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Sábado, 3 de septiembre de 2005

FINAL DE JUEGO › FINAL DEL JUEGO

Donde se empieza a discutir la relación entre la realeza británica y la biología

 Por Leonardo Moledo

–Bueno –dijo el Comisario Inspector–. Hay bastantes cartas sobre el tetrabrik. Roberto Fedorovsky es partidario de no tener miedo a la clonación y atribuye el miedo general a la poca ilustración.

–Algo de eso hay –dijo Kuhn–.

–La clonación tiene un aspecto dudoso –dijo el embajador de Inglaterra–. ¿Qué pasaría si alguien clona a la reina? ¿Quién sería el soberano legítimo?

–Ah –dijo el Comisario Inspector–. He ahí un problema interesante. Si un rey es rey, la información de su realeza debe estar en el ADN, puesto que la realeza se hereda. Un hijo adoptado no hereda legítimamente el trono. Pero me parece interesante dejarlo planteado para nuestros lectores. ¿Qué pasa con la herencia de un trono, a la luz de la biología?

¿Qué piensan nuestros lectores? ¿La realeza está inscripta en el ADN, como parece creer el embajador de Inglaterra?

Correo de lectores

Tetrabrik I

El misterio de los tetrabrik. La invención del envase de cartón para líquidos está en disputa (con perdón de la palabra). En la Rusia preliberal era el único medio utilizado para la comercialización de la leche. Se transportaba en contenedores prismáticos de base hexagonal. Eran reales tetraenvases. Prácticos: bastaba cortar uno de los vértices (tenían cuatro) y se vertía la leche por el orificio. En esa época la leche y el pan eran abundantes y baratos, no sé ahora. Su transformación en ladrillos se debió tal vez a razones económicas o de otra clase (pago de patentes, por ej.). Sin embargo quedó el denominador de género próximo y diferencia específica (desafío a sabios filólogos, semiólogos y sabios en general a encontrar una mejor y más documentada explicación).

Ing. Jaime Godelman

Tetrabrik II

Respecto del enigma del tetrabrik (así es el nombre comercial, sin la “c” antes de la “k”, aunque reconozco que el “brik” remite a “brick”, ladrillo), lo de “tetra” alude a que en su diseño original, que circuló comercialmente durante un tiempo (no recuerdo cuándo ni cuánto), el envase tenía forma de tetraedro. Supongo que se le había dado esa forma porque un cuerpo material con esa forma presenta la máxima resistencia mecánica respecto de cualquier otro cuerpo poliédrico del mismo volumen (cfr. la estructura cristalina del diamante, que es precisamente tetraédrica, con un átomo de carbono ocupando cada uno de los vértices de un tetraedro, que se une por sus vértices a otros tetraedros conformando una estructura cristalina que es la más compacta concebible y le otorga a dicho mineral sus extraordinarias propiedades mecánicas). Respecto de lo de “brick”, supongo también que está relacionado con la manera en que se estibaban tanto en depósito como en el transporte, formando bloques por yuxtaposición de los tetraedros a modo de “ladrillos” que, en conjunto, presentaban las mismas propiedades mecánicas, en cuanto a resistencia, que los tetraedros elementales componentes. Este diseño se debe haber abandonado a expensas del actual supongo que por inconvenientes que excedían en magnitud las ventajas arriba expuestas.

Carlos Enrique Iorio

Silla eléctrica

Ah, me olvidaba: Edison no inventó la silla eléctrica, más bien todo lo contrario. En la disputa (otra vez la palabrita) para vender corriente continua o alternada, Edison, que vendía esta última, argumentaba en contra de la otra por su uso en las ejecuciones. Bicho curioso este Thomas Alva, progresista y reaccionario al mismo tiempo. Pero... para negocios primero él. Cosas del progreso.

Ing. Jaime Godelman

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