futuro

Sábado, 25 de junio de 2005

FINAL DE JUEGO

Donde el Comisario Inspector recuerda a Manuel Sadosky

 Por Leonardo Moledo

–Esta semana, creo –dijo el Comisario Inspector–, debemos hacerle un homenaje a Sadosky, que murió el sábado pasado.

–Sí –dijo Kuhn–, creo que el Maestro se lo merecía.

–Es una vergüenza que la policía no le haya hecho un homenaje institucional –dijo el Comisario Inspector– teniendo en cuenta que le pegó unos cuantos palazos en la Noche de los bastones largos. Lo cierto es que Sadosky bien puede considerarse un símbolo, como este diario ha repetido hasta el cansancio ya, pero no está de más volver a decirlo: un símbolo de la ciencia progresista, un símbolo de la universidad progresista, estatal, laica, pública y gratuita, un símbolo de los comienzos de la computación en la Argentina y un símbolo, también, de lo que pueden la barbarie y el oscurantismo que ven en la ciencia y en los científicos a sus enemigos, con muchísima razón.

–Fue muy justo que se lo designara Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires –dijo Kuhn– y fue, de hecho, ciudadano ilustre de la ciencia. Fue el padre de Clementina, la primera computadora científica que hubo en el país, fue el fundador de la Eslai, la escuela de informática, que no duró.

–Fue uno de los protagonistas de la época de oro de la Facultad de Ciencias Exactas –dijo el Comisario Inspector– destruida vergonzosamente por una policía que todavía no había comprendido que su futuro está ligado al desarrollo científico. Y cuando Alfonsín lo designó secretario de Ciencia y Técnica, fue una reparación y un homenaje a toda la ciencia argentina, la de Sarmiento y Ameghino.

–A través mío, el Reino Unido también le rinde homenaje –dijo entonces el embajador inglés, que había permanecido en silencio hasta el momento– y ya he escrito a la reina para que se le conceda, post mortem, el título de caballero, así que podemos referirnos a él como Sir Manuel Sadosky.

–Suena un poco discordante –dijo el Comisario Inspector–, especialmente si se tiene en cuanta que siempre tuvo una posición de izquierda, como yo.

Por eso, yo prefiero decirle don Manuel. Y como despedida, creo que lo mejor que puede decirse son tres palabras: Gracias, don Manuel.

¿Qué piensan nuestros lectores? ¿Están de acuerdo con la despedida del Comisario Inspector?

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