea reside en que curiosamente los hipocampos cambian de color según su estado de ánimo.
El H. denise, que fue encontrado cerca de las costas de Indonesia, cabalga en las profundidades de las aguas tropicales del Océano Pacífico, a una distancia de entre 13 y 90 metros por debajo de la superficie. Y según parece, le gusta aferrarse a los corales donde encuentra el lugar indicado para camuflarse y así pasar inadvertido ante los depredadores.
Hasta ahora, el premio a la diminutez se lo llevaba el H. bargibanti, de 24 mm. Pero a pesar de su tamaño los “caballitos de mar” son sorprendentes: según se cree, no sólo son monógamos, sino que son los organismos más fieles del planeta pues a lo largo de su vida tienen una sola pareja y cuando uno muere o desaparece, el otro corre la misma suerte. Más aún: en la pareja, el macho es el que queda embarazado.
Sin embargo, no todos aprecian esta curiosa belleza: en los últimos años la población de hipocampos disminuyó un 50 por ciento, especialmente por la pesca indiscriminada en Asia, donde se lo codicia por sus supuestas propiedades curativas además de considerarlo un plato bastante exótico y atrayente como para incluirlo en el menú.

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