futuro

Sábado, 27 de diciembre de 2003

NOVEDADES EN CIENCIA

Novedades en ciencia

SKY
Un grito en el cielo
Entre noviembre de 1883 y febrero de 1884, mientras caminaba por una ruta de Christiania (hoy Oslo) con dos amigos, el pintor noruego Edvard Munch (1863-1944) se detuvo, alzo la mirada y presenció un espectáculo que lo marcó de por vida. “De pronto el cielo se volvió rojo sangre y me sumergí en la melancolía. Mis amigos continuaron y yo me quedé solo, temblando de ansiedad”, relató luego en su diario personal. Diez años después, Munch plasmó la experiencia en su famosa obra El grito (1893).
Desde entonces, no se sabe a ciencia cierta cuál era el evento al que Munch hacía mención o si simplemente se trataba de un producto de su imaginación. Ahora, a 120 años del suceso, un grupo de astrónomos atisba una respuesta: el color rojizo que pintó el noruego en su cuadro tuvo como inspiración los restos de la erupción del volcán Krakatoa (en la actual Indonesia), el 27 de agosto de 1883.
Según Donald Olson, profesor de física y astronomía de la Universidad del estado de Texas (Estados Unidos), el material incandescente lanzado por la gran erupción creó un vívido crepúsculo rojizo en Europa desde noviembre de 1883 hasta febrero de 1884, del que Munch fue un privilegiado espectador.
Para llegar a su conclusión, los astrónomos viajaron a Noruega en mayo y con la ayuda de varios bosquejos de Munch, otras pinturas y viejos mapas, determinaron la posición de Munch en ese momento.
El grito (del cual existen 50 variantes) forma parte de El friso de la vida, un grupo de obras derivadas de las experiencias personales del pintor, entre las que se incluyen la muerte de su madre en 1868 y de su hermana en 1877. Símbolo de la soledad del hombre y de la angustia ante la existencia, es considerado el primer cuadro expresionista.

Discover
Una perruna personalidad
Desde hace años miles de dueños de mascotas lo sospechan, y ahora, un grupo de psicólogos lo confirma: los perros tienen personalidad. Así se desprende del primer estudio intraespecie realizado por el equipo dirigido por Samuel Gosling (Universidad de Texas, Estados Unidos). En la primera parte de la investigación, 78 dueños de perros fueron convocados para ser evaluados (junto con sus respectivos canes) con los mismos criterios usados en los estudios de personalidad humana: extroversión, agradabilidad, neurotismo y apertura. Luego, observadores independientes clasificaron a cada dueño y a cada perro. Con todos los datos volcados en un modelo matemático, los psicólogos cruzaron los distintos tests realizados y relacionaron los tipos de personalidad “estándar” con los comportamientos de los animales, según edad, sexo y raza.
Otra conclusión de la investigación es que las mascotas experimentan miedo, celos, tristeza y, en especial, amor, hipótesis descartada durante décadas por psicólogos que aseguraban que de ninguna manera los perros pueden amar a los humanos (argumentaban también que los animales que aparentan expresar emociones simplemente reaccionan a impulsos hormonales disparados por estímulos externos). Sin embargo, Gosling advierte que las emociones no serían las mismas sino una combinación de obediencia y cariño muy primitivo (comida, cobijo, afecto).
Además, Gosling considera que más de la mitad de la personalidad humana (o no-humana) se hereda. El resto se moldea según educación, diversos eventos de la vida y el ambiente.

NewScientist
Túnel intercontinental
Será un delgado hilo que unirá a dos continentes vecinos: Europa y Africa. Un espectacular túnel de decenas de kilómetros que comenzaría a construirse dentro de cinco años. Y cuyo primer paso acaba de darse hace unos días, con la firma de un acuerdo entre España y Marruecos, destinado a iniciar un detallado estudio de ingeniería y geología en el estrecho de Gibraltar.
El túnel intercontinental partiría de punta Paloma, en el sur de España, y llegaría hasta punta Malabata, muy cerca de la ciudad de Tánger, Marruecos. Y en total, mediría 38,5 kilómetros, recorriendo 27 kilómetros por debajo del famoso estrecho, a una profundidad de hasta 300 metros. De todos modos, puede haber variantes: “La ruta final y la profundidad del túnel dependerán de una serie de estudios y complejas pruebas”, dice un comunicado del Ministerio de Transporte español. Y aclara que la obra recién se iniciaría en 2008.
El acuerdo firmado entre España y Marruecos incluye la puesta en marcha de un examen meticuloso de las rocas que forman el fondo marino del estrecho de Gibraltar, donde reposarían los soportes de buena parte del túnel. Y hablando de túneles del siglo XXI: ya se habla de uno de 54 kilómetros de largo, destinado a unir Lyon (Francia) con Turín (Italia), a través de las montañas, y que estaría listo hacia 2020. E incluso, también anda dando vuelta de la idea de otro supertúnel, mucho más largo (125 km), para conectar Taiwan con el resto de China continental.

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